Luigino Bracci
En los últimos 24 meses, hemos sufrido una serie de circunstancias que han afectado la importación de productos como nunca antes ha ocurrido en la historia de Venezuela. Padecemos una guerra económica que ha afectado severamente la disponibilidad de divisas en el país por diferentes causas.
- Por un lado, el contrabando de productos de primera necesidad hacia países vecinos ha afectado notablemente nuestra economía. El gobierno bolivariano tuvo que tomar las divisas que se destinaban a la importación de tecnologías y otros rubros, para usarlas en importar alimentos, medicinas y productos imprescindibles para nuestra vida. «El pueblo no come celulares», nos dijo alguien recientemente.
- Otra parte de las divisas fueron entregadas por el gobierno a empresarios inescrupulosos quienes, asegurando que iban a importar productos y aprovechando la falta de controles y la existencia de funcionarios corruptos, simplemente se robaron las divisas.
- Y, para más colmo, el país sufrió un gigantesco recorte en el ingreso de divisas luego de la caída del precio del petróleo de $100 a $40 el barril, empeorando aún más las cosas.
Yo soy informático, y soy testigo de cómo estos problemas han afectado a quienes usan las tecnologías para resolver los problemas del pueblo venezolano. Por ejemplo, un computador portátil que en mayo de 2012 valía Bs. 6 mil y en mayo de 2014 costaba Bs. 42 mil, hoy no baja de Bs. 200 mil. Si hace unos 3 ó 4 años era posible comprarse un computador nuevo con una fracción de su sueldo a través de mecanismos estatales como VIT, hoy se necesitan 13 sueldos mínimos para comprarse un computador nuevo full equipo en el mercado capitalista, pues las tiendas VIT lamentablemente no tienen productos desde hace meses.
El dólar Sicad 2, que era entregado a algunas compañías que ofrecían alternativas más económicas (Síragon, entre otras) y a finales de 2014 rondaba los Bs. 50, fue sustituido en 2015 por el dólar Simadi, que para el momento de escribir este artículo vale Bs. 199,50 por unidad, lo que cuadruplicó el precio de cualquier producto importado.
Es difícil, pero tenemos que convencernos de algo: estamos en una nueva realidad. Vivimos en Venezuela una especie de bloqueo económico no declarado, lo que posiblemente sea una nueva estrategia que Estados Unidos ejecuta contra aquellos países que no puede castigar directamente debido al inmenso apoyo recibido de la comunidad internacional. Estamos viviendo esta situación a pocos meses de haber tenido una bonanza petrolera sin precedentes, por lo que en principio nos cuesta entender y aceptar lo que pasa. Y también nos cuesta entender que no vamos a salir de esto en poco tiempo.
A pesar de eso, no podemos dejar de reconocer que el gobierno ha hecho un gran esfuerzo defendiendo el sueldo mínimo ante la inflación inducida por empresarios inescrupulosos. Sin embargo, eso no ha impedido que los productos tecnológicos se vuelvan inalcanzables para muchos venezolanos. Si bien nuestro salario mínimo hoy es 4 veces mayor al que teníamos en 2012, ¡el costo de un computador es 33 veces mayor!
Todos confiamos en que el gobierno del presidente Maduro tome medidas que poco a poco vayan venciendo esta guerra económica. También esperamos que la justicia detenga y procese a sus culpables: tanto en las oligarquías y liderazgos políticos, como a aquellos funcionarios del Estado que permitieron todo este desastre. Y también a aquellas personas que se han valido de huecos en el sistema para su provecho personal (los llamados «raspacupos» y «bachaqueros»).
Pero estas dificultades que vivimos hoy, lejos de paralizarnos, son una gran oportunidad de demostrar el poder de las tecnologías libres y su capacidad de ayudar al país en uno de los momentos que más lo necesitan. Y también son una gran oportunidad para que el pueblo venezolano demuestre, una vez más, su capacidad de superar las adversidades. En particular, creemos que el software libre, que es aquel que nos provee de todo su código fuente para manipularlo de acuerdo a nuestras necesidades, demostrará su importancia en ayudarnos a salir adelante como nación.
Revivir la “chatarra tecnológica”
En este momento, los entes públicos venezolanos no tienen presupuesto para adquirir equipos nuevos. Y tampoco se cuenta -por los momentos- con VIT para suministrar nuevas computadoras a un precio aceptable. Pero también es cierto que los depósitos de Bienes y Servicios en los ministerios de todo el país están llenos de computadores obsoletos que fueron desincorporados hace unos años, en esa época de bonanza, cuando comprar computadores VIT con procesadores i5 ó i7 era extremadamente barato y nos dejamos persuadir por la obsolescencia programada.
Revivir los computadores obsoletos que están en los depósitos del Estado es una tarea de gran importancia para mantener y ampliar la operación tecnológica en los entes públicos, fundamentalmente en aquellos que son vitales para vencer la guerra económica. Puede comprarse más memoria RAM y otros componentes de ser necesario (un computador en apariencia lento y obsoleto puede volverse muy capaz si se amplía su memoria a 2 GB o 4 GB), o se les puede colocar piezas sacadas de equipos que ya no funcionen más.
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Sería importante que los propios vicepresidentes de área, ministros, presidentes y directores de entes públicos puedan ponerse de acuerdo (con la colaboración de sus directores de informática y de bienes y servicios) para hacer un inventario de cuántos equipos pueden reactivarse y qué entes los necesitan más, para que luego los informáticos puedan hacer el trabajo de reactivar estos equipos.
El software libre es el ideal para estas reactivaciones. No sólo porque es una obligación impuesta al Estado venezolano por la Ley de Infogobierno, sino porque hay numerosas distribuciones de software libre apropiadas para equipos con varios años de antigüedad (como Lubuntu, Puppy Linux, Debian o alguna versión personalizada de Canaima) con el fin de hacerlos funcionar de forma óptima. Utilizar Windows XP o similares debe descartarse no sólo porque viola la mencionada ley, sino porque ya no tienen soporte debido a su antigüedad, y expone los equipos a un sinnúmero de virus, vulnerabilidades y posible espionaje.
Este principio, creemos que puede y debe aplicarse no sólo con las computadoras, sino con la gran cantidad de maquinarias que sostienen las actividades económicas de nuestro país. De esta manera, es muy importante que el gobierno bolivariano dé prioridad a la importación de todos aquellos repuestos necesarios para mantener operativas todas estas maquinarias, y que favorezca la fabricación de repuestos en nuestro país.
El dilema Apple
Por un lado, vivimos algo muy parecido a un bloqueo económico. Pero por el otro, seguimos siendo fuertemente influenciados por lo que nos presentan los medios de comunicación y películas extranjeras, así como por las academias e instituciones educativas venezolanas donde las empresas estadounidenses han hecho y siguen haciendo lobby.
Por ejemplo: todos sabemos que muchas personas que trabajan en diseño gráfico, grabación de audio y edición de video tienen una gran admiración por los equipos y productos Apple, a menudo injustificada. No se puede negar que son excelentes equipos, con hardware de muy buena calidad. Pero también están excesivamente sobrevaluados, en parte por el mercadeo que se hace de ellos en los medios estadounidenses y la industria hollywoodense.
Esto lleva a pensar a quienes trabajan en estas profesiones que, para estar entre «los mejores», tienen que usar equipos Apple.
Señores y señoras, pongamos los pies sobre la tierra. En 2012, apenas hace 3 añitos, un presupuesto de 600 mil bolívares le alcanzaba a un ministerio para comprar unas CIEN computadoras VIT con procesador i5 de muy buena calidad. Pero hoy, esa misma cantidad de dinero alcanza apenas para UNA SOLA computadora Apple iMac de última generación.
Ni hablar de las costosísimas licencias de software privativo que se requieren para estas máquinas:
- Final Cut Pro, software para edición de video: cuesta 300 dólares, o Bs. 60 mil al cambio Simadi
- Las suites de diseño de Adobe, cuyas últimas versiones (Creative Cloud) ya no se pueden comprar, sino que debe pagarse una especie de “alquiler” de 20 a 50 dólares mensuales (entre Bs. 4 mil a Bs. 10 mil mensuales), dependiendo de las aplicaciones que quieras incluir (Photoshop, Illustrator, Premiere, InDesign, etc). Si dejas de pagarlas, dejarán de funcionar.
- La suite para estudios de grabación Pro Tools, de la empresa Avid, que cuesta unos 900 dólares (unos 180 mil bolívares).
Los costos de estos equipos y aplicaciones son inadmisibles en nuestra realidad actual.
- Con el costo de un computador iMac de última generación puede entregarse un kilogramo de harina de maíz precocida a 31 mil personas.
- Con el costo de una sola licencia de Pro Tools puede entregarse un kilo de pollo a 2.700 personas.
- Con el costo del alquiler de Adobe Creative Cloud para una sola persona durante un año, se puede entregar un kilogramo de arroz a 5 mil venezolanas y venezolanos.
¿Qué es lo que pasa entonces? ¿Venezuela se convirtió en «una mierda de país» -como dicen algunos- que no sabe valorar a sus artistas y profesionales? ¿Maduro es un «dictador horroroso» que sueña todos los días en hacer algo nuevo para que te vayas del país? No. Simplemente Apple es una empresa capitalista cuyo objetivo es vender sus productos en el mercado estadounidense y europeo, que es el que tiene mayor poder adquisitivo en el mundo.
- Para un diseñador gráfico estadounidense que gana unos 3 mil dólares mensuales, comprar un Apple MacBook Air de 950 dólares es sólo cuestión de usar su tarjeta de crédito o ahorrar un poco: un computador vale apenas un tercio de su sueldo mensual.
- Para un diseñador gráfico venezolano, comprar ese mismo equipo al precio de Bs. 400 mil equivale, en el mejor de los casos, al equivalente de entre 20 y 40 meses de su salario.
Independientemente de lo que pienses de las hermosas cuñas de Apple o de la genialidad de Steve Jobs, ellos no soñaban con crear un mundo libre de pobreza y desigualdad. Ellos no pensaban en vender productos a los latinoamericanos, chinos, africanos o a los nacidos en la India. Su mercado es el mal llamado «Primer Mundo». Ellos necesitan que exista ese estadounidense típico cuyo nivel de consumo es tan grande que, si los 7 mil millones de habitantes de la Tierra hicieran lo mismo, necesitaríamos seis planetas Tierra para continuar existiendo.
Ellos tienen sus prioridades. ¡Nosotros tenemos que pensar en las nuestras!
Y bueno. A medida que crezca la desigualdad en el mundo y aumente la diferencia entre países «desarrollados» y países «en vías de desarrollo», veremos cosas iguales o peores. Y si bien estoy mencionando a Apple por ser el caso más notorio, lo mismo aplica a muchas otras marcas y productos de origen estadounidense.
Entendamos entonces que el exigir al Estado comprar equipos Apple y el software privativo correspondiente es un inexcusable despilfarro de dinero público. Va mucho más allá de mala gerencia: es una falta tan grave como cualquier acto de corrupción o malversación de fondos. No es sólo violar la Ley de Infogobierno; es burlarse del pueblo venezolano en un momento de gran necesidad, en el que debemos justificar y administrar cuidadosamente cada dólar y cada bolívar que recibimos.
Hay que comprender que la situación de nuestro país ha cambiado. Es inmoral pedirle al pueblo venezolano ahorrar agua o electricidad, pero exigir aplicaciones privativas de altísimo costo para elaborar afiches y videos, cuando eso se puede hacer perfectamente y sin ningún problema con un computador i3 o i5 con 4 u 8 GB de RAM, un disco duro decente y aplicaciones de software libre instaladas.
¡Bajo ninguna circunstancia podemos justificar estos despilfarros en la Venezuela de hoy! Sobre todo, cuando existen alternativas libres, y en muchos casos iguales o mejores que sus alternativas propietarias.
Y es un asunto de conciencia de cada uno de nosotros. Si usted aprendió Photoshop, Final Cut o ProTools porque eso fue lo que le enseñaron en la academia, el especializarse en las numerosas aplicaciones libres para diseño gráfico, video o audio no debe tomarse como una obligación o una pesadez, sino como un reto que nos ayudará a enriquecernos como profesionales, nos ayudará a encontrar nuevas fuentes de empleo y nos ayudará a sobreponernos el día que no podamos tener acceso a un computador de alto perfil porque se haya dañado, nos lo hayan robado o hayamos sido víctimas de alguna desgracia. Por otro lado, ¿crees que podrás obligar a un posible empleador a comprar un equipo de Bs. 500 mil sólo para que tú trabajes? Y mucho menos si cada vez surgen más y más profesionales que están aprendiendo a usar aplicaciones libres.
El papel del Estado en esta nueva realidad
El Estado sin duda debe tener un papel protagónico en ayudarnos a migrar, impartiendo cursos, talleres y hacer que los futuros egresados de casas de estudios como la Universidad Bolivariana de Venezuela, la Unearte, Unefa y otras casas de estudios también estén formados en software libre, algo que no ocurre hoy día en todos los casos ni en todas las carreras o planes de formación.
El trabajo que han hecho las brigadas comunicacionales de los Infocentros, el Instituto Nacional de Cooperación Educativa Socialista (Inces), movimientos como Medios Libres, los organizadores del Congreso Nacional de Software Libre, camaradas de emisoras comunitarias en distintas partes del país y muchos grupos de usuarios ha sido en extremo valioso. En la emisora Alba Ciudad, primera emisora venezolana migrada a software libre, hemos puesto nuestro grano de arena, pero sabemos que es mucho lo que falta por hacer.
En este sentido, queremos plantear algunas recomendaciones:
- El Estado venezolano no puede ser un simple usuario de aplicaciones libres; debe contribuir a mejorarlas y adaptarlas a nuestras necesidades, contratando programadores y desarrolladores venezolanos para tal fin. Cuando alguien compra un edificio para su uso, a menudo hay que hacerle modificaciones. Para ello es necesario contratar ingenieros civiles, arquitectos, albañiles y trabajadores que ejecuten las modificaciones. Lo mismo tenemos que hacer con las aplicaciones libres: no limitarnos a descargarlas de Internet y quejarnos si les falta algo, sino ayudar a mejorarlas, usando mano de obra venezolana pero coordinándonos con sus desarrolladores internacionales. En este sentido hay que insistir en el Ministerio de Ciencia y Tecnología para que el Fondo Nacional de Ciencia e Innovación (Fonacit) y otras instituciones colaboren más en la recepción y aprobación de proyectos para mejorar aplicaciones de software libre.
- Canaima GNU/Linux es un buen sistema operativo para trabajos de oficina, pero en diseño gráfico, edición de video y audio puede traer más problemas que soluciones; las aplicaciones que trae son un poco obsoletas, y el instalar nuevas versiones de dichas aplicaciones puede convertirse en una pesadilla si no eres un informático con mucho tiempo libre.
Existen diferentes sistemas libres basados en Ubuntu que tienen aplicaciones libres mucho más actualizadas, y pueden usarse los llamados “PPA” para actualizar las últimas versiones de forma muy sencilla. Recomendamos Ubuntu Studio, KXStudio, LinuxMint, Shamatari y similares, en particular las versiones LTS, que son muy estables.
En este sentido, hacemos un llamado al Ministerio de Educación Universitaria, Ciencia y Tecnología, al CNTI y a la CONATI para que confirmen públicamente que la Resolución 025 (que obliga al uso de Canaima en el Estado) ya no es válida, y que puede usarse cualquier otra distribución de software libre para casos tan específicos como los antes mencionados.
- En el mundo de la edición de video, aplicaciones como Kdenlive, Openshot y Cinelerra han funcionado excelentemente para la edición no lineal, siendo excelentes reemplazos para Final Cut. Últimamente, he conocido a varias personas quienes, por su cuenta, han aprendido a editar video usando Blender (una suite de animación 3D en software libre que tiene un muy poderoso editor de video incorporado), ¡y han abandonado Final Cut en pro de Blender! Hay numerosos tutoriales en Youtube al respecto.
- A veces, los editores de video sencillos pueden ser mejores que los más complicados. Yo uso Avidemux -un editor de videos lineal- para la edición rápida que implica sólo el cortar, unir y guardar a gran velocidad (muy útil para subir videos a Youtube o generar archivos de grabaciones). Igualmente, el dominar las aplicaciones de consola ffmpeg, avconv y mencoder ayuda muchísimo en automatizar la captura y conversión de medios.
- En lo que se refiere a estudios de grabación y edición profesional de audio, el amigo Octavio Rosell tiene varios años de experiencia con Ardour, un impresionante sistema de audio digital que nada tiene que envidiarle a ProTools. Es el mismo software libre que usan los amigos de Radialistas.net, quienes son considerados una autoridad en el mundo del audio y las radios libres en América Latina.
En Alba Ciudad usamos Audacity, al igual que en las Brigadas Comunicacionales de los Infocentros. Es un software más amigable para periodistas y comunicadores a la hora de editar y procesar audio. Ardour puede ser demasiado complicado para personas de estas profesiones, pero Audacity es mucho más apropiado para quienes quieren concentrarse en los contenidos y no en los detalles técnicos. La versión 2.1.0 de Audacity, liberada a finales de marzo, tiene algunas opciones muy esperadas como el poder probar efectos de sonido en tiempo real, algo que antes sólo se podía hacer con Ardour.
- Instamos a ministerios como Juventud y algunos entes del ministerio para la Cultura, que están en la faena de instalar estudios de grabación en barrios y sectores populares del país, a que no sigamos haciéndole el favor a Apple y otras grandes transnacionales de formarles personal especializado en su gama de costosas aplicaciones propietarias, pues luego será muy difícil convencerlos de formarse en aplicaciones libres. Todo lo contrario, el instalar estudios de grabación usando aplicaciones y tecnologías libres abaratará enormemente los costos y permitirá instalar muchos más estudios con el mismo presupuesto.
- Gimp e Inkscape pueden ser más que suficientes para las necesidades de diseño gráfico tradicionales, tales como afiches, pendones, anuncios de prensa, páginas web y similares. Puedes descargar y usar cualquier fuente True Type para usarlas con ellos. Pero si necesitas cosas más avanzadas, tienes el editor de imágenes Krita, cuyas última versión 2.9 tiene características muy avanzadas, maneja color CMYK, es muy apreciado por dibujantes y artistas en otras latitudes y una universidad de arte francesa (Universidad de París 8) decidió desechar Photoshop y usar Krita en su lugar debido a sus impresionantes características. Ojalá podamos ver decisiones similares en Unearte y otros espacios venezolanos.
- Instamos a los movimientos emergentes de diseñadores gráficos revolucionarios (como Movidg, por ejemplo) a adoptar las tecnologías libres. Los campesinos revolucionarios también han tenido dilemas parecidos (¿adoptamos las semillas transgénicas que vende Monsanto, que tienen una elevada tasa de producción a pesar del daño a la salud y la dependencia que implica su uso? ¿O insistimos en usar semillas libres y asumimos el reto de mejorarlas de forma natural?). Veámonos reflejados en sus luchas y comencemos a adoptar las tecnologías libres, y de ayudar a mejorarlas.
- Muchas páginas web de entes públicos que han visto la luz en los últimos meses, usan temas bastante pesados, con fotos de gran tamaño, a menudo rotando en carruseles con efectos avanzados y funcionan de forma muy vistosa en un computador con 8 GB de RAM. Pero en Venezuela, las computadoras más populares son las Canaimitas: 3,6 millones de minilaptops que el gobierno ha entregado a niños y niñas de todas las edades, como parte de un maravilloso proyecto educativo iniciado por Hugo Chávez. Estas minilaptops tienen pantalla pequeña de 10 pulgadas y 1024 píxeles de ancho. La mayoría sólo traen 1 GB de memoria RAM, y cuando se topan con páginas web tan pesadas, se ponen extremadamente lentas pues una página consume toda la memoria RAM.
Por ende, sugerimos a los camaradas que elaboran páginas web para el Estado: las mismas deben ser probadas en una Canaimita (o equivalente) con 1 GB de RAM y 1024 píxeles de ancho, y debe funcionar allí excelentemente. Sí, yo sé que El Ministro tiene una Mac en su escritorio con monitor de 25 pulgadas y quiere ver la nueva página del ministerio rotando fotos enormes y videos maravillosos, pero entonces por favor siéntate con él y explícale que 3,6 millones de familias de los barrios venezolanos no podrán ver esa grandiosa página.
Estoy seguro de que vamos a salir de esto a medida que aceptemos esta realidad temporal que estamos viviendo. Pero tenemos que dejar atrás la resistencia al cambio, y afrontar estos cambios con decisión y valentía, como el Bravo Pueblo que somos.
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