Mariano Crespo Colina
Los modelos de «sustitución de importaciones» y de «trasferencia tecnológica» para potenciar el crecimiento y desarrollo industrial son dos trampas que el sistema capitalista mundial les ha vendido y le venden a los países latinoamericanos y estos «ingenuamente» se los han comprado, vemos como en el pasado los gobiernos dictatoriales, y luego de carácter democrático de este subcontinente adoptaron el modelo de la «sustitución de importaciones» que por supuesto al final fracaso, dicho modelo fue implantado en Venezuela entre 1958 y 1989 impulsado por la CEPAL para los países de Latino América. Ahora nos venden el de la «trasferencia tecnológica», modalidad basada en Convenios para diversas áreas industriales, como por ejemplos las del ferrocarril, construcción de Urbanismos, tecnologías de punta en materias de internet, telefonía celular y satelital, fabricación de tractores y automóviles y otras áreas, buena parte del contenido de estos Convenios internacionales sólo se cumplen en los aspectos que tienen que ver con lo comercial y financieros, pero en cuanto a trasferencia tecnológica propiamente dicha, se quedan en veremos…, este modelo de Trasferencia de Tecnología de manera general está destinado también a fracasar, y es que como dice un conocido refrán popular, «no hay almuerzo gratis»‘ dígame usted estimado lector y lectora, que país en un mundo capitalista le va a transferir a otro el producto de su esfuerzo, de su creatividad, inventiva e innovación (salvo excepciones), donde todo es producto de transacciones, es decir tu me das y yo te doy, lo que nos convenga a ambas partes, en el caso venezolano nosotros entregamos materias primas tales como petróleo, hierro, bauxita y otros minerales y recibimos a cambio mediante los Convenios señalados, productos elaborados o semi elaborados para el ensamblaje, y luego nos meten el «cuento chino» de que nos están transfiriendo tecnología.
En épocas pasadas conocimos experiencias que ciertamente se apartaron del sistema trasnacional, por ejemplo la antigua URSS se echó al hombro a la revolución cubana, también a la República Democrática Popular de Corea, y a otras naciones alineadas con el llamado comunismo soviético, pero todos sabemos que paso después cuando se derrumbo la extensa nación soviética y se desmembró en una cuantas repúblicas que hoy conforman parte del archipiélago de Europa oriental, hecho ocurrido en 1991, entre las repúblicas que se independizaron podemos mencionar a Ucrania, Biolorrusia, Letonia, Lituania, Moldavia y una decena más de naciones, no negamos que aquella alianza contribuyo con el posterior desarrollo que en materia de ciencia y tecnología lograron los países aliados a la URSS, y que les sirvió para potenciar la producción agraria y la industria manufacturera, de tal manera que les permitiera un desarrollo y crecimiento con bastante autonomía, lo que los hace hoy gozar de una soberanía que no tenemos en los países que giramos en las órbitas de los imperialismos norte americanos y europeos.
La manera de salir de esa diabólica trampa es desarrollando una ciencia y tecnología autónoma, propia, sin negar la contribución del legado científico y tecnológico acumulado por la humanidad a lo largo del proceso cibilizatorio, pero adaptado por nuestros científicos, técnicos y trabajadores venezolanos, atendiendo a una concepción nacionalista y latinoamericana, el único camino para lograr un desarrollo endogeno es romper las amarras que nos atan a los países industrializados de cualquier signo, ello no niega las alianzas estratégicas que en sectores específicos podamos realizar, siempre en términos simétricos y salvaguardando nuestros intereses como república soberana, de eso hablo en muchas oportunidades el comandante Hugo Chávez, pero…¡