Miguel E. Canosa

 

Como bien caracterizara un compañero que ya no está físicamente entre nosotros, el kirchnerismo es un peronismo socialdemócrata, y vaya que no se equivocó el compañero de varias batallas setentistas: la socialdemocracia nos despoja de valores esenciales arraigados en la conciencia peronista y nos aliena mediante un pragmatismo basado en una suerte de Fé denominada consumismo.

La compañera Cristina Fernández nos ha impuesto un modelo de neodesarrollismo comprado a Cepal y al BID en el que el consumo interno es el motor que mueve el mercado nacional y que sosteniendo e impulsando la demanda se aumenta la oferta de bienes y servicios, aumentan las ventas y se genera un supuesto círculo virtuoso en el que todos ganan: Estado, privados y los trabajadores.

Esta teoria cepalina neoliberal disfrazada de neodesarrollismo no es más que un programa de los organismos internacionales que no pudiendo aparecer en público tras la debacle del 2001, imponen sus recetas triangulando con organismos como el BID y la CEPAL,  tan siniestros como el FMI, el BM o el Club de París, quienes han impuesto un supuesto modelo de «crecimiento con inclusión social» como eslogan para crear un mercado nacional que pague el capital y los intereses de la deuda externa, y mantenga una cierta sensación de bienestar mediante el consumo de las clases populares, aunque abandonando el gobierno el ideario primigenio del peronismo consistente en generar una movilidad social ascendente con justicia social, independencia económica y soberanía política.

Lamentablemente y siendo objetivo con la verdad histórica, pudo haberse renegociado exitosamente la pesada y colosal deuda externa que nos dejaron la dictadura militar, Alfonsín, Menem y De La Rua, pero no es menos cierto que en realidad se realizaron pagos por más de 200.000 millones de dólares, sin cuestionar uno solo de los bonos en manos de acreedores producto de la imposición a sangre y fuego de un neoliberalismo que nos costara la vida de 30.000 compañeros detenidos desaparecidos.

No es menos cierto que tras realizar esta colosal transferencia de riqueza hacia los centros de poder mundial a los que supuestamente se combate, tambien quiera pagársele a los Fondos Buitre, y que, para ello, el propio gobierno se victimice y busque solidaridad internacional en otros países, luego de pagarle puntualmente a los banqueros.

Tristemente la estrategía de PAGAR TODO para retornar a los «Mercados Internacionales» solo pudo estar en la imginación de algún ingenuo asesor económico que, formado bajo este neodesarrollismo neoliberal convenció a nuestra presidenta que el gobierno de Obama gestionaría nuevos créditos internacionales para salir de la crisis económica que impacta la realidad argentina, producto de una evidente reprimarización de las exportaciones sujetas a los precios internacionales que manejan los centros económicos y financieros globales y a los que se les pagó toda esa deuda externa y se remitieron otros 200.000 millones de dólares más en concepto de ganacias y fuga de capitales.

Tardíamente, como siempre lo ha hecho, debió Cristina hacer un giro hacia China y Rusia que, de haberse realizado años atrás, seguramente nos hubiera servido para enfrentar la crisis del capitalismo global con mejores instrumentos económicos. Esto no se hizo por motivos ideológicos que apostaban a negociar con los Estados Unidos, como fue desde un comienzo de la gestión, a pesar de los fuegos de artificio del ALCA, que debió logicamente frenarse pues representaba la anexión total al destino manifiesto del Imperio.

Aunque más allá del desfalco de las reservas del Banco Central, es decir, de los dineros de todo nuestro Pueblo, por pago, fugas y remisiones a casas matrices y paraísos fiscales, debemos mencionar la defección del peronismo socialdemócrata actual en materia de ideales políticos: es muy dificil creer que un proyecto que basa su discurso en el consumo de bienes, en general superfluos, pueda poseer intenciones nobles, pues solamente motivaciones neoliberales pueden creer que un mayor consumo genera justicia social y felicidad del pueblo.

El dato de más del 50% de deserción escolar secundaria y que solamente un 20% de los estudiantes universitarios que ingresan terminan la universidad, más los ésimos estándares de educación primaria dan cuenta del verdadero objetivo del modelo implantado desde el BID y la CEPAL: un pueblo que mantiene un supuesta felicidad basada en una perversa idea de satisfacción por compra denominado por la presidenta una «ampliación de derechos económicos» de los argentinos y argentinas.

Así, en medio de la campaña política hacia las presidenciales de octubre nos quieren obligar a elegir entre un neoliberalismo obsceno republicano expresado en Macri o en este nuevo modelo neoliberal desarrollista camuflado de peronismo kirchnerista que de ninguna manera representa los verdaderos valores e intereses que emergen de la conciencia y el ideario peronista pues no se ha logrado, ni se camina, hacia la independencia económica, la justicia social o la soberanía política.