Russia Today

 

19-05-15.-Un grupo de representantes de los pueblos originarios de Hawái y Alaska buscan independizarse de EE.UU. Los activistas denuncian que sus territorios fueron anexados de manera «fraudulenta» y llaman a la ONU a ayudarles en el proceso de autodeterminación.
 

¿Qué tienen en común dos estados norteamericanos tan distintos por su clima y procedencia de sus aborígenes como Alaska y Hawái? Obviamente, forman parte de un país, tienen el mismo presidente y fueron los últimos estados en formar parte de EE.UU. Pero no son las únicas características que comparten estos territorios separados por unos 5.000 kilómetros.

Varios representantes de sus pueblos autóctonos –los esquimales y los aleutas en el caso de Alaska y los polinesios, en el de Hawái– reclaman su derecho a la independencia de Washington. A principios de mayo, ellos volvieron a solicitar a la comunidad internacional que garantice su derecho a la libre determinación.

En la petición, los portavoces de estos pueblos indígenas califican su integración a los EE.UU. como una «anexión ilegal» y exigen a las Naciones Unidas que «corrijan (lo que ellos consideran) un error». Al mismo tiempo, denuncian que la gestión de Washington suprime su cultura original y daña el medioambiente de sus regiones.

En 1959, la administración del presidente Dwight Eisenhower organizó referendos en Alaska y Hawái que contenían una sola pregunta: ¿Quiere que sus territorios se adhieran a los Estados Unidos? Es decir, no había una pregunta alternativa como por ejemplo, si los habitantes querían vivir en un Estado independiente o ser parte de algún otro país.

Entonces, la gran mayoría de los habitantes de estos territorios votaron a favor de formar parte de EE.UU. Sin embargo, actualmente varios representantes de los pueblos autóctonos de Alaska y Hawái reclaman que «fueron absorbidos de manera fraudulenta», denuncian la «violación deliberada» de los principios de la ONU y exigen un proceso de libre determinación.

El líder de los activistas en Hawái explicó a RT que habían intensificado sus peticiones ahora ya que, según él, «Obama (cuyo mandato presidencial finaliza a principios de 2017) es su última esperanza para restaurar la independencia de Hawái». «EE.UU. invadió Hawái. Fue un derrocamiento ilegal. En aquel entonces se expropiaron nuestros territorios. Aquello fue y sigue siendo una ocupación militar», opina el jefe de Estado de la nación independiente de Hawái, Dennis Kanahele.

A su vez, el representante de Alaska en el grupo La alianza de Alaska y Hawái por la autodeterminación, Ronald Barnes, precisó en una entrevista que su objetivo es retomar el proceso de descolonización. Al mismo tiempo, añade que su próximo paso sería la presentación de la resolución sobre la independencia de EE.UU. ante la Asamblea General de la ONU.

«Si usted lee el tratado que el Imperio Ruso firmó con los Estados Unidos, verá que ellos jamás vendieron el territorio de Alaska. Lo que vendieron fue los derechos de comercio, los convenios mercantiles que ellos tenían con los pueblos autóctonos de Alaska», asegura el profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Illinois, EE.UU., Francis Boyle.

Los representantes de los pueblos nativos de Alaska y Hawái aspiran a alcanzar sus objetivos de manera pacífica, según las normas del derecho internacional. También entienden que este proceso podría prolongarse y no recibiría el suficiente apoyo por parte de la población.

Los mismos deseos de independencia fueron expresados también por Samoa Estadounidense, Guam y las Islas Vírgenes. Este hecho quizás provoque que Washington se fije más en las necesidades de los pueblos autóctonos de estos territorios.