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En el Capitalismo el estado permanente es el de tristeza, degradación, aburrimiento, soledad y corrupción; por mucho que el Poder invente mecanismos de evasión y entretenimiento para las masas, el hombre siente un vacío que lo empuja a un conflicto interior, llevándolo en muchas ocasiones al auto-engaño, porque sólo auto-engañándose puede soportar las condiciones de sometimiento en las que tiene que vivir, de esta forma el sistema puede seguir funcionando pero sin un rumbo fijo, llevando a la humanidad en el mejor de los casos a un callejón sin salida o en el peor de los casos al abismo y la destrucción.

 

Las inquietudes del hombre medio moderno se ven reducidas a la supervivencia, dejándolo sin capacidad analítica, creativa y de poder de reacción, débil e impotente tiene que aceptar las condiciones de juego para sobrevivir y su único fin es la dependencia en el sistema, sometido al Poder queda en un segundo plano solo como espectador de los acontecimientos que se van desarrollando, sin facultad para la intervención en la gestión y el gobierno de la sociedad, el hombre medio es un títere en manos ajenas que impotente y frustrado ante los hechos tiene que canalizar su odio de alguna forma u otra al prójimo.

 

Muchas son las formas de auto-engañarse para poder soportar las condiciones de supervivencia, pero no cabe duda que la violencia es un mecanismo muy eficaz para que el sistema se sostenga, la competencia –que en esencia es violencia- como medio de vida favorece el desarrollo del hombre dentro del sistema-sociedad, por eso motivo los espectáculos deportivos promovidos por la élite de poder son una de las bases en la cual se asienta la estructura de un sistema llamémosle prefabricado por una minoría pero que acepta una gran mayoría, no cabe duda que la contradicción en la que tiene que vivir el hombre medio en el sistema capitalista lo lleva a una imposibilidad de poder ser, tiene que vender su conciencia o su alma para auto-engañarse y seguir con una vida que no ha elegido y que por lo tanto no es suya, es decir, es un ser humano sin libertad en un sistema que no entiende pero que lo acaba asimilando por incapacidad y desidia.