Miguel E. Canosa

 

Muy tardiamente la presidente argentina, Cristina Fernández, esbozó el año pasado una tesis según la cual el pueblo debería empoderarse mediante las medidas económicas adoptadas por su gobierno, esto es, la redistribución de los ingresos del Estado vía Asignación Universal por Hijo, pensiones y jubilaciones, planes Argentina Trabaja, ProCreAR (viviendas), becas universitarias, escolares, planes para compra de vehículos, electrodomésticos, plan 12 cuotas, etc, etc.

Este nuevo concepto de «empoderamiento» y ampliación de derechos de consumo es al menos una distorsión (aberración) del significado y principio político de «dar poder al pueblo» en el sentido marxiano-gramsciano de crear las condiciones para que el pueblo mediante sus propias conquistas lidere los procesos de transformacione revolucionarias en un determinado momento histórico y en un territorio dado.

Lanzar un supuesto empoderamiento capityalista light del cristinismo en su mejor estado de consumismo pre-electoral y de fin de ciclo es una burla a la conciencia de miles de compatriotas que ven como sus posibilidades de consumo se reducen con el tiempo pues las correcciones salariales se producen una vez por año, cuando los empresarios ladrones pueden aumentar los precios de los alimentos, medicamentos, vestimenta, elementos de higiene persona y para el hogar cuantas veces se le venga en gana, porque el plan precios cuidades sola vale para una porción mínima de productos y servicios y solo es una referencia de precios.

Este mismo «capitalismo serio» aunado a un «empoderamiento por consumo» es un lamentable apotegma pseudopolítico con el cual embaucar a la población argentina inerme en una guerra que, a esta altura de los 11 años de gobierno tiene dos bandos pero uno es el pueblo de apié, mientras el otro es el poder económico junto al propio gobierno quien le gerencia sus ganacias.

Las supuestas negociaciones paritarias entre empresarios y sindicaleros corruptos, con veedores gubernamentales no es más que una trampa del sistema que pone porcentajes anuales de aumento muy por debajo de la inflación real, en especial de alimentos y medicinas, que de por sí han tenido siempre valores exhorbitantes para salarios y jubilaciones que rondan los 4 o 5 mil pesos argentinos.

Aunque lo peor esta por venir, los candidatos a presidentes en el país de Maradona serán sin excepción mucho más neoliberales que el actual gobierno, quien más allá de la retórica inflamada de las cumbres de las américas, evidencian en la práctica fuertes componentes de un capitalismo siempre perverso que juega con los sentimientos, las ambiciones y la esperanza de la mayor parte del pueblo que ve como el tiempo pasa y las condiciones materiales de vida no mejoran.

Es decir, que no solamente no hubo ni hab´ra empoderamiento en el sentido de creación de conciencia en el sentido de haber sembrado valores de solidaridad, cultura del trabajo y felicidad como banderas del peronismo de evita, sino que ni siquiera es verdad el tal empoderamiento por consumo.

Los últimos actos del kirchnerismo en su fase critínica comienzan a mostrar el desmoronamiento de la base económica por parte de los trabajadores que se encuentran frente a una emboscada lanzada por el poder económico real quien tiene a todos los posibles presidentes comprados en este año de pseudo elecciones presidenciales democráticas representativas de un proyecto capitalista de decrecimiento con exclusión social.