- Antonio Regalado
- Traducido por Francisco Reyes
Diversos Premios Nobel alertan sobre la ingeniería de ADN en seres humanos y reclaman una reunión internacional de alto nivel para debatir el tema
Un grupo de experimentados científicos y expertos en ética estadounidenses está pidiendo que se debata la ingeniería genética en los seres humanos y advierten que la tecnología capaz de cambiar el ADN de las generaciones futuras es algo ya «inminente».
En unas recomendaciones sobre política publicadas ayer jueves en la revista Science, 18 investigadores, entre ellos dos premios Nobel, aseguran que los científicos deberían aceptar una moratoria autoimpuesta sobre cualquier intento de crear niños genéticamente alterados hasta que puedan entenderse mejor las razones de seguridad y médicas de un paso como ese.
La preocupación viene dada por una tecnología de edición genética de rápido avance llamada CRISPR-Cas9, que está dando a los científicos la capacidad de alterar con facilidad el genoma de células vivas y animales (ver Cirugía del genoma). La misma tecnología podría permitir a los científicos corregir letras de ADN en un embrión u óvulo humano, por ejemplo para crear niños que no tengan ciertos genes que provocan enfermedades o quizá con una dotación genética mejorada.
«Lo que estamos intentando hacer es alertar a la gente sobre el hecho de que hoy día esto resulta fácil», asegura el ganador del Premio Nobel y expresidente de Caltech, David Baltimore, que es autor de la carta. «No podemos usar la excusa que teníamos antes y es que era tan difícil que nadie iba a poder hacerlo».
Muchos países ya prohíben la ingeniería de «línea germinal», es decir, cambiar los genes de una forma que pueda heredarse de una generación a la siguiente, por razones éticas o de seguridad. Otros países como EEUU tienen regulaciones estrictas que retrasarían la creación de niños con genes editados durante años, si no décadas. Pero hay algunos países con normas poco sólidas, o directamente sin normas, y Baltimore señaló que una de las razones por la que los científicos están hablando públicamente es para «evitar que la gente haga una locura».
La llegada de CRISPR plantea un tipo de cuestiones sociales a las que no nos enfrentábamos desde la década de los 70, cuando se desarrolló por primera vez la capacidad de cambiar el ADN en microorganismos. En la hoy famosa reunión de 1975, celebrada en Asilomar, California (EEUU), los investigadores acordaron evitar ciertos tipos de experimentos que por aquel entonces se consideraban peligrosos. Baltimore, uno de los organizadores de la reunión de Asilomar, dice que los científicos que firman la carta quieren ofrecer unas pautas similares para los bebés con ingeniería genética.
La idea de crear seres humanos modificados genéticamente está sorprendentemente cerca. Hace un año, unos investigadores chinos crearon monos cuyo ADN fue editado con CRISPR (ver TR10: Edición genómica).
Desde entonces, varios equipos de investigadores en China, EEUU y el Reino Unido han empezado a utilizar CRISPR para cambiar el ADN de embriones, óvulos y espermatozoides humanos, con la mirada puesta en poder aplicar la tecnología en clínicas de fertilidad in vitro (FIV). Esta investigación de laboratorio fue descrita por MIT Technology Review a principios de este mes (ver Los bebés genéticamente perfectos serán posibles pero, ¿también legales?).
La semana pasada, en Nature, representantes de un grupo de la industria, la Alianza para la Medicina Regenerativa, recomendaron una moratoria más amplia que también incluya un cese de este tipo de estudios de laboratorio, al que calificó como «peligroso y éticamente inaceptable» (ver La industria pide una moratoria para la manipulación genética en humanos).
Pero dicha posición ha sido rechazada por los autores del editorial en Science. En su lugar, señalan que la investigación básica en ingeniería de línea germinal debe seguir adelante, e incluir esfuerzos por determinar «qué aplicaciones clínicas, si es que hay alguna, podrían considerarse admisibles en el futuro».
La bióloga de la Universidad de California en Berkeley (EEUU), Jennifer Doudna, que ha codesarrollado la tecnología CRISPR, confirmó que el grupo apoya usarla para editar el ADN de embriones humanos en etapa temprana si es por razones de investigación científica.
Esa recomendación podría caerle como una bomba a los críticos de la ingeniería de línea germinal, además de a los grupos religiosos. Hay quienes creen que debe haber una clara distinción ética que separe a la humanidad del tipo retoques genéticos utilizados en plantas, microbios y animales. De ser así, habría pocos motivos para invertir en la tecnología.
Sin embargo, algunos autores del editorial en Science creen que hay que dar vía libre a la investigación básica. «La ciencia no debe verse obstaculizada en sus primeras etapas por la preocupación de que las mejoras, y las validaciones, de ciertas partes de la tecnología estén abriendo la puerta a la eugenesia», señala el profesor emérito de la Escuela de Medicina de Stanford (EEUU), Paul Berg, que también firma la carta. Berg ha dicho que apoya la investigación dirigida a «perfeccionar la tecnología, en preparación para el momento en que la sociedad pueda aprobar la modificación de la línea germinal en medicina».
Ya ha surgido una creciente industria en torno a la edición genética, que se está aplicando a animales de laboratorio y especies de granja y que se contempla como forma de tratar a adultos con enfermedades como distrofia muscular o infección por VIH. Este tipo de tratamientos para individuos enfermos son conocidos como terapia génica somática y no han sido objeto del editorial ni de la petición de la moratoria.
En teoría, la edición de la línea germinal podría corregir genes que provocan enfermedades letales antes de nacer. Por ejemplo, si una persona tuviera la enfermedad de Huntington, provocada por un solo gen defectuoso, podría utilizarse el sistema CRISPR para eliminar la mutación de los hijos de esa persona.
Una empresa de biotecnología, OvaScience, en Cambridge (Massachusetts, EEUU), ha invertido más de 2 millones de dólares (1,88 millones de euros) en investigar si la edición genética podría ser utilizada en procedimientos de FIV. OvaScience no ha respondido a nuestra solicitud de declaraciones.
Aunque corregir genes de enfermedades hereditarias podría ser médicamente útil, los autores del editorial de Science dicen que aún desconocemos muchas cosas. «Incluso un escenario tan aparentemente sencillo como éste plantea serias preocupaciones», aseguraron en relación a la edición de genes de enfermedades para transformarlos en sus versiones saludables. Esto se debe a que los científicos no pueden predecir todas las consecuencias del cambio de las letras de ADN en una persona, sobre todo si se corrigen varios genes a la vez.
«Estarías haciendo cambios en generaciones futuras, de formas que son muy difíciles de predecir», asegura Baltimore.
En su editorial, los investigadores piden la creación de foros técnicos de alto nivel para discutir el sistema CRISPR, además de la convocatoria de un grupo de agencias gubernamentales, expertos en ética y científicos «representativos a nivel mundial» para recomendar políticas. Mientras tanto, aseguran, los científicos deben abstenerse de producir bebés modificados genéticamente, a pesar de la oportunidad actual de poder hacerlo.
«Los científicos deberían incluso evitar, en aquellas jurisdicciones más laxas, tratar de modificar el genoma de la línea germinal para aplicaciones clínicas en seres humanos», escriben.