Conformación de los Colectivos del Saber Hacer Emancipatorio
Fidel J. Rodríguez
«La soberanía tecnológica trata de tecnologías desarrolladas desde y para la sociedad civil, y las iniciativas que la conforman intentan crear alternativas a las tecnologías comerciales y/o militares. Sus acciones prueban ceñirse a imperativos de responsabilidad social, transparencia e interactividad, por lo que se refuerzan los grados de confianza que se puede depositar en ellas. Se basan en software, hardware o licencias libres porque los usan o desarrollan (a menudo coincidiendo ambas dinámicas), pero sus características van más allá de esta contribución.
El desarrollo mismo de sus iniciativas fomenta la transformación social a través del empoderamiento de sus participantes. Ya sea gracias a metodologías de desarrollo participativo que unen el «hazlo tú misma» con el «hacedlo juntas», o modelos que apuestan por el cooperativismo, el trueque, el intercambio entre iguales y otras expresiones de economía social».
Alex Haché
Soberanía tecnológica implica necesariamente el concepto de independencia y auto determinación. Ahora bien, buscando en la Internet todo lo relacionado con soberanía tecnológica y tecnología en términos generales, encuentro que estos conceptos están ligados en su gran mayoría a programas de computación (software) y a aparatos «tecnológicos» como computadoras, smartphones, satélites, misiles, armas de destrucción masiva como las bombas «inteligentes» o las bombas «racimo», escudos anti misiles o guerras de la galaxia. Es decir, que fabricar una máquina para procesar materia prima y transformarla en productos terminados no se considera en su justa dimensión como tecnología sino el programa de autocad que se usó para diseñarla. Así se ha construido un mito tergiversador de la realidad que le hace creer a la sociedad que un celular de última generación es tecnología, o que un satélite en el espacio es soberanía tecnológica. La realidad es que somos dependientes de tecnologías foráneas creadas para el sometimiento económico y la neocolonización en el marco del Nuevo Orden Mundial. La realidad es que no somos capaces de autogestionar nuestras propias tecnologías, no somos capaces de crear nuestras propias máquinas, ni siquiera nuestras propias herramientas. Si se le pide a un egresado de una Escuela Técnica Industrial que fabrique un martillo o un circuito electrónico no será capaz de mover un dedo para hacerlo porque simplemente no tiene idea de lo que tiene que hacer. Hablamos de soberanía agroalimentaria pero los tractores agrícolas, las máquinas perforadoras para hacer pozos de agua, e incluso las semillas certificadas de patilla o melón son de marca extranjera. La sociedad venezolana debe pasar necesariamente por un re-aprendizaje de lo tecnológico para que empecemos a hablar de soberanía en ese campo. Mientras no seamos capaces de construir nuestras propias herramientas para construir nuestras propias máquinas para tener nuestras propias industrias para que apuntale nuestro propio desarrollo endógeno el Plan de la Patria es letra muerta. Sembrar el petróleo significa precisamente eso: convertir los ingresos petroleros en el soporte de una infraestructura que sea capaz de auto sustentarse, que rompa con el modelo económico basado en la monoproducción y la importación por uno que desarrolle aguas abajo la transformación de nuestras materias primas y tenga visión de exportación.
El Ministerio Para el Poder Popular de Ciencia y Tecnología, sumergido en el marasmo de la burocracia a dado pasos tímidos para la emancipación tecnológica. El reconocimiento de los inventores populares como TECNÓLOGOS es sólo eso, un reconocimiento. Ser parte del Programa de Estímulo a la Innovación e Investigación (PEII) no resuelve en el corto ni mediano ni largo plazo nuestras carencias en el terreno de la tecnología, porque la ayuda económica que obtienen sus beneficiarios no es lo que realmente necesitan, los ahora llamados tecnólogos populares lo que necesitan es contar con infraestructuras idóneas donde desarrollar sus actividades, capacitación permanente y actualizada en las nuevas tendencias tecnológicas, asistencia y seguridad social integral para él y su carga familiar, protección y asesoramiento legal para que sus creaciones rindan el mejor de los frutos y algo que es vital: se les debe insertar dentro de los procesos productivos como actores y protagonistas de esos procesos, en el agro, en la industria, en medicina, en la educación, en el deporte y en el ámbito militar como garante de nuestra soberanía e independencia.
Una de las propuestas que nace en el seno de las discusiones de las mesas de trabajo que se instalaron en el marco del relanzamiento del PLAN GUAYANA SOCIALISTA es la creación de colectivos del Saber Hacer Emancipatorio. Estos colectivos deben estar constituidos por los trabajadores, por los tecnólogos, por las comunidades, impulsados por instituciones como las Unidades Territoriales de Ciencia y Tecnología, por los FREBIN, el MPPCT, el FONACIT y las empresas involucradas dentro del PGS. Estos colectivos están llamados a romper con esa visión errónea que sostiene que el venezolano no es productivo, que no es capaz de generar soluciones a los problemas que surgen ante la falta de tecnología adecuada y la obsolescencia programada. Nuestra verdadera independencia comenzará en el momento en que apliquemos nuestros saberes para emanciparnos desde lo tecnológico, cuando seamos capaces de diseñar y construir lo que necesitamos aplicando la excelencia a esas creaciones, cuando seamos capaces de mejorar los procesos productivos heredados de industrias foráneas moldeándolos a nuestras verdaderas capacidades. Alexandra Haché, activista social española que defiende la causa del software libre, nos dice también que esa soberanía tecnológica que aspiramos sólo se puede dar desde el esfuerzo compartido, desde la participación y la cooperación entre iguales, desde el saber y hacer de cada uno y de todos a la vez. Hoy somos considerados una «amenaza inusual y extraordinaria» para el imperio más genocida de la historia, y estamos dormidos aún, debemos despertar del mal sueño dispuestos a construir nuestro propio destino como pueblo y como nación libre y soberana. Ser independiente es NO DEPENDER DE NADIE PARA SOBREVIVIR, la soberanía reside en el pueblo y no la debe ejercer sólo con votos, la debe ejercer como actor protagonista de los procesos de cambio que reclaman los nuevos tiempos. La tecnología no es transferible, lo transferible es el conocimiento, lo otro es usar el conocimiento para la emancipación a partir de la creación de tecnologías propias.
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