Como sucede todos los años el informe releva a todos los países y en el caso de Argentina cuestionó en duros términos la «ausencia de voluntad política» del gobierno argentino para combatir los productos elaborados sin licencia oficial del febricante.
El informe apunta a la presencia de directivos del mercado informal en la delegación que acompañó a la Presidenta en la misión comercial a Angola, hace tres años, en mayo de 2012. La gira había sido organizada por el entonces secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, e incluyó al canciller Héctor Timerman.
El documento, que recoge ahora esa presencia, fue elaborado por la oficina del Representante Comercial de Estados Unidos (USTR, por sus siglas en inglés) y forma parte de la revisión que elabora todos los años para incluirla como cuestión de la relación bilateral entre gobiernos, según la USTR.
La oficina «certificadora» de los países, que se arroga el derecho de evaluar al resto del Mundo en materia de propiedad intelectual, está a cargo de Michael Froman, ex asesor personal del presidente Barack Obama en cuestiones de economía internacional.
Según Froman, «La Salada sigue operando como el mercado negro más grande de América latina». «Allí se comercia abiertamente con productos pirateados o de contrabando, porque el control legal ha sido escaso e intermitente, y eso en el mejor de los casos», sigue.
«Pese a los llamados tanto de Estados Unidos como de la Unión Europea [UE] para abordar el problema del contrabando y de la piratería, el gobierno de la Argentina aparece tolerando esa comercialización» en el centro informal, ubicado a pocas cuadras de la Capital Federal, en el partido de Lomas de Zamora.
El informe cuestiona además el sistema de venta online que inauguró el mercado donde se anuncian ofertas y promociones especiales.
«Los titulares de esos derechos de propiedad iniciaron acciones contra el sitio, pero sus esfuerzos permanecen paralizados desde hace más de cuatro años, dejándolos sin recursos efectivos», argumentó.
Como viene ocurriendo hace años, desde el gobierno de George Bush hijo -quien casi bombardea la Triple Frontera luego del 11-S por actividades terrorista islámicas- el texto incluye también a la zona tripartita entre la Argentina, Paraguay y Brasil como un epicentro de la piratería y el contrabando.
Los reclamos por derechos de propiedad intelectual son materia permanente de relación diplomática con Estados Unidos. «El comercio es la cara de la diplomacia», suelen señalar directivos de la Secretaría de Estado.
La inclusión de La Salada responde al criterio de presentar casos que generan preocupación internacional más allá de Washington y que, a la vez, su actividad represente un «perjuicio desleal» para la industria norteamericana.
Sin embargo, varios especialistas han denunciado que las propias empresas norteamericanas fomentan la piratería para promocionar sus productos y venderlos en mercados de consumo masivo de bajos precios, como La Salada en Buenos Aires.