Ricardo Beltrán

 

EL 25 de mayo próximo, se cumplen 12 años de la asunción de Néstor Kirchner como  presidente de la Argentina devastada por el accionar del sistema capitalista neoliberal que gobernó el país de San Martín, Evita y el Che Guevara.

La salida a la «crisis» producida por este perverso sistema hacia finales de 2001 con la renuncia del presidente Fernando De La Rua, se saldo eligiendo finalmente y mediante la Asamblea Nacional a otro mandatario (fueron 5 en pocos días) Eduardo Duhalde, quien goberno todo el año 2002 y llamó a elecciones el 27 de abril de 2003 cuando luego de ganar en primera vuelta, Carlos Menem frente a Néstor Kirchner, el primero renunciara a la segunda vuelta electoral, para así entronarse en el gobierno a partir del 25 de mayo de 2003, (apoyado por Duhalde) el primer gobierno de los tres gobiernos kirchneristas.

La receta del capitalismo recomendó a Duhalde realizar una devaluación del peso argentino desde 1 a 3 por dolar, y una pesificación de las deudas y depósitos en dólares de las empresas estatales, privadas y personas físicas, pagando 1.4 pesos por dólar: a este mecanismo se lo llamó pesificación asimétrica, que junto al implantado «corralito» y «corralón» (imposibilidad de retirar depósitos en dólares de los bancos y posterior pago con bonos) permitiron en pocos años salir de la crítica situación económica por la que atravesaba el pueblo argentino.

Finalizado el mandato de Néstor asume la presidencia por voto popular, su esposa, Cristina Fernández, quien continúa las políticas de desendeudamiento pero pagando totalmente las deudas externeas contraídas con los organismos internacionales de crédito, los países centrales y bancos privados internacionales, que han llegado a la actualidad a desenbolsos algo mayores de 200.000 millones de dólares en 12 años.

Al mismo tiempo se han fugado del país unos 90.000 millones mediante mecanismos legales de compra y venta legal de bonos en dólares con «contado líquido» y otros 80.000 de acuerdo a estimaciones oficiales fugados de manera ilegal.

Estas impresionantes sumas de salidas de dólares de los argentinos del circuito finaciero han generado una reducción de las reservas del Banco Central hasta unos 30.000 millones de U$S y la implementación de un sistema de control de cambios y administración de importaciones para evitar el incremento de la fuga.

Apenas iniciado su primer mandato, Cristina padeció  a principios de 2008 una embestida de sectores agroganaderos por causa de un intento de aumento de tasas de exportación de granos desde un 35 a un 45% que colocó al gobierno al borde de la renuncia.

Hacia finales de 2010 se produce la desaparición física de Néstor por supuestos motivos de fallas cardíacas y una nueva fase comienza en el proceso de transición desde el capitalismo salvaje del 2001 hasta el capitalismo de crecimiento postdevaluatorio con algunos niveles de distribución de renta provocados por un incremento de la recaudación de impuestos al consumo interno, las ganancias y la exportaciones de granos.

Así, ante la crisis del capitalismo en EE UU y Europa comienza un decrecimiento de los precios de los granos (unos 5.000 millones de U$S al año), el aumento de las importaciones de energía (12.000 millones de U$S) que junto al pago de deuda externa (10.000 por año promedio) dejan hacia el 2015 y años sucesivos una verdadera bomba de tiempo a las arcas del Banco Central.

Estos eventos económicos y financieros produjeron un aumento de los precios de los productos consumidos en el país de alrededor de un 30 % anual en los últimos 5 años, que si bien son compensados una vez por año en negociaciones empresario-sindicales paritarias, no alcanzan para lograr la actualización del valor de los salarios y produce una disminución del poder de compra por subas especulativas de los bienes y servicios ofrecidos por las empresas extranjeras y nacionales en alimentos, medicamentos, productos de aseo personal y limpieza, servicios de salud y educación privada, vehículos, autopartes, materiales de construcción, alquileres y demás precios que conforman los más de 10.000 rubros de la economía.

Sin posibilidades de reeleccion indefinida, los habitantes del país se verán en la encruzijada de optar por un candidato puero del capitalismo salvaje (Mauricio Macri), actual Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, un ex integrante del equipo de gobierno de Cristina Fernández (Sergio Massa), diputado nacional y ex intendente del departamento de Tigre que es apoyado por algunos sectores empresariales y sindicales,  y un candidato del oficialismo (el gobernador de Buenos Aires, Daniel Scioli,  u otro aún desconocido) que será seleccionado y apoyado por la presidenta para continuar con el proyecto político iniciado por Kirchner en 2003, que se ha topado con los límites que impone el poder capitalista global.

 

El país de Evita Perón atraviesa un nuevo momento de su historia en el que deberá optar por un capitalismo liberalizado o por otro controlado, ambos sin opciones superadoras para eliminar la pobreza extructural y la dependencia económica y cultural que estos dos variantes capitalistas han marcado en la conciencia de la población luego de décadas de sometimiento del capital internacional, sus corporaciones y su cultura del egoísmo, el consumo, el individualismo que pone a las clase sociales a luchar por su sobrevivencia.