Agencias
7-02-15.- Cuatro recientes entre una decena de los crímenes cometidos por el grupo EI (Estado Islámico, ISIS por sus siglas en inglés), incluyendo la ejecución de un sacerdote católico, no sólo han desatado un repudio mundial por encima de las ideologías sino también han posicionado al mundo islámico, la más grande comunidad religiosa del planeta junto al cristianismo, en franca y beligerante oposición contra esa agrupación calificada por los propios musulmanes como una “organización criminal y fascista”. Estado Islámico es una fracción derivada de Al Qaeda.
El grupo viene radicalizando sus terroríficas acciones al haber sufrido una importante derrota militar en la batalla de Kobané a fines del pasado mes de enero, sobre la frontera entre Siria y Kurdistán, donde la guerrilla kurda apoyada por ejércitos aliados de Estados Unidos, Europa, Japón, Jordania y Egipto, ha reducido el territorio controlado por el Estado Islámico de la Yihad.
La gota que rebalsó el vaso ha sido la horrenda ejecución del piloto jordano Muaz al Kasabeh, joven militar de 26 años que fue quemado vivo luego de ser capturado el pasado 24 de diciembre cuando su avión se había estrellado en la provincia siria de Al Raqqa, cuartel general del califato yihadista, donde Estados Unidos lidera una alianza militar contra Estado Islámico y Al Qaeda. Inicialmente la Yihad intentó intercambiar al piloto jordano por una yihadista iraquí presa en Jordania; pero las negociaciones fracasaron.
El asesinato del piloto jordano fue filmado como los anteriores, y luego difundido en redes sociales.
El video, de enorme crudeza, muestra al soldado confinado en una jaula mientras es devorado por las llamas. Minutos antes de su trágico final, Muaz —vestido con un atuendo naranja usado también por los rehenes occidentales decapitados en los últimos meses— espera su destino de pie entre las rejas, rodeado por militantes yihadistas encapuchados que incendiaron la jaula a través de un reguero que separaba a la víctima de sus verdugos.
El vídeo publicado este martes, de 22 minutos de duración, confirma las declaraciones publicadas hace más de un mes por un activista de Al Raqqa, que alertó ya entonces que Muaz había muerto tras ser quemado vivo.