Ricardo Beltrán

 

 

Las escuchas trascendidas a través de los medios de comunicación en la que se basaron las denuncias del fallecido fiscal Nisman, hecho que sacudió la realidad política argentina, marcan un perfil del dirigente social argentino que apoya al gobierno de Cristina Fernández.

 

Las afirmaciones que se desprenden de la boca del dirigente piquetero devenido a empresario, conforman una típica acción viciosas de la mayor parte de de las cúpulas basadas en la fanfarronería, las mentiras y el engaño no solo entre los propios individuos en cargos dirigenciales, sino también aguas abajo de la militancia.

 

Este comportamiento si bien es una característica de la idiosincracia argentina, en particular de Buenos Aires, conforma un mecanismo de dominación y control dentro de la política clientelar que adoptan las estructuras polítcas, sociales o sindicales, originadas en situaciones de necesidades reales que han padecido vastos sectores de la población que fueron explotados por esta clase de dirigencia, que luego de la crisis del 2001, se volcaron al negocio de la actividad social, donde lo rescatable es la solidaridad entre compañeros.

 

Este comportamiento es repudiado por la militancia y es la base sobre la que se comenzó a disolver el apoyo de los sectores de trabajadores que se incorporaron al trabajo en los últimos años y que salieron de las garras de estos vivos de la política. D’elía es el modelo de dirigente vende humo mediocre, que necesita compensar su falta de inserción real engañando a sus propios aliados para conseguir prebendas del Estado, y al parecer a la propia justicia prosionista, quien lo acusa de confabular contra la causa AMIA, aunque su delito sea el tráfico de influencias de un típico chanta argentino, que hace negocios con el gobierno.

 

El impresentable D’elía, satanizado por la comunidad judia, derecha y los medios opositores por solidarizarse con el valeroso pueblo de Irán, alimentó su propio mito y convocó a todos los demonios del poder real, para convertirse en blanco predilecto y ponerse en una situación de peligro para su propia integridad, pues el nivel de agresividad va aumentando a medida que pasan los días, desde la muerte del fiscal Nisman.

 

Por más críticas que se hagan, se debe cuidar desde el Estado al ser humano D’elía pues los enemigos de la Patria están deseosos de venganza imperialista.

 

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