Esteban Montes
Tras la muerte del fiscal Alberto Nisman, de fuertes contactos con la CIA y el Mossad, se esta desarrollando un golpe institucional de características judiciales, políticas y mediáticas que no se presenciaba desde el conflicto con los agroempresarios (EL Campo) cuando una operación económica, política, mediatica y parlamentaria puso al gobierno de Cristina Fernández y de Néstor Kirchner aún con vida, al borde de la renuncia y salida del gobierno.
En 2008 un intento deaumento de impuestos a las exportaciones de soja, provocó el levantamiento de sectores agrarios que obligó al gobierno a enviar el proyecto de ley de elevación de retenciones por exportaciones del 35% vigente, al 45%.
En el senado argentino el controversial proyecto del poder ejecutivo resultó empatado en 36 votos a favor y 36 en contra hasta que el vicepresidente del país y presidente del senado, desempató contra su propio gobierno para convertirse en un traidor a quienes lo votaron en la fórmula presidencial meses antes junto a Cristina Fernández, o en la estrella de la oposición y los medios de comunicación.
Hoy, con la muerte de Nisman se está gestando un movimiento opositor al gobierno desde el Poder Judicial encabezado por algunos fiscales que convocaron a la población a una «Marcha del Silencio» el día 18 de febrero, masificado por las redes sociales y propagandizado por TN, Clarin, Nación y todos los medios opositores. La propaganda incluye carteles en la calle para generar así una potente movilización que ponga al gobierno contra las cuerdas y debilite la capacidad presidencial para gestionar el Estado y forzar su salida.
Otra vez el poder económico mueve sus fichas y planifica un golpe institucional de laboratorio con nuevas variantes que implican un crimen para iniciar un ataque al poder ejecutivo, quien se encuentra cercado por varias causas judiciales impulsadas por los mismos fiscales que promueven y agitan la «Marcha del Silencio» o la conspiración golpista.
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