Esteban Montes

 

El denominado caso Nisman fue un paso decisivo en la arremetida perpetrada por las fuerzas del poder económico mafioso con su brazo armado de la CIA y el Mossad que intentaron un «push» contra la presidenta Cristina Fernández a comienzo del año electoral donde se pone a voluntad popular el próximo presidente de los argentinos.

El juez Rafecas rechazó in limine considerar el procesamiento de la presidenta Cristina Fernández, el canciller Timerman y otras personas produciendo un contragolpe sobre la derecha, los medios y los poderes económicos.

El golpe de inteligencia fue frenado gracias a los movimientos de contrainteligencia realizados por el gobierno y sus experimentados cuadros políticos de los años 70s que lograron bloquear la embestida golpista desarrollada para modificar el mapa político nacional y el geopolítico regional y global, castigando a un gobierno que intenta recorrer un camino propio y autónomo de los poderes mundiales.

Sin embargo, las fuerzas golpistas dificilmente cesen en sus operaciones políticas, mediáticas y de inteligencia, como no lo han hecho con Venezuela o como ahora intentar hacerlo en Brasil: las riquezas de estos países y las fuentes de energía son objetivos permanentes de saqueo, como serán permanentes los ataques a las fuerzas populares de estos países.

Es por ello que tanto el gobierno argentino como los países de la región deben estar atentos a nuevas embestidas de las corporaciones para conmocionar a la sociedad argentina, insuflando nuevos operativos de angustia, desánimo y terrorismo mediático para torcer la opinión  de la población contra el gobierno, y así justificar nuevas acciones hacia la presidenta o su familia.