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27-01-15.-Tiene 40 años, nunca lleva corbata y en su despacho exhibe dos fotos: una del Che Guevara y otra de Fidel Castro.
Alexis Tsipras es la antítesis de la mayoría de los políticos griegos, una diferencia que explica para muchos que de la noche a la mañana el joven haya acabado con el bipartidismo griego.
En marzo de 2013, Tsipras viajó a Venezuela para despedir al Presidente Hugo Chávez. En esa oportunidad declaró a un medio europeo que la gran contribución del Comandante Supremo fue acabar con la pobreza en la que vivían más de seis millones de hogares venezolanos, “que ahora tienen derechos”.
El político nunca ocultó su admiración por el Presidente venezolano, a quien considera “el gran líder de los pueblos de Venezuela y América Latina y un gran revolucionario”.
“Chávez enfocó la atención del mundo por su gobierno creativo, obrero, democrático e independiente y su gobierno será seguido más tarde o más temprano por otros pueblos del mundo”, ha señalado Tsipras en varias entrevistas.
Curiosamente, no sólo la ideología une a Tsipras y a Chávez: ambos nacieron un 28 de julio, aunque con 20 años de diferencia, una asombrosa coincidencia entre el izquierdista heleno y su admirado líder venezolano.
Sus promesas de erradicar la corrupción calaron hondo en un electorado inmerso en la peor recesión desde la II Guerra Mundial y profundamente desencantado con sus dirigentes.
El programa de Gobierno de Tsipras incluye la nacionalización de los bancos reflotados con dinero público, la condonación de las deudas de los hogares más endeudados, la reducción del número de asesores gubernamentales y la disminución del presupuesto militar.