Nicolás Álvarez Guevara
La muerte del fiscal Alberto Nisman desató un estado de conmoción social en la realidad política argentina no visto desde hace muchos años. El casi probado suicidio del fiscal con conexiones profundas con el ala republicana de parlamentarios estadounidenses y sectores sionistas de los Estados Unidos, pone en discución las vinculaciones de los sectores judiciales del imperio con sectores judiciales de países sudamericanos como la Argentina.
El Tratado aprobado por el Parlamento argentino con el Estado Islámico de Irán desató la ira del gobierno judio y sus socios mundiales: el gobierno de Cristina Fernández debía ser castigado por la «traición» de la presidenta a la comunidad internacional del sionismo.
El empleado-miembro del MOSSAD, Alberto Nisman, debio pagar con el precio de su vida ser el instrumento de una conspiración contra el gobierno argentino al ser obligado a desistir de presentarse ante una comisión opositora de la Cámara de Diputados luego de haberse expuesto ante las cámaras de televisión del canal TN, presentando una denuncia contra la presidenta por querer encubrir a supuestos sospechosos iraníes que volaron un edificio en la ciudad de Buenos Aires perteneciente a la comunidad israelíta en 1994.
Nisman se vió inducido por sus propios patrones sionistas a suicidarse al indicársele que debía desistir de su presentación judicial, luego de ser incentivado a denunciar al gobierno. Fue extorsionado por sus propios jefes judios y no soportó la presión. Así, se generó un estado de zozobra que alcanzó los titulares de los diarios de todo el Mundo, instalando la idea de la muerte de un fiscal por investigar a la presidenta Cristina Kirchner.
El poder mafioso global es capaz de sacrificar a sus propia tropa para lograr sus espurios objetivos de dominar y controlar los poderes de estados soberanos mediante operaciones de inteligencia-mediáticas como ha ocurrido en Bolivia, Venezuela, Honduras, Paraguay o Ecuador, cuyos presidentes estuvieron a punto de ser desplazados o que fueron desplazados del gobierno mediante golpes parlamentrarios o judiciales con colaboración imperialista.
Ahora, los gobiernos de UNASUR deberán estar atentos a los acontecimientos en desarrollo y seguir los sucesos de la política argentina que ingresa en una zona de alta peligrosidad institucional por la sorpresiva muerte de un fiscal que acusó a la dos veces presidenta constitucional elegida por la mayor parte del pueblo.