Noel Peralta Barreto
Ser opositor en Venezuela es lo más sencillo y «fácil de ejecutar» que hay, no se necesita conocer la historia para develar las contradicciones del presente, no hace falta formación ideológica para orientar y sostener la lucha, no se requiere dedicar la vida al trabajo político militante, ni siquiera se requiere analizar la coyuntura, mientras menos se analice la situación es mejor (prohibido pensar), lo único que se requiere es entorpecer el desempeño normal de la sociedad y hacer mucho dinero en el intento y el resto dedicarse a la queja cotidiana en cada cola que encuentre, en cada vidriera vacía, en cada espacio de encuentro social.
El asunto es que nadie, ni chavistas ni opositores, desean largas colas para comprar los productos que necesitan, ni les gustas ver los estantes vacios, la diferencia es que el chavista tiene que recurrir a la conciencia, al conocimiento de la historia reciente y remota, a rememorar como los beneficios estructurales que ha dado la revolución le mejorado la vida a las grandes mayorías, a develar el significado de «tenemos patria» para ponerlo por encima de las dificultades, lo que requiere un extenso debate para defender su posición por lo que prefiere quedarse callado ante el ataque en las colas, aparentando estar de acuerdo o no tener argumentos para defender la revolución con tal de evitar que se «embochinche» la cola, mientras los opositores prefieren obviar lo estructural, lo que realmente transforma la sociedad, lo que trae beneficios a largo plazo y se dedica a explotar la arrechera que dan estas dificultades de comercialización que estamos pasando en lo cotidiano, en el día a día, exaltando lo traumático de las colas, la ausencia de algún producto, las peleas que se forman por tal o cual producto, inventar o replicar rumores de «saqueo.
¡Tenemos patria pero no tenemos pañales, papel, harina, jabón,… !, ¡hasta cuando este gobierno nos pone a hacer colas, nos somete a los especuladores!, ¡esto es pa que sigan votando por Maduro!, ¡y es capaz que voten por los chavistas en las elecciones de diputados!, ¡solo los enchufados consiguen los productos! y pare usted de contar los comentarios que cacarean en cada espacio público y en cada escenario que le brinde la oportunidad, ante el silencio «casi cómplice» de los chavistas que se sienten indefensos pues están pasando la misma arrechera y que aunque saben que hoy tenemos patria a quien amar y servir y que tenemos un gran futuro que está muy por encima de esas dificultades pero que mayoritariamente los escenarios no se prestan para un debate lo suficientemente amplio para defender a la revolución. Lo grave es que en el medio, queda atrapado aquel ciudadano que generalmente vota por la revolución sin considerarse revolucionario o aquel que no vota por el chavismo pero que está desencantado de la oposición y ante la ausencia de defensa de la revolución terminan aceptando como su verdad que toda la culpa de la situación económica es del presidente Maduro y la revolución.
Pero como se defiende el chavista de a pie, el del barrio, el usuario de las bases de misiones, misiones y grandes misiones cuando es el más perjudicado en el día a día por esta guerra económica y los errores y omisiones que desde el gobierno hemos cometido. Echarle la culpa a la guerra económica no es suficiente, es cierto que el imperio está usando todas sus herramientas para disminuir los ingresos de divisas al país, para aumentar el riesgo país y así nadie nos quiera prestar divisas ni dar créditos, para aumentar el fulano» dólar paralelo» con el que no se importa ni el 5% de los productos pero con el que se terminan fijando el precio de la mayoría de los productos ya sean en el mercado formal o en el ilegal (donde se venden los regulados con sobreprecio). También es cierto que los empresarios se las arreglan para restringir la oferta produciendo, distribuyendo y/o comercializando menos en el mercado legal, como se explica por ejemplo que a polar nunca le falte la materia prima importada para la fabricación de cervezas pero si le falte para la harina Pan, como es que no hay harina de trigo pero en los anaqueles nunca faltan las galletas, tortas y dulces que no están regulados, no se consigue leche regulada pero sobra la que escapa de la regulación y nunca falta para yogurt, tortas, helados y muchos otros productos que llevan leche, como es que los pañales no los hay en las tiendas pero si en el mercado informal, como es que del otro lado de la frontera se consiguen todos los productos que aquí escasean. Pensar que el gobierno es el culpable en estos casos resulta ingenuo.
Ademas de señalar a los empresarios y oportunistas que se están enriqueciendo de manera «fácil» y «rápida» con la guerra económica, debemos cacarear las cosas que está haciendo el gobierno cumpliendo con su obligación de imponer la ley y la paz. Es necesario que se explote comunicacionalmente de manera sistemática los casos de acaparamiento, contrabando, especulación, paralización de la producción que han sido detectados para demostrar la responsabilidad de empresarios mafiosos y de pequeños comerciantes oportunistas. Igual de importante es demostrar eficiencia en el combate de la corrupción institucional cómplice necesario para permitir las fechorías de los empresarios corruptos y esta es una tarea pendiente del gobierno que aunque la haya estado haciendo, no ha sido convincente publicitándola, pues todavía quedan muchas dudas sobre que ha pasado con las mafias militares cómplices del contrabando en la frontera, de las mafias que desvían alimentos, medicamentos, celulares y equipos electrodomésticos y electrónicos al mercado paralelo y el contrabando, de los mafiosos de Cadivi que contribuyeron con la perdida de divisas que hoy tanta falta nos hacen. Corruptos que por definición (utilizan posiciones de poder en beneficio propio y en perjuicio de sus semejantes) no tienen nada de socialistas sino que basan en su accionar en la sobrevivencia del más apto que sustenta ideológicamente al capitalismo.
Los chavictas militantes tenemos argumentos de sobra para demostrar que aun con las dificultades económicas para las grandes mayorías pobres lo mejor que nos ha podido suceder es la revolución, que Maduro continua por la senda de Chávez y que lo mejor está por venir dentro de la revolución bolivariana y poder mantener la moral en alto de toda nuestra militancia, pero necesitamos estrategias integrales y sistemáticas que involucren al gobierno y todas sus instituciones, los partidos de la revolución y principalmente al pueblo de a pie, el que tiene que convivir con las colas, la escases, la especulación, el que en las chiquiticas tiene que confrontar la cotidiana campaña de desgaste que realiza la oposición eficientemente en los pequeños espacios, en las colas, en los estantes vacios, en las busetas, en las bodegas, en hospitales y escuelas.
Por ello es indispensable que los que creemos en el proceso revolucionario desde sus diferentes posiciones ideológicas salgamos unidos y con una estrategia política coherente y cohesionada a dar la batalla en las calles, a demostrar que el chavismo no se agazapa, que nos sobra moral para seguir defendiendo la revolución en todos los espacios, que defenderemos este proceso hasta las últimas consecuencias. Debemos declararnos en campaña permanente cada colectivo, cada organización de base, los estudiantes y trabajadores organizados, cada partido del gran polo patriótico obedeciendo a una estrategia orientada a derrotar las pretensiones de la derecha y a rectificar nuestros errores. Queremos ver a nuestros dirigentes políticos e institucionales acompañar al resto de los «mortales» debatiendo en las colas y en los espacios de la cotidianidad. HAGAMOS LA REVOLUCIÓN EN LAS COLAS
Solo el pueblo salva al pueblo. Ante las dificultades rendirse no es una opción.
De las crisis nacen las grandes transformaciones de la sociedad por lo que el pueblo chavista saldrá fortalecido.
SALGAMOS CON UN TRECE ANTES QUE NOS VENGAN CON UN ONCE (Para que no nos pase lo de aquel fatídico 11 de abril del 2002)
¡Con colas, escasez y todo este «peo» con la revolución me resteo y seguiré siendo orgullosamente chavista!.