Alice Socorro Peña Maldonado
Para Saturnino Torres (2000), «sentipensar es un neologismo que pretende expresar el proceso mediante el cual ponemos a trabajar conjuntamente pensamiento y sentimiento, dos formas de interpretar la realidad, mediante la reflexión y el impacto emocional, hasta converger en un mismo acto de conocimiento y acción».
De esto se podría inferir una formula social, más que de socialización como la entendemos: Sentipensar é Proceso pensar + proceso sentir en un individuo) = reflexión e impacto emocional en un ser humano que le otorga conocimiento para la acción en sociedad. Si lo aplicamos a procesos más complejos a través de los medios de comunicación tendríamos resultados, que bien conocemos todos, como ha sido el impacto y los logros alcanzados por la publicidad en los grupos etarios como los niños, los jóvenes, los adultos y personas mayores, pues las agencias estudian su perfil como consumidor, focalizan toda su atención y producen mensajes para obtener una acción como es el consumo a corto plazo del producto que ofrece el mercado. Solo que la industria publicitaria hace uso más de la emocionalidad que del reflexionar pero logran fehacientemente el objetivo en todos nosotros: ir a comprar aunque después veamos que no era bueno el producto o simplemente no lo necesitábamos.
Esta fórmula aplicada, ya no para manipularnos y convertirnos en un consumidor angustiado y paranoico, sino para promover un sentipensamiento recreador del sujeto histórico en situación y proyección, un sentipensamiento emancipador de la conciencia ingenua y mágica por una crítica y propositiva y un sentipensamiento deconstructor y constructor de imaginarios que contribuya a consolidar nuevos saberes y prácticas sociopolíticas en función de sus necesidades en términos de derechos, intereses vinculados a su ser nacional y sus anhelos profundos que emergen de las utopías originarias e identitarias, permitirá luego impactar y transformar lo social, político, económico y por tanto lo cultural en cuanto desarrollo de la conciencia y acción política a corto, mediano y largo plazo.
En un mundo donde nos han fragmentado en el quehacer del sentipensar, a unos les corresponde desarrollar los sentimientos (la familia y la religión), a otros el pensamiento en términos de conocimiento y reflexionar la realidad (la escuela y universidad), y finalmente a otro grupo, dirigir y actuar en lo político (políticos y empresarios) nos resulta más cómodo y fácil quedarnos así como estamos. Pero bien lo expresa Antonio Gramci con el término de ser intelectuales orgánicos, ya sea como ama de casa, consumidores, electores, estudiantes, poetas, investigadores, entre otros, nos necesitamos completos y no medi-ocre. Tenemos una Constitución y Plan de la Patria que nos recuerda la participación plena en todos estos sentidos: actuación protagónica, corresponsable y revolucionaria.
Esta introducción la hago y me parece obligatoria para explicar brevemente como sujetos participes del Estado venezolano (conformado por el poder constituyente -Pueblo y ciudadanía- y el poder constituido –sector público y privado-) que tenemos que ponernos de acuerdo para hacer un país potencia en todos los ámbitos, comenzando por el imaginario cultural y la construcción de una conciencia y praxis sociopolítica/económica que favorezca a todos y para las generaciones venideras, donde estarán los hijos e hijas, los nietos y nietas de cada uno de nosotros.
En este sentido, quiero dar un aporte al problema que nos afecta a todos, la alimentación de cada día, que en lugar de nutrirnos, nos desnutre y enferma. (ver: http://www.aporrea.org/actualidad/a200891.html ). Como comunicadora y ciudadana siento que es necesario re-conocer y asumir la realidad compleja nacional e internacional en cuanto al modelo hegemónico agroalimentario que impera hasta en nuestra forma de ver y hacer. Haciendo uso de la metodología árbol de problemas y de soluciones respecto a este tema público, les presento las causas (raíces) y consecuencias (ramas y hojas) de lo que a mi parecer constituyen parte del bloque económico alimentario que tenemos desde hace varios años. Ya Naomi Klein en sus libros «No logo» y la doctrina del Shock, nos lo advirtió (sugiero su lectura para entender cómo funcionan las trasnacionales y el mercado global y entendamos todos las consecuencias de su proceder en la inestabilidad de país en términos económicos, agravándose esto cuando los empresarios locales hacen connivencia con estos intereses). Basta analizar las noticias internacionales sobre las trasnacionales alimenticias, incluso las farmacéuticas desde el 2010 plantearon la crisis a través de las agencias noticiosas como forma para «avisar» a la opinión pública mundial el aumento de precios y la disminución de la producción.
Gráfico 1
Como ciudadanos venezolanos tenemos que entender que este modelo hegemónico que aún persiste, a pesar de los cambios que ha intentado y viene efectuando el proceso bolivariano, debe ser deconstruido desde la colonialidad del saber y las prácticas históricas de economía de enclave que como pueblo e instituciones aún mantenemos, pues nos hacen sentir seguros y aún validamos ese modo de quehacer improductivo para todos, aunque sea rentable para un pequeño sector local que ostenta del poder mediático y redunde en ganancia a las trasnacionales.
Tenemos que darnos la oportunidad de construir nuestro propio modelo de producción, tenemos que confiar en nosotros mismos, tenemos que educarnos como productores y potenciadores de esa nueva realidad, de esa tarea histórica que tenemos en nuestras manos y la sentimos de corazón urgente y necesario. A continuación observen el árbol de soluciones y las implicaciones de los medios de información y comunicación tanto del sector público, privado y comunitario.
Gráfico 2
Pero esto no se hará sin la participación de procesos de educación, de información, de comunicación y promoción publicitaria donde los medios de difusión masiva y medios alternativos comunitarios son sujetos imprescindibles para lograrlo.
Programas de radio, programas de televisión, ya sea de opinión, spot publicitarios, promociones institucionales del sector público y privado deben abocarse al uso de los medios como espacios formadores de conciencia y praxis sociopolítica de una economía endógena que avala lo agroalimentario como base de la soberanía y autonomía de los pueblos.
Soy optimista en creer que este momento que muchos hablan de crisis resulta una oportunidad única debido a la experiencia que el pueblo venezolano y las instituciones hemos obtenido por la historia reciente. Basta que seamos conscientes y actuemos en función de la confianza y solidaridad que nos merecemos con nosotros mismos.