Nicolás Álvarez Guevara
En una muestra más de las contradiciones, pactos y alineamientos del gobierno de Cristina Fernández con las fuerzas económicas y políticas que operan en las sombras guiadas por el Estado de Israel y Estados Unidos, un golpe judicial-mediático se ha desencadenado a partir de la desaparición física de un fiscal especial de la Causa AMIA, Natalio Alberto Nisman, integrante de la comunidad judía argentina con fuertes lazos con la CIA y el Mossad.
A partir de esta caracterización del fiscal podemos inferir que su muerte es el primero de los pasos de una trama en la que fuerzas oscuras que operan en la sordidez de la clandestinidad han decidido ir por la cabeza de la presidenta argentina en pleno año electoral y en un escenario internacional en que Israel pretende reavivar su guerra con Irán y colocar presidentes afines con la línea política desarrollada por el sionismo en el mundo.
El supuesto viraje de la política exterior de Cristina Fernández en su alineación con los sectores juedeo-norteamericanos al firmar un Tratado en materia judicial con el gobierno de Irán, desató la furia de Israel quien esperó el momento oportuno para activar la denuncia que el fiscal ya tenía preparada desde hace meses contra la presidenta argentina y el canciller Héctor Tímerman. Nisman habría recibido la orden de sus superiores para adelantar la presentación judicial como parte de una conspiración internacional, judicial, política y mediática lanzada direcectamente sobre Cristina para debilitar su poder institucional provocando un fuerte golpe desestabilizador a uno de los tres poderes del Estado.
No casualmente todos (TODOS) los medios de comunicación argentinos-oficialistas y opositores- no mencionan la influencia del Estado de Israel en el desenlace fatal del fiscal de la causa AMIA en lo que podría ser un nuevo caso de «fuego amigo» o «bandera falsa», donde se genera un ataque a un integrantes de las propias filas para culpar a los supuestos beneficiarios de la muerte de Nisman (el gobierno argentino o el de Irán) y mantener la sospecha en la opinión pública nacional y mundial sobre la posible participación de sectores del gobierno como instigadores o autores.
El blindaje de los medios a la participación israelí no hace más que aumentar las sospechas sobre los medios de comunciación argentinos controlados por Israel como ocurre cada vez que se ocultan los bombardeos y las operaciones terroristas sobre territorios palestinos, secuestros o asesinatos selectivos que diariamente se cometen al estilo nazi-mossad contra población civil en Palestina y todo el Mundo.