Luis Chaparro
La crisis actual del capitalismo amenaza de manera significativa a los países que en el pasado compartieron la burbuja financiera y no tuvieron la suerte de cambiar deuda externa por dólares chinos como la tuvo Estados Unidos para apaciguar sus posibilidades de recesión profunda y seguir siendo la vanguardia especulativa del mundo al contar con todos los mecanismos de información y comunicación manejados por los grandes centros de poder mediático, que les permite presentar un mundo virtual aparentemente real en los que sus papeles de deuda externa se convirtieron, por la magia del oriente lejano, en una dimensión económica que posibilita la obtención de los papelillos verdes, denominados dólares, en negociaciones cuyas intenciones estarían encaminadas dentro de una dualidad perversa que por una parte evita el incremento de la desconfianza en su solides, lo que traería como consecuencia una pérdida de su poder adquisitivo cuyos efectos devastadores impactarían fundamentalmente a la gran reserva de dólares atesorada por China. Nada más, pongámonos a pensar en los efectos de una pérdida pequeña del valor del dólar en los mercados internacionales, éste país perdería una gran fortuna en sus reservas en dólares. Por eso convino en ayudar a los banqueros norteamericanos y salvar a la economía de Estados Unidos en su hundimiento total.
Por otra parte, es necesario recordar que la especulación generada por la denominada «burbuja financiera» tocó fondo en los países europeos que hacían de la hipoteca una panacea del crecimiento acelerado y en su crisis no lograron, tal como lo hizo Estados Unidos convencer al gigante chino, porque su deuda no es tan apetecible como la norteamericana que puede garantizar el retorno de lo prestado por los financistas chinos, dadas sus posibilidades de utilizar la fuerza armada imperial para obtener riquezas en cualquier economía ajena e igualmente eliminar cualquier foco de perturbación a nivel internacional que dude de su potencial económico, tal como ha quedado demostrado en las diferentes guerras que el capital y sobre todo el financiero ha impuesto en las ricas regiones petroleras del mundo. Por ello la Unión Europea necesitó demostrar que su belicismo es tan importante, a la hora de obtener recursos, como la fuerza militar del imperialismo, e invade y destruye a Libia y ahora quiere ir sobre todo el oriente medio, tratando de generar la confianza necesaria para obtener una fuente financiera como la China, que le permitiría apaciguar la crisis por la que atraviesa.
Sin embargo, develada la maniobra especulativa de la «burbuja financiera» norteamericana y de Europa y sus trágicas consecuencias para los pueblos del mundo, el Capital Especulativo de los grandes consorcios internacionales y los mismos banqueros que en el pasado fueron apoyados por los ultraconservadores Bush y banqueros secuaces, hoy vuelven a la carga con Obama y compañía, y tratan de montar otra farsa en la economía mundial, la denominada «Burbuja Petrolera» con la cual pretenden negociar, ya no con los papeles de hipoteca que se convirtieron en capital basura, sino con otro tipo de capital tal como los denominados «Bonos Petroleros», Papeles de Compra de Petróleo a Futuro, Papeles de Acuerdo en Suministro a Países Aliados y otros, manejados por consorcios imperiales, los cuales en la actualidad poseen un sólido valor en los mercados internacionales al ser los únicos papeles soportados en un oro de nuevo tipo: El Oro Negro.
Cabría preguntarse: ¿Qué es eso de la Burbuja Petrolera y que efectos trae para la economía mundial?, a continuación trataremos de determinar en qué consiste y con qué perversas intenciones ha sido creada por los financistas del Imperialismo Norteamericano.
En primer lugar, sobrevaloraron la importancia de un material energético denominado Petróleo de Esquisto, el cual presentan como una alternativa a los yacimientos tradicionales presentes en los países de alta producción y reservas comprobadas de petróleo y gas, tal como Venezuela y el Oriente Medio.
El Petróleo de Esquisto es un nuevo elemento energético que forma parte de una serie de hidrocarburos, principalmente de gas no convencional, que han recibido diferentes denominaciones tales como: arenas bituminosas, gas de esquisto, gas de pizarra, shale gas, gas de lecho de carbón, gas profundo, hidratos de metano y otros, los cuales son considerados la última y más compleja de las formas de extraer sustancias energéticas dado que utiliza una novedad tecnológica denominada fracking, que puede traducirse como fracturación hidráulica en la que además de agua a alta presión, se agreguen otros componentes químicos, tales como ácidos y otros, por lo que se convierten, tal como lo afirma Marsellesi (2012) en el «Block de un activista e investigador ecologista»: en los más caros de aprovechar, en los que es necesario usar más energía, y los que a su vez son más perjudiciales para el medio ambiente y la salud humana.
Se afirman que los hidrocarburos antes citados son los elementos energéticos más caros de aprovechar, dado que las técnicas asociadas a su extracción en yacimientos de gas no convencional resulta compleja por efectos de la aplicación del fracking sobre rocas de bajas porosidad y permeabilidad. Es necesario recordar que la porosidad es el número de huecos en las rocas que acumulan petróleo y gas y permeabilidad es la facilidad con la que el hidrocarburo fluye por ellas; en el caso del Petróleo de Esquisto estos valores resultan demasiado bajos y por ello no garantizan ingresos rápidos en los procesos de negociación, con lo que la rentabilidad económica de este tipo de actividad se ve significativamente afectada.
La técnica de fracturación hidráulica (Fracking) es un método de perforación que combina formas de perforación vertical de tipo convencional de hasta 3 km y luego de alcanzado el yacimiento una perforación horizontal que en los casos óptimos deben alcanzar 1 Km lo que significan 4 km en sondeos, y luego de esto la fracturación hidráulica que con el uso de ácidos, o mediante la inyección de agua a alta presión provoca la fracturación de la roca y permite mejorar las propiedades de formaciones de bajas porosidad y permeabilidad para poder producir el gas no convencional al ritmo suficiente como para rentabilizar este tipo de yacimientos.
Una vez perforado todo el tramo desviado, tal como lo expresa Marsellesi (2012), es el momento de comenzar la operación de fracking en sí. Para ello, se va aislando por tramos el tramo desviado, se usan unas cargas explosivas para perforar la tubería, y se inyecta agua a alta presión, junto con una serie de aditivos. El objetivo es generar nuevas fracturas en la formación y ampliar las ya existentes. Esta operación de fracturación se puede producir hasta 15 veces por cada uno de los tramos, con aditivos específicos en cada caso. Uno de los aditivos más habituales es arena, para que al quedar atrapada en las grietas, las apuntale, e impida que se cierren una vez terminada la presurización de la formación. Además de la arena, se introduce también hasta 500 sustancias entre las que se figuran 17 tóxicos para organismos acuáticos, 38 tóxicos agudos, 8 cancerígenos probados, 7 elementos mutagénicos, etc. (ácidos, antioxidantes, biocidas, benceno, xileno, disulfuro de carbono, compuestos de piridina, etc.) (Tyndall center, 2011). Hay que decir que la composición del fluido de fracturación es en gran medida desconocida, al ser considerada un secreto empresarial de las empresas encargadas de la operación, y estar exentas de las políticas medio ambientales en muchos países.
Si fuera poco, en cada perforación, se necesitan unos 200,000 m3 de agua para la fracturación hidráulica. Teniendo en cuenta que los aditivos químicos suelen suponer entorno a un 2% del total de agua introducida, esto supone que en cada pozo se inyectan 4,000 toneladas de productos químicos altamente contaminantes. Gran parte de este fluido que se ha inyectado en el pozo posteriormente va retornando a superficie, bien inmediatamente después de la operación, bien durante la posterior extracción de gas natural. Es necesaria por lo tanto una buena gestión del líquido retornado, que es altamente contaminante. Además, el fluido inyectado que no retorne, puede permanecer en el subsuelo y migrar posteriormente hacia algún acuífero o la superficie, provocando una importante contaminación, por lo que la mayoría de los países que poseen reservas probables de Petróleo de Esquisto en Europa y el resto del Mundo no están dispuestos a asumir un riesgo tan elevado para su ambiente..
Por otra parte, en lo referido a los costos operacionales para la extracción del Petróleo de Esquisto, este no puede ser producido a menos de U$ 70 el barril, dada la complejidad de los procesos asociados a su producción, por lo que cualquier análisis financiero a futuro posee como piso este monto y hacerlo rentable tiene como premisa obligatoria no dejar descender este precio, el cual resulta poco competitivo con respecto a la producción de petróleo convencional de reservas comprobadas, que no necesitan de inversión financiera adicional para los procesos de detección de su existencia.
La segunda maniobra especulativa del capital financiero internacional se encuentra dentro de la posibilidad de engaño a los posibles capitales a invertir en la producción del Petróleo de Esquisto. Los consorcios petroleros anunciaron hace dos años que la extracción de gas de esquisto en EEUU llegó a una cifra modesta de cincuenta mil millones de metros cúbicos, lo que resulta poco significativo en la producción mundial de gas. Sin embargo la parte comunicacional y una información técnica basada en probabilidades y no en realidades sobre reservas comprobadas generaron expectativas positivas en los inversionistas y los aportes de capital para la extracción de dicho gas superaron los veinte mil millones de dólares. Esto permitió confundir a la opinión pública, en la búsqueda de condiciones especulativas con respecto a las reservas exploradas y el costo real del proceso de extracción, todo ello con el fin de empujar al máximo el valor bursátil de las acciones de la empresas petroleras que manejaban este negocio, en la búsqueda de capitales de inversionistas incautos.
Muchos expertos declaran hoy que la extracción de gas de esquisto no es rentable. La tecnología cuenta con un cúmulo de deficiencias. De entrada, el esquisto es mucho más duro que la caliza arenisca, razón por lo que es más difícil perforarla. Además que, en el esquisto se acumula mucho menos producto útil en una unidad de volumen de roca sedimentaria que en la caliza arenisca. Además que, los poros en el esquisto son demasiado pequeños para un buen drenaje. Ello explica que el gas de esquisto sea un placer muy dispendioso.
Podría concluirse, en este segmento de análisis, que no es cierto que el gas de esquisto haya podido hacer tambalear el mercado energético. La nueva tecnología es demasiado imperfecta como para apostar a ella en la lucha por su futuro energético. Sin embargo, aunque se manejen las distintas dimensiones que conforman la realidad del proceso productivo del Petróleo de Esquisto, se presentan interrogantes sobre la real intención de las corporaciones petroleras norteamericanas en su afán de presentar esta actividad como altamente rentable en el campo financiero. Se cree que una de las respuestas podría ser la necesidad política y económica del Imperialismo Norteamericano de crear una nueva burbuja financiera con base en los hidrocarburos orientado hacia tres propósitos fundamentales.
- La desestabilización de los países productores de petróleo con reservas comprobadas, tal como Venezuela, para tratar de generar desconfianza en los ciudadanos con respecto a su futuro económico y buscar condiciones favorables hacia el cambio de la correlación de fuerzas que en estos momentos favorece a movimientos independe-tistas en el manejo de sus recursos energéticos e incrementan el sometimiento de los grandes centros industriales a políticas sobera-nas, afectando significativamente el dominio de los mercados internacionales por parte de los grandes consorcios de las finanzas petroleras. Todo ello en la búsqueda de nuevos grupos de poder que favorezcan sus intereses corporativos.
- La disminución del valor de las reservas petroleras comprobadas, al señalar de manera engañosa la abundancia de nuevas fuentes energéticas, traería como consecuencia una baja sustancial en el valor de los papeles petroleros, los cuales serían adquiridos por las corporaciones en los mercados financieros a precios por debajo de su valor real con inversiones procedentes de fuentes diversas y sobre todo del engaño sobre la rentabilidad del Petróleo de Esquisto, de la compra a futuro de hidrocarburos a bajo precio y luego de esta maniobra presentar la realidad verdadera sobre la rentabilidad del Petróleo de Esquisto y vender a los nuevos precios del petróleo convencional y obtener ganancias especulativas de la diferencia establecida.
Los que alimentan esta nueva burbuja financiera intentan reconfigurar la geopolítica energética mundial basados en las posibilidades energéticas derivadas del Petróleo de Esquisto. Los problemas comienzan con los datos históricos de producción, que son limitados. El Barnett Shale en Texas es la única formación de esquisto, con una historia significativa. El primer pozo vertical se perforó en 1982, pero no fue sino hasta el advenimiento de la perforación horizontal en el año 2003 que la producción realmente despegó. Al perforar horizontalmente y luego fracturar hidráulicamente («fracking») la roca con una mezcla de agua a presión, productos químicos y arena (partículas que mantienen abiertas las fracturas), los operadores iniciaron la revolución de gas de lutita. Las perforaciones explotaron en el Barnett unos 3.000 pozos en 2003 a más de 9.000 en la actualidad. Así pues, tenemos un conjunto de datos razonablemente buenos establecidos para el Barnett. Los datos de la pizarra de Fayetteville en Arkansas son también razonablemente sustanciales, y se remontan a 2004, incluyendo cerca de 4.000 pozos. Los datos de la pizarra Haynesville en Louisiana son mínimos, con data de finales de 2007 y que incluye menos de 2.000 pozos. Los datos históricos correspondientes al resto de las principales obras de gas de esquisto Marcellus, Eagle Ford, Bakken, y Woodford, junto con un puñado de obras menores, son demasiado recientes y escasos para permitir el modelado preciso de los perfiles de producción.
Después de modelar matemáticamente la producción real de miles de pozos en el Barnett, Fayetteville y Haynesville, Berman (2014), ha encontrado que los operadores habían exagerado mucho sus afirmaciones. Las reservas parecen ser exageradas en más de un 100 por ciento.
Típicamente, el núcleo 10 a 15 por ciento de gas de una formación de esquisto es comercialmente viable. El resto puede o no ser-no lo sabemos en este momento. Sin embargo, la industria ha calculado el gas potencialmente recuperable como si son 100 por ciento igualmente productivos.
La productividad de la vida reclamada, o la recuperación final estimada, de pozos individuales también se exageró, encontró Berman. Las curvas de declinación de producción modelados por operadores, predicen que la producción disminuirá abruptamente en primer lugar, seguido por una cola larga y aplanada de la producción. Análisis de Berman encontraron un mejor ajuste con un modelo en el que la producción cae abruptamente durante los primeros 10 a 15 meses, seguida de un descenso más débilmente hiperbólico. Los pozos de «shale gas» típicamente pagan más de la mitad de su producción total de vida en el primer año. Así que los operadores deben seguir perforando continuamente para mantener una tarifa plana de producción en general.
Berman llega a la conclusión de que la vida media de un pozo Barnett podría ser tan sólo 12 años, en lugar de los 50 años reclamados por los operadores, y la recuperación final estimada a partir de pozos individuales pueden ser de la mitad de lo que se afirma. Sólo sabremos qué modelos son correctos después de otros 5 a 10 años para el Barnett, y más de una década para las obras más recientes.
Otros problemas identificados por Berman incluyen inflar artificialmente los números promedio de productividad del pozo, cuando la caída de producción de pozos los hace salirse de sus cálculos; indebidamente incluyen los datos de producción de los pozos re-estimulados como si tuviesen un pozo inicial completo, y entremezclar datos de pozos nuevos y viejos sin alinear la datos por antigüedad, dando una impresión significativamente mayor que la producción real.
Por otra parte, la EIA (Agencia Internacional de Energía) hace referencia a todos estos temas señalando que «hay un alto grado de incertidumbre en torno a la proyección, empezando por el tamaño estimado de los recursos de gas de esquisto técnicamente recuperables», y que «las estimaciones incorporan muchas suposiciones que pueden resultar ser falsas en el largo plazo.» Sin embargo, ninguno de estos temas está debidamente contabilizado en los estados financieros oficiales de los operadores.
Por todo lo expuesto con anterioridad es posible concluir, develadas las falsas estimaciones de las operadoras norteamericanas, que el Petróleo de Esquistos no puede ser el factor determinante en la baja actual de los precios del petróleo venezolano y que esta situación amerita el estudio de otras dimensiones asociadas a la sobre producción en los países de medio oriente que podrían estar lanzando al mercado petrolero altas cantidades de crudo barato e igualmente al contrabando de petróleo por parte de los fundamentalistas islámicos en Libia y el Norte de Irak y Siria. El falso discurso sobre la potencialidad del Petróleo de Esquisto ayuda a ocultar los planes imperiales orientados a generar no solo una burbuja financiera sino igualmente la desestabilización y crisis económica que pretenden crear en Venezuela para tratar de incentivar el malestar colectivo en contra del actual gobierno bolivariano en la persona de nuestro presidente obrero Nicolás Maduro
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