Miguel E. Canosa
La guerra psicológica lanzada por el gobierno de Israel en represalia a la firma de un Tratado judicial con La República de Irán por parte del Estado Argentino, se coronó este domingo con el asesinato selectivo de un fiscal de la propia comunidad judía que días antes había presentado una denuncia judicial y mediática contra la presidenta argentina, Cristina Fernández, el Canciller Timerman y un joven diputado oficialista por un supuesto encubrimiento de funcionarios iraníes supuestamente responsables de la matanza de 85 personas mediante un coche bomba en el edificio de la AMIA en el año 1994, aún impune.
Pero nada de esto llama la atención: el Mossad es uno de los servicios de inteligencia más pequeños del mundo pero más especializado en el asesinato selectivo de personas claves tanto para eliminar a enemigos o para hacerlo contra los propios aliados en lo que se llama ataques de bandera falsa. Nisman es sin dudas parte de una operación de inteligencia internacional desestabilizadora contra el gobierno de Cristina Kirchner en la continuación de la guerra de medio oriente exportada a latinoamérica con epicentro en Buenos Aires.
Lamentablemente el gobierno quedó nuevamente atrapado en su propia lógica de pactos con Estados Unidos e Israel con quienes ha tenido desde el NO al ALCA y tras la desaparición física de Néstor Kirchner una relación de idas y vueltas que generó las condiciones para que esos dos «países aliados», arremetan contra la presidenta argentina a comienzos de un año electoral.
La guerra de inteligencia y guerra psicológica lanzada sobre el fiscal de la causa AMIA, llevó a la muerte al fiscal que dirigía el proceso judicial sin resultados concretos, y acusando sin pruebas contundentes a 4 funcionarios del gobierno de Irán, aunque varios especialistas concuerdan en que tanto el caso AMIA como la reciente muerte de Nisman se parece a un ataque de bandera falsa para generar hechos de conmoción política y social internacional para desestabilizar al gobierno argentino.
La historia del Estado genocida de Israel nos muestra que este país y sus fuerzas estatales no descansan en su objetivo de acusar a Irán y a la Argentina de montar una operación de encubrimiento del atentado, según denunciara días atrás el asesinado fiscal, aprovechando el clima antiterrorista generado por el ataque a Charlie Hebdo, motivo que hizo retornar de urgencia a Nisman desde Europa, para acusar nada más y nada menos que a la presidenta constitucional en funciones, y generar las condiciones de golpe judicial-mediático, debilitar o forzar la salida anticipada del gobierno.
Es hora que desde su facebook o de cara al pueblo la presidenta acuse con nombre y apellido a los enemigos de la Patria antes que sea demasiado tarde para lamentarse por las acciones no llevadas a cabo a tiempo, dejando a la población a merced de los sicarios mediáticos que estan masacrando psicologicamente a una sociedad poco preparada para comprender lo que realmente sucede tras el asesinato selectivo de Nisman.