Ángel Guerra Cabrera

El proceso de unidad e integración de América Latina y el Caribe (ALC) y su posicionamiento geopolítico en el mundo como región con creciente autonomía ha adquirido una dimensión y velocidad sin precedente desde que fuera electo Hugo Chávez a la presidencia de Venezuela en diciembre de 1998.

Como afirma la académica brasileña Mónica Bruckman: Nunca antes en la historia la región tuvo una densidad diplomática tan dinámica y un conjunto tan amplio y diverso de mecanismos de intercambio y acción política conjunta. En los últimos 15 años surgieron el Alba, Petrocaribe, Unasur y la Celac, espacios de diálogo, cooperación y concertación política anteriormente inexistentes que a su vez potenciaron o redireccionaron esfuerzos integracionistas anteriores como el Caricom y el Mercosur.

Esta situación explica que no obstante la diversidad de posiciones políticas e ideológicas de sus gobiernos, ALC haya hablado con una sola voz en no pocos temas en los foros internacionales y, recientemente, mantenido como bloque un diálogo muy provechoso tanto en lo económico, como en lo político y cultural en el primer Foro Ministerial de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) con China.

Ello se debe también a las acciones emprendidas en su momento por el ex presidente Hu Jin Tao y a la actitud particularmente generosa con nuestra región de la actual dirección china. En su corto periodo de mandato el presidente del gigante asiático, Xi Jinping, ha hecho dos giras por ALC. La última de ellas abarcó Brasil, Argentina, Cuba y Venezuela, países con los que, proclamó, su país mantiene una relación estratégica. O sea, un vínculo que va más allá de lo económico y se adentra en la comunidad de puntos de vista y las acciones conjuntas sobre un importante número de asuntos de la agenda internacional y se funda en un creciente intercambio comercial, cooperación e inversiones chinas de gran envergadura no sólo en esos países, sino en muchos otros de ALC.

Todo ello se ha visto aumentado y reforzado en la reunión celebrada en Pekín este mes e impactará seguramente la próxima cumbre de la Celac en Costa Rica a finales de este mes. Debe considerarse que China está a punto de convertirse en la primera potencia económica mundial, extraordinariamente fortalecida en su proyección de poder mundial por la profundización de su alianza multifacética con la Rusia de Vladimir Putin, que incluye un trascendental componente energético y militar, y también por la ampliación conjunta del espacio geopolítico y económico de ambas en la zona euroasiática. De la misma manera, por su pertenencia a los BRICS, condiciones todas que cuestionan cada vez más a fondo la otrora hegemonía casi única de Estados Unidos y constituyen sólidas bases del tránsito hacia un mundo pluripolar.

En su discurso inaugural el presidente Xi afirmó que China, ya primer socio comercial de ALC al haber pasado de los 12 400 millones de dólares anuales de comercio con la región en 2000, a los actuales 240 mil millones, se propone elevarlo a 500 mil millones en el curso de los próximos diez años. Igualmente, anunció que el país oriental invertirá en igual periodo 250 mil millones de dólares en los países miembros de la Celac.

En la cita se elaboró el Plan de Cooperación China- América Latina y el Caribe (2015-2019). Según el mandatario costarricense Luis Guillermo Solís, a la vez presidente pro tempore de la Celac fue un encuentro histórico, ya que es la primera vez que China y América Latina logran establecer una agenda estratégica de largo plazo.

Por su parte, Rafal Correa, jefe de Estado de Ecuador que asumirá la presidencia de Celac a partir de la cumbre de Costa Rica, encomió la declaración de Xi Jin Ping cuando afirmó que la relación de su país con ALC es “entre iguales. En entrevista con el pequinés Diario del Pueblo Correa dijo que China tiene la capacidad de proveer los recursos financieros y la transferencia de tecnología que requiere América Latina para completar su infraestructura de puertos y aeropuertos hasta 2020.

Uno de los saldos de la reunión de Pekín ha sido la contundente línea de financiamiento a bajo interés extendida por el país de la seda a Venezuela y Ecuador en un momento en que son muy golpeados por el descenso de los precios del crudo.

China viene a aportar un ingrediente fundamental que necesita ALC para su desarrollo independiente, sin afanes imperiales como destacó el presidente Maduro.

Twitter: @aguerraguerra