Miguel E. Canosa

 

Las modalidades de intentos de golpe de Estado en Latinoamérica han tenido una gama de diversidades que nos lleva a analizar brevemente las nuevas formas de desestabilización y sus mecanismos de laboratorio en esta guerra global de IV Generación GIVG.

De los 3 golpes de Estado «exitosos» podemos expresar algunas consideraciones: el 11 de abril de 2002 el presidente constitucional de Venezuela sufrió un golpe cívico-militar-imperial-mediático con la participación de grupos del ejército, empresarios y políticos de derecha junto a los gobiernos de Estados Unidos y España, con la esencial puesta en escena de un montaje mediático para generar una crisis política (demostrado en el documental de Puente Llaguno), con masiva presencia mediática de los medios de oposición que volcaron a la gente a calle para luego asesinar a varios ciudadanos y echarle la culpa al gobierno, quien se mantuvo fuera del poder 48 hs, hast que el propio pueblo chavista  sus fuerzas leales lograron el retorno al poder del comandante Hugo Chávez. La variable mediática fue imprescindible para su temporal éxito.

El 28 de junio de 2009 el presidente constitucional Manuel Zelaya sufria un secuestro en su propia casa por fuerzas del ejército y era trasladado en pijamas a la República Dominicana para ser reemplazado por el presidente de la Asamblea Nacional. La causa del golpe judicial-parlamentario fue la posición del Congreso Nacional, el Tribunal Supremo Electoral de Honduras y la Corte Suprema de Justicia, sobre la legalidad de una Cuarta Urna, para votar un referéndum y cambiar la constitución por medio de una Asamblea Constituyente. 

 

Tras la realización de las elecciones presidenciales hondureñas del 29 de noviembre de 2009, donde resultó victorioso Porfirio Lobo, Roberto Micheletti se mantuvo al frente del gobierno hondureño hasta el 21 de enero de 2010, cuando tras fuertes presiones internacionales, delegó la administración del mismo a su Concejo de Ministros, aunque no presentó su renuncia a su cargo parlamentario. Golpe judicial-parlamentario-militar.

El Golpe de Estado en Paraguay de 2012, se desató a raíz de la moción de censura contra el entonces presidente Fernando Lugo por la Cámara de Diputados de Paraguay. Este órgano parlamentario acusó al gobernante electo en el 2008 por mal desempeño de funciones, acusándolo -entre otras cosas- de responsabilidad política por los enfrentamientos entre campesinos y policías ocurridos días antes en Curuguaty, departamento de Canindeyú, con un saldo de diecisiete muertos. Posteriormente, una mayoría de 115 parlamentarios de 5 partidos políticos diferentes sobre un total de 125 congresistas decidió destituirlo de su cargo.

El formato de francotiradores en la plaza y el apoyo de los EE UU condicionó al presidente constitucional Fernando Lugo, quien presentó su renuncia para evitar un «baño de sangre». Un evento de conmoción social como el asesinato de varias personas por parte de la policía inauguraba otra modalidad de golpe policial-parlamentario-militar y mediático.

La muerte del fiscal especial del Caso AMIA en la Argentina, Natalio Alberto Nisman, perteneciente a la comunidad israelí en el país y con fuertes nexos con los servicios de inteligencia argentinos, la CIA y el Mossad, generó un evento de conmoción política y social pocas veces visto desde los atentados a la Embajada de Israel (1992) y la mutual AMIA (1994) durante el gobierno de Carlos Menem.

La sugestiva aparición del embajador de los Estados Unidos en Argentina, días antes de la muerte del fiscal que acusó a la presidenta Cristina Kirchner de encubrimiento de la explosión de la AMIA, el regreso sorpresivo del fiscal desde Europa hacia Buenos Aires para presentar la denuncia contra la presidenta luego de los eventos de París y la presentación mediática (días antes de su muerte) en un canal opositor, configuran el inicio de un golpe abiertamente provocado por servicios de inteligencia extranjeros en la vida política argentina, que tiene final abierto y pone en serio riesgo la continuidad del gobierno constitucional de la presidenta Kirchner, como lo fueron los tres casos anteriormente mencionados.