Antonio Mercado

 

A casi 2 años de la desaparición física del Comandante Eterno Hugo Chávez Frías, su principal aliado venía realizando acuerdos secretos con el sector demócrata de los EEUU, representado por el mismísimo presidente Barack Obama. El Partido Comunista de Cuba y sus representantes en el gobierno previeron una posible crisis del gobierno sobrevenido encabezado por Nicolás Maduro y Diosdao Cabello, acelerando así las negociciones con el imperio norteamericano, principal causante del bloqueo económico al que la isla está sometida desde hace 53 años.

El principal aliado de los demócratas y los comunistas fue nada más y nada menos que sus santidad el Papa Francisco I, de origen argentino y con buena llegada a la iglesia estadounidense y cubana. De esta forma y bajo el manto de El Vaticano se fue forjando un acuerdo integral entre EEUU y Cuba, que dejó boquiabiertos a más de un presidente y presidenta en esta parte del continente y a muchos cubanos y cubanas, de ambos lados, como así también a los sectores más recalcitrantes mayameros y del tea party.

Al mismo tiempo Obama preparaba el ataque contra el gobierno y pueblo de Venezuela, intentando apoderarse de la primer reserva mundial de petróleo certificada del mundo, a solo tres días de barco de los puertos estadounidenses. El doble juego que venía siendo ejecutado m ediante un manual específico para el chavismo, generó una gran crisis económica y una afectación a la psiquis de buena parte de los venezolanos de uno y otro sector, mediante guerra psicológica, económica, cambiaria, contrabando, escasez, acaparamiento y demás lacras lanzadas contra el pueblo bolivariano, en una operación similar a la ejecutada en Chile en los años 70s, antes del derrocamiento de Salvador Allende, cuando el manual de la ITT, recomendaba hacer chillar la economía chilena y generar las condiciones para un golpe de estado.

La nueva guerra de cuarta generación es alimentada por este acuerdo entre el gobierno de EE UU y Cuba pretendiendo inyectar en el imaginario del venezolano la acertada política de negociaciones que impulsa el partido comunista y el gobierno de Raúl Castro, comparado con los dirigentes del PSUV y funcionarios del gobierno de Nicolás Maduro: se construye así un escalón más para las condiciones de intervención diplomática y política de la comunidad internacional que mediante las acusaciones de violaciones de DDHH, intenta derrocar al gobierno, supuestamente forajido, que debe ser sancionado por hechos que no ha cometido.

La situación se agrava por la crisis de los precios del petróleo que golpea a Venezuela, Rusia y demás miembros de OPEP, quienes ven caer el valor de su principal y casi única mercancía de exportación, utilizando los yacimientos de petroleo que se encuentran en Estados Unidos, Argentina y demás países, quienes aportaron su cuota de responsabilidad a la hora de hacer propaganda en favor del fracking y el shale oil.

Obama reconoció que Estados Unidos utilizará otra estrategia para apoderarse de Cuba, pues el método del bloqueo no logró los resultados esperados. La economía cubana, necesitada de capitales de inversión y divisas frescas, se enfrentará al mayor de los desafíos desde la caída del muro de Berlin que es la caída del bloqueo: un nuevo combate en la guerra de posiciones y un posible «abrazo de oso» pero esta vez del capitalismo salvaje.