Oscar Heck
“La tasa efectivamente real de asesinatos es de solamente 5 por cada 100,000 habitantes, donde abordo el tema de la percepción.
Ver: http://aporrea.org/actualidad/a200151.html
Bueno, es solamente hoy, después de haber recibido muchos correos de los lectores durante los 12 años que abordo el tema, que me di cuenta de algo, algo muy sencillo, pero probablemente la cosa más importante con respecto al tema de la percepción.
Ni una sola persona que me ha escrito, opositor o chavista, hasta ahora ha entendido a profundidad lo que significa la percepción y como esa percepción, mezclada con la realidad, afecta nuestra verdad, por ejemplo en el caso de la percepción de la delincuencia.
Me di cuenta hoy — a veces soy muy lento — de que sin duda absolutamente todas las personas que me han escrito sobre el tema de la delincuencia en Venezuela y de cómo la perciben (su verdad), siempre han tenido un televisor, y probablemente con televisión por cable o vía satélite.
Yo no, nunca he tenido un televisor a menos que fuera para escuchar las noticias, pero nunca tuve cable o la televisión por satélite. Tampoco he sido influenciado por Hollywood porque he ido solamente 4 veces al cine, una vez en 1967 para ver Mary Poppins, después en 1968 para ver Godzilla, otra vez en 1976 para ver A Star is Born, y un documental en los años 1990 de The Dead Can Dance.
Nunca quise ser influenciado o manipulado, es decir contaminado, por la porquería de Hollywood, la televisión o los medios de comunicación, etc., porque decidí a los 15 años de edad que quería vivir la vida de primera mano, lo más cerca posible de la realidad, es decir, de manera más o menos empírica. Esta forma de vida me permitiría estar más cercano a cualquier verdad, y me permitiría resolver problemas complejos de manera más efectiva, ya que me permitiría ver desde afuera, o desde adentro, la realidad con un mínimo de influencia externa inventada, y con la menor contaminación posible.
Es probablemente por esta razón (de no tener televisión) que soy capaz de ir a cualquier lugar, a cualquier hora del día o de la noche sin temor alguno de ser atracado, robado, asesinado, etc. Desde mi punto de vista empírico, y mis experiencias empíricas en 34 países, en guerras, secuestros, etc., cuando me ha ocurrido ser atracado o secuestrado o robado, lo tomo simplemente como otra experiencia empírica de la vida. No tengo una noción prefabricada, por ejemplo de que ser atracado es algo grave y peligroso, entonces respondo a esa situación de igual manera como si fuera a tomar un autobús, pero que el autobús ya se haya ido. Es simplemente otra situación que hay que resolver de la manera más calmada e inteligente posible.
Mi actitud siempre es igual si alguien me atraca con pistola, cuchillo, machete, o ametralladora (me ha ocurrido cada uno de esos casos, algunos varias veces).
Aunque fui secuestrado, robado, atracado, atacado, y me trataron de matar 8 veces (creo que conté bien – he vivido una vida muy fuera de la normal), yo nunca he vivido con algún temor de ser atracado, robado, secuestrado o asesinado. La razón, creo yo, es porque nunca tuve televisión, es decir, mi cerebro no está contaminado con el miedo que el imperio y sus lacayos quieren inculcar en la población para mantenernos sumisos y con temor y paranoia, quitándonos así el poder de pensar lógicamente y actuar efectivamente.
Antes de la invención de la televisión, la principal institución que sembraba el miedo en la población en nombre de los imperios era la iglesia cristiana occidental, “¡Si no obedecen a sus amos, irán al infierno por la eternidad!” Hoy, son los medios de entretenimiento y de comunicación que hacen ese trabajo sucio para los ricachones del mundo, así asegurando la debilidad de los esclavos, garantizando la subyugación plena a través del miedo.
Entonces, si alguien quisiera deshacerse de la contaminación del miedo, simplemente paren de ver televisión, paren de ir al cine, y paren de ver películas. Generalmente no sirven para nada bueno, y aun la gran mayoría de los documentales están hechos con la misma intención.
Esto les dará bastante tiempo libre para dedicarse a cosas tangibles y reales, y a la observación y el estudio del comportamiento humano. Les garantizo que dentro de un año, se darán cuenta del profundo nivel de miedo en el cual se encontraban esclavizados anteriormente.
La gran mayoría de las personas que miran televisión son como personas en sillas de rueda, o paralizados en una camilla, incapaces de moverse, vulnerable por todos lados, con temor constante, son discapacitados por lo que la tele les ha inculcado, un muy poderoso veneno.
Juan 5:8-9: Jesús le dijo: “Levántate, toma tu camilla y anda.” Al instante el hombre quedó sano, y tomó su camilla y comenzó a andar.
¡Apaguen el televisor y levántense!