El boicot que promovió el gobierno de Barak Obama con las transnacionales petroleras, contra la OPEP y demás países productores, especialmente, contra Rusia y Venezuela, ha sido un rotundo fracaso.

El petróleo de esquistos, producto del fracking o fractura hidráulica, no superó la necesidad real del mercado internacional, ni tampoco podrá sustituir la demanda de los próximos meses, razón por la cual se estima que en el primer semestre del año dos mil quince (2015) empiece un ascenso del barril de crudo, entre noventa y ciento diez dólares, cuyo tope podría incluso llegar a la barrera de los ciento veinte dólares, toda vez que la producción y las reservas de EEUU se pusieron al descubierto, gracias a la errática política petrolera y económica de Barak Obama.

Por otra parte, el daño causado, en tan poco tiempo, contra la ecología, no solo del suelo estadounidense, sino también del mundo, ha activado las alarmas, en primera instancia, entre los ciudadanos estadounidenses, además del resto del mundo, por cuanto la práctica del fracking ha removido las cimientes del subsuelo y todos los terrícolas corremos el riesgo de la conflagración del planeta, gracias al resentimiento del núcleo del planeta tierra, por culpa de un irresponsable títere con poder y afán de doblegar al mundo, lo que pasa por querer quebrar económicamente a Rusia y a Venezuela, entre otros de los que necesita parasitar.

En el caso de Rusia, su Presidente, Vladimir Putin y su fuerza productiva, ya tomaron las medidas económicas y políticas, que han doblegado a los miembros de la Unión Europea (UE), en su afán de invasión y servilismo en favor de EEUU, por lo que se han visto en la obligación de recular y pedir puentes de entendimiento con esta potencia mundial, que apuesta al mundo multicéntrico y pluripolar, que además cuenta con excelentes relaciones con los países de la América Latina, el Caribe, África, Asia y con el resto de los BRICS.

En el caso de Venezuela, las previsiones tomadas por el Comandante Hugo Chávez y aplicadas por el Presidente obrero Nicolás Maduro, han sido acertadas, en el sentido de que por más de diez años, en el Presupuesto Anual de la Nación, se ha calculado el ingreso de divisas por producción petrolera, en sesenta dólares por barril, lo que ha garantizado el cumplimiento de todas las misiones sociales, programas económicos, inversión social y desarrollo productivo, además de que se han alcanzado reservas que permitan paliar situaciones de crisis del capital a nivel internacional.

Por otra parte, la política que la OPEP y otros países productores no alineados con este cártel petrolero han definido, consiste en elevar el precio del crudo, aumentar gradualmente sus producciones, sin exceder los límites del treinta mil barriles diarios, que entre otras medidas puntuales, desnudarán a las transnacionales que han explotado el petróleo de esquistos, con el método del fracking, por cuanto las transnacionales norteamericanas, no tienen capacidad de mantener este tipo de explotación con graves daños ecológicos, pérdidas materiales, ni pueden compensarse con sobreproducción de la recién robada petrolera mexicana, entre otras graves consecuencias, que convierten al señor Barak Obama en el homicida, por excelencia, del planeta, por encima del gobernante judío, Ariel Sharón, el exterminador de palestinos.

El riesgo de estas aventuras económicas, para quebrar la economía venezolana está en que para no perder todo el esfuerzo en esa aventura imperial, el Senado estadounidense y el endorracista gobernante de esa nación, buscan acelerar una incursión armada contra Venezuela, toda vez que alcancen los altos niveles de irritabilidad social que deriven en una explosión social y justifiquen el Golpe de Estado contra el Presidente Nicolás Maduro.

Pero, la prepotencia imperial no cuenta con la política que adelanta el mandatario obrero venezolano, junto con la clase obrera y trabajadora, en general, entre las que destacan: aumentar la producción petrolera; abrir nuevos escenarios de comercio e intercambio petrolero; abrir mercados internacionales de la producción criolla diversificada; e inundar el mercado nacional de todos los alimentos y productos que el Pueblo necesita y que hasta el día de hoy le están vedados, gracias al Desabastecimiento Programado, sobreprecio, ralentización e inflación artificial, que la parasitaria burguesía, nucleada en Fedecámaras-Venamcham orquestaron, con excelentes resultados para ellos, hasta que el festín se les acabe, confiamos que a la vuelta de los próximos días, o ellos se saldrán con la suya.

El caso es que a pesar de la guerra económica, la ineficacia de funcionarios y la corrupción existente, el país entero, con esta revolución irreversible y junto con Nicolás Maduro al frente de la República, puede estar seguro de que la economía se enrumba por derroteros seguros, que garantizan el «vivir viviendo» de la familia venezolana y la protección del salario real de la clase trabajadora para este año que se avecina, el dos mil quince, lo que nos hace ser optimistas con esta revolución bolivariana, socialista y chavista, a pesar del estorbo del parasitarismo, institucionalizado por la derecha.