Esteban Montes

 

Si bien no tengo la costumbre de escribir artículos y menos enviarlos por correo, me veo en obligación moral de contestar un escrito publicado en la página web Matrizur.org bajo el título ¿Para qué sirve «La Cámpora»? y firmado por el señor Camilo Rodríguez y que espero el conocido portal alternativo me publique.

Considero que algunas de las afirmaciones vertidas por el señor Rodriguez son inexactas y no se ajustan totalmente a la realidad histórico-política de esta agrupación juvenil argentina liderada por el hijo de la presidenta Cristina Fernández, es decir, por Máximo Kirchner.  

Se afirma que. «El ex presidente Néstor Kirchner ideó en 2007 un espacio político juvenil al que le designó a dedo su líder familiar, Máximo Kirchner, primogénito de Néstor y Cristina, quien luego de varios años y tras la desaparición física del conductor del kirchnerismo, finalmente hizo su presentación en público y expresó sus ideas hace algunas semanas en el Estadio del Club de Fútbol, Argentinos Juniors, de la ciudad de Buenos Aires».

La anticipada muerte de Néstor generó un vacío político dentro de las filas kirchneristas y ha sido un duro golpe político para el proyecto nacional pues Néstor era el principal ideólogo y accionador político que además ejercía la jefatura del espacio y este hecho no se transfiere a los parientes ni por linaje, sangre u ósmosis, por lo tanto no era esperable que Cristina o Máximo se convirtieran en los sucesores naturales de Néstor, pues la experiencia personal no es transferible de un humano a otro y los gobiernos republicanos no aceptan a la monarquía como forma de gobierno.

En todo caso el error histórico ha sido interpretar que Cristina podía cumplir con el papel de conductora política del espacio, hecho que no se ha dado totalmente pues carece de condiciones de liderazgo propias de una lidereza política, aunque es sin lugar a dudas una estadista con todas las letras y una oradora de primera línea mundial.

Por su parte, si bien Máximo cuenta con 37 años de edad, no estaba preparado para afrontar responsabilidades de conducción del espacio juvenil «La Cámpora» que si fue creado por su padre para incentivar en Máximo las habilidades políticas que Néstor supo desarrollar como lo hace un arquitecto o abogado con sus hijos, aunque Máximo no haya cursado estudios universitarios como sus padres y se dedicara a administrar los bienes familiares de obtenidos desde la esfera privada.

El escrito continua diciendo: «Se suponía que ante el pedido de las organizaciones sociales de crear una «fuerza propia» que apoyara al gobierno en sustentar políticamente y acompañar la gestión, se crearía un espacio político amplio y democrático, ideológicamente unido y organizativamente consolidado para enfrentar a un supuesto enemigo del proyecto nacional y popular, proyecto luego liderado por Cristina Fernández».

Se afirma en el escrito que «La precipitada muerte de Néstor, y el aluvión de jóvenes volcados a la política del kirchnerismo, transformó a «La Cámpora» en el reemplazo de las organizaciones sociales existentes y en la ocupación de cargos en la administración al estilo paracaidista, en la que hermanos, hermanas, primos, primas, amigos, amigas, esposos, esposas, novios, novias y amantes, ocupan lugares con muy pocos conocimientos de la gestión que concluirá indefectiblemente el 10 de diciembre de 2015.»

La desaparición física de Néstor generó el aprovechamiento político no solo dentro de las filas del kirchnerismo sino desde afuera de las mismas, lográndose por un lado debilitar el liderazgo de Cristina a través de los medios de comunicación, que si bien consiguieron diezmar en algún sentido la imagen de la presidenta, también desnudaron las falencias en materia de conocimiento de las ciencias económicas, pues fueron más que evidentes fueron los errores cometidos por los sucesivos integrantes de los equipos económicos, que en vida, monitoreaba Néstor, pero que Cristina no supo monitorear por falta de formación en materia de administración, economía y finanzas esatales, hecho que permitió la desconexión con las clases medias y la pérdida del voto de los centros urbanos, que tras el 54% del 2011, le propinaron un retiro del apoyo electoral, encumbrando a Sergio Massa como la nueva promesa y continuación del proyecto peronista, al no percibir la sociedad que Scioli o un candidato de la propia fuerza pueda ganar hacia el 2015.

Más adelante se sostiene: «»En este devenir, las organizaciones que quedaron lideradas por «La Cámpora» en el espacio de encuentro «Unidos y Organizados»  son actores secundarios de las decisiones tomadas por designios verticalistas, de dudosa eficacia política, no solamente para las organizaciones cooptadas y «quebradas», sino fundamentalmente para la «fuerza propia» que ve pasar el tiempo realizando acciones nada relevantes para lo que se supone es un gobierno transformador, aunque más alineado a ideas políticas algo estatistas con centralidad en los negocios capitalistas con empresas extranjeras del petróleo, las semillas, la minería o las comunicaciones».

En este caso coincido en que la denominada «militancia» se ha visto traicionada pues el gobierno no realizó los cambios de paradigma necesarios para modificar irreversiblemente la realidad política, económica y social instalada por el neoliberalismo

«La propia fuerza se va disgregando por la base al apreciar cotidianamente y en sus propias familias que a pesar de los subsidios o contratos obtenidos en esta década, las condiciones de vida materiales no se han modificado y que el acceso a la educación y la salud continúan difíciles para los sectores populares a los que la «propia fuerza» venía a rescatar. Sucede que «La Cámpora», como toda fuerza burguesa de extracción rica en su cúpula, degeneró en una casta de personas alejadas de los intereses verdaderos del pueblo peronista y se encuentra fijado en lo que le resta de mandato para llevarse todo lo que se pueda y aguantar el temporal que se viene luego de 2015, con un supuesto liderazgo cosanguíneo, de casta y secta», se afirma en el artículo.

Esto si bien es en parte cierto, no es menos cierto que es una práctica habitual en la mayor parte de los gobiernos de la región y el Mundo, pues la confianza y no la idoneidad son los parámetros utilizados por los políticos a la hora de elegir a colaboradores cercanos. Este hecho no significa que se hayan creado sectas o castas, aunque los jóvenes suelen desarrollar una afinidad de grupos en toda actividad que desarrollen de manera colectiva, como sucede en la política. EL problema ocurre cuando las cúpulas se degeneran en sectarias e impregnan a la masa de esas prácticas perversas, que si han aparecido en el sector juvenil kichnerista.

Finalmente asegura el autor que: «Así, la experiencia kirchnerista ingresa en su fase de último año primaveral con más tormenta que sol, a los banquinazos y aspirando lo que haya hasta donde dé.»

Esta última afirmación será en todo caso verificada por la justicia a la terminación del mandato y es demasiado temerario afirmar sin pruebas supuestos delitos de corrupción basados en rumores o investigaciones periodísticas sin base de sustentación sólida como para juzgar una gestión de más de 11 años de gobierno.

 

Espero publiquen este artículo.

 

estemontes@gmail.com