Agencias

 

20-11-14.-Recientemente, el secretario de prensa del Pentágono, vicealmirante John Kirby, advirtió al presidente ruso, Vladimir Putin, acerca de los vuelos de aparatos rusos en las inmediaciones de países de la OTAN. “Ciertamente, no vemos estos vuelos y actividades como útiles para la situación de seguridad en Europa”, dijo Kirby a los periodistas.
 

Según fuentes de la alianza, al menos cuatro grupos de aviones militares rusos habían sido detectados mientras volaban en el espacio aéreo internacional sobre el Mar Báltico, el Mar Negro y el Océano Atlántico, algo a lo que Rusia tiene perfecto derecho. Según la OTAN, sin embargo, esto representa “un nivel inusual de actividad aérea en el espacio europeo”.

Kirby añadió que los vuelos suponían “el riesgo potencial de una escalada debido a su número, tamaño y alcance”.

Aparatos de los países de la OTAN hicieron su aparición en los cuatro lugares donde se hallaban los aviones rusos para llevar misiones de interceptación y escolta. Aviones noruegos, daneses, alemanes, británicos y turcos llevaron a cabo tareas de seguimiento de los aparatos rusos que volaban sobre el Atlántico, el Mar del Norte y el Mar Negro.

Campaña mediática

Una nueva ola de histeria se propagó rápidamente en los medios norteamericanos y europeos. Los países de la OTAN movilizaron sus fuerzas aéreas. Sin embargo, si alguien se toma la molestia de mirar un mapa verá que Rusia no ha llevado a cabo ninguna acción que suponga una violación de la soberanía de algún estado.

En el caso del Báltico, cuatro aviones, dos cazabombarderos Su-34 y Su-24, escoltados por un Su-27 y un MIG-31 desplegaron  del enclave ruso de Kaliningrado y sobrevolaron las aguas internacionales del Mar Báltico en la tarde del 28 de octubre. Ellos fueron interceptados en el Golfo de Finlandia por aviones Eurofighter alemanes con base en Estonia. Más tarde, continuaron volando por encima del Mar Báltico y fueron seguidos por aviones de caza Gripen suecos y F-16 daneses. Los rusos transmitieron sus planes de vuelo a las autoridades responsables del tráfico aéreo de los países ribereños con el código de identificación del día, según las normas de la Organización para la Aviación Civil.

Algunas horas más tarde, el 29 de octubre, los radares noruegos detectaron otro grupo de cuatro bombarderos rusos TU-95 acompañados de cuatro aviones cisterna Il-78 que volaban sobre el espacio aéreo internacional por encima del Mar de Noruega. Seis aviones abandonaron luego la formación y dieron la vuelta hacia el Mar de Barents.

Los otros dos Tu-95 continuaron volando en paralelo a la costa de Noruega y sobrevolaron el Mar del Norte. Más tarde, fueron escoltados por aviones británicos Eurofighter Typhoon en aguas internacionales cercanas a Escocia. Tras contornear Irlanda, los dos bombarderos Tu-95 prosiguieron una ruta por el Atlántico hasta Groenlandia. Allí cambiaron de rumbo y se dirigieron de nuevo hacia Rusia.

Ese mismo día, un grupo de dos bombarderos Tu-95, escolados por dos aviones de combate Su-27M viajaron por el espacio aéreo del Mar Negro y fueron interceptados por aviones turcos en aguas internacionales cuando se hallaban cerca de Turquía.

Aviones rusos cerca de la costa norteamericana

El pasado 12 de noviembre, Rusia anunció también que iba a reanudar también sus vuelos regulares de bombarderos nucleares estratégicos en el espacio aéreo cercano a la costa de EEUU. Ésta es la primera vez desde el final de la Guerra Fría que Rusia planea llevar a cabo vuelos de este tipo cerca de la costa estadounidense.

En un encuentro del Consejo Militar Nacional de Rusia, donde se anunció esa decisión, el ministro de Defensa, Serguei Shoigu, dijo: “En la actual situación, tenemos que mantener la presencia militar en el Atlántico occidental y el este del Pacífico así como el Caribe y el Golfo de México”.

Shoigu dejó claro que este despliegue era una respuesta a las amenazas de la OTAN por la crisis de Ucrania. “En muchos aspectos esto está conectado con la situación en Ucrania, con el fomento de actitudes anti-rusas por parte de la OTAN y el reforzamiento de la presencia militar extranjera cerca de nuestras fronteras”, explicó.

Rusia está negociando acuerdos para el avituallamiento naval o aéreo de sus fuerzas con varios países del mundo: Argelia y Chipre en el Mediterráneo; Nicaragua, Venezuela y Cuba en América Latina; las Seychelles en el Océano Índico y Vietnam y Singapur en el Sudeste Asiático.

Sólo espacio aéreo internacional

En sus afirmaciones, la OTAN no señaló en ningún momento que los aviones rusos hubieran sobrevolado el espacio aéreo de un estado extranjero. Entonces, ¿dónde está el problema? En marzo de 2014, aviones norteamericanos AWACS escoltados por aviones de caza de la OTAN hicieron lo mismo que los aviones rusos en los días 28 y 29 de octubre. Ellos realizaron patrullas cerca de la frontera occidental de Rusia y en el Mar Negro.

Rusia no llevó a cabo entonces una campaña mediática ni envió siquiera aviones a interceptar aquellos aparatos. Esta campaña histérica de los medios occidentales forma parte, pues, de un episodio más de guerra psicológica utilizada por la OTAN para tratar de convencer a los ciudadanos de los países miembros de que Rusia es una amenaza para ellos.

En realidad, es la OTAN la que representa una amenaza para Rusia debido a su expansionismo. Violando sus anteriores promesas, la alianza se han expandido para integrar a países no sólo del antiguo bloque soviético sino algunos, como los Países Bálticos, que formaron parte de la propia Unión Soviética. La OTAN quiere suscribir también acuerdos con otros estados como Ucrania y Georgia en un abierto desafío a Moscú.

En los años noventa del pasado siglo, Rusia no llevó a cabo maniobras de reconocimiento aéreo a larga distancia, mientras que EEUU continuó realizando todo el tiempo acciones de este tipo muy cerca de las fronteras rusas. Ahora, cuando Rusia ha reanudado sus maniobras de reconocimiento, EEUU y la OTAN reaccionan con histeria.

EEUU y la Unión Europea han impuesto sanciones económicas contra Rusia con la esperanza de obligar a este país a cambiar su postura de apoyo a las repúblicas de Nueva Rusia, Donetsk y Lugansk, autoproclamadas independientes, Rusia ha dejado claro, sin embargo, que sigue siendo una gran potencia y que los países occidentales no pueden doblegarla por medio del chantaje.