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Además de las grietas entre Arabia Saudí y EEUU en algunos temas como el apoyo a ciertos grupos terroristas por parte de la primera en Oriente Medio, existe otro conflicto más oculto motivado por el choque de intereses entre Arabia Saudí y Texas, señala la publicación dallasnews.com.

El boom del fracturamiento hidráulico para la extracción de gas ha llevado a Arabia Saudí, el mayor productor de petróleo del mundo, a una difícil elección. O perder el mercado a manos de Texas, cuya producción de petróleo y gas de esquisto bituminoso está en alza, o llenar el mercado de petróleo barato, lo cual dañaría a los inversores de Wall Street que invierten en el desarrollo de aquella industria y que necesitan precios altos para recuperar sus inversiones.

Arabia Saudí ha optado por la segunda solución y esto ha supuesto un fuerte golpe para los mercados de valores de EEUU y ha llevado a la pérdida de cientos de miles de millones por la caída del valor de los títulos y acciones en el mercado norteamericano.

Una de las más importantes revoluciones tecnológicas en el planeta en los pasados 20 años ha sido el despliegue del fracturamiento hidráulico para la producción de petróleo y gas. Dicha técnica ha abierto la posibilidad de una explotación económicamente rentable de grandes cantidades de hidrocarburos en EEUU, en especial en Texas.

Esta producción ha supuesto un impulso para la economía de EEUU porque ha abaratado los costes de la energía. De hecho, el petróleo ha sido vendido a menos de 3 dólares el galón por primera vez en años.

Esto perjudica notablemente, sin embargo, a Arabia Saudí y otros productores. Arabia Saudí siente ahora una amenaza existencial porque su economía depende totalmente del precio del petróleo. Durante la pasada década, cuando el petróleo estaba oscilando en un precio de unos 100 dólares el barril, Arabia Saudí recaudó cientos de miles de millones de dólares.

Los saudíes intentan ahora frenar la cantidad de dinero que Wall Street invierte en el desarrollo de la producción de petróleo y gas de esquisto bituminoso en EEUU. El plan saudí es llevar a la bancarrota a los productores estadounidenses de esa industria.

Los tejanos buscarán hacer frente a esta maniobra con “tecnología e innovación” para tratar de abaratar su producción y desarrollar sus oleoductos y su capacidad de transporte y exportación.

Dallasnews.com concluye su informe señalando que “cuando Arabia Saudí inundó el mercado en 1986 ahogó la producción tejana de petróleo. Sin embargo, con una previsión y reconocimiento de los riesgos podemos evitar ese destino esta vez”.