Valentín Katasonov
El mundo financiero como sistema informativo
El mundo contemporáneo de las finanzas es principalmente información. Los datos de los clientes de los bancos, de las compañías de seguros, las pensiones y las inversiones, como también de otras entidades que tienen que ver con las finanzas, deben ser registrados, almacenados, procesados y utilizados. La gama de partes y fragmentos se recopila a partir de diferentes fuentes. En el caso de individualidades, todo se reduce a dinero, propiedades, trabajo, salud, familiares y las condiciones de vida. En el caso de las entidades legales la esfera de interés abarca los fondos, acuerdos comerciales, historia crediticia, planificación de inversiones, altos dirigentes, accionistas y gerentes, contratos, capitales declarados de empresas, etc. Estas son las cosas que los bancos y otros gestores financieros tienen para su propio servicio. Aparte de eso, las estructuras informativas incluyen los departamentos de créditos y las agencias de clasificación e informaciones especiales. Algunos bancos o empresas podrían crear fondos informativos que almacenen informaciones sobre clientes. Los bancos centrales se han convertido en poderosas agencias informativas que llevan a cabo funciones de supervisión bancaria aprovechando el acceso prácticamente ilimitado a la data de la banca comercial. Además, algunos bancos centrales reúnen información por su cuenta. Por ejemplo, el Banco de Francia supervisa a las empresas industriales con el pretexto de la necesidad de perfeccionar sus políticas crediticias. Abundante información comercial y financiera fluye a través de los terminales de pago, que constituyen sistemas de telecomunicaciones de suministro informativo. De manera separada pero estrechamente entrelazados, los sistemas informativos sondean a enormes cantidades de flujos informativos.
La mayoría de los bancos y las empresas financieras mantienen sus propios servicios de seguridad. Formalmente su misión consiste en proteger la información que es de propiedad de las empresas. Extraoficialmente, muchos servicios obtienen información adicional acerca de competidores y clientes. Naturalmente, esto supone que ellos realizan actividades encubiertas empleando equipos técnicos especiales como también inteligencia humana (HUMINT).
La información recolectada es confidencial y se requiere de procedimientos legales para tener acceso a ella. El hecho de que ellos consigan informaciones confidenciales y disfruten de una significativa independencia del estado aproxima mucho a los bancos a los servicios secretos.
En realidad, el domo de la vigilancia informativa global es operado conjuntamente por los bancos y los servicios especiales. De hecho, la fusión orgánica de los servicios especiales occidentales y el sector financiero y bancario se ha consumado convirtiéndose en un gigantesco Leviatán que cuenta con vastos recursos informativos y financieros como para controlar todos los aspectos de la vida humana.
El SWIFT como «domo» de vigilancia informativa y financiera global
Estamos seguros que la sigla SWIFT (Society for Worlwide Interbank Financial Telecommunication – Sociedad para las Telecomunicaciones Financieras e Interbancarias Mundiales) es algo nuevo para muchas personas. Se trata de una cooperativa de propiedad de sus miembros a través de la cual el mundo financiero realiza sus operaciones de negocios. Más de diez mil instituciones financieras y corporaciones en 212 países confían en ella todos días para el intercambio de millones de mensajes financieros estandarizados. Esta actividad incluye el intercambio seguro de datos patentados al tiempo que asegura de manera formal su integridad y confidencialidad. Desde el punto de vista legal se trata de una sociedad anónima compuesta por los bancos de diferentes países. Fue fundada el año 1973 por 240 bancos de 15 estados para enviar y recibir información acerca de transacciones financieras a través de un ambiente confiable, estandarizado y seguro. Esta sociedad ha estado operando desde el año 1977. El dólar norteamericano es utilizado para la mayor parte de las transacciones SWIFT. La SWIFT es una sociedad cooperativa registrada bajo la ley de Bélgica, es de propiedad de las instituciones financieras miembros. Tiene oficinas alrededor del mundo. La sede central de SWIFT fue diseñada por Ricardo Bofill Taller de Arquitectura, ubicada en La Hulpe, Bélgica cerca de Bruselas. La máxima instancia de administración es la Asamblea General. Las decisiones se toman sobre la base de una mayoría de «una acción, un voto». Los bancos de la Europa Occidental y de Estados Unidos dominan la Junta Directiva. Estados Unidos, Alemania, Suiza, Francia y Gran Bretaña son los accionistas principales y los que toman las decisiones. Las acciones se distribuyen según el volumen de tráfico registrado.
Cualquier banco que tenga el derecho de realizar operaciones bancarias internacionales de acuerdo con el derecho internacional, puede ingresar al SWIFT. Desde finales del siglo pasado, SWIFT ha sido la vía inevitable para alguien que desee enviar dinero a otro país. Una vez que la mascada del león de las transacciones internacionales se hizo en dólares, todos los pagos se realizaron a través de cuentas abiertas en bancos norteamericanos, los cuales a su vez, tenían cuentas en el Sistema Federal de la Reserva (FRS sigla en inglés). De este modo, al ser una entidad internacional, el SWIFT está atado al FRS aunque los bancos norteamericanos no cuentan con una participación mayoritaria. Los servidores de SWIFT están ubicados en Bélgica y Estados Unidos. A mediados de la década pasada, la sociedad servía a unos 7800 clientes en 200 países. El flujo financiero diario alcanza los seis millones de millones de dólares.
SWIFT Como empresa conjunta con el Sistema Federal de la Reserva y la CIA
Durante el verano del 2006 SWIFT estuvo en el centro de un escándalo ocasionado por el New York Times, el Wall Street Journal y Los Angeles Times.
La historia se desarrolló de la siguiente manera: Los sucesos del 11 de Septiembre dieron lugar a la idea de controlar todas las transacciones dentro del país, especialmente aquellas de origen transnacional. Formalmente el objetivo era impedir el financiamiento de organizaciones terroristas. Rápidamente la CIA hizo contacto con SWIFT con el objeto de supervisar la información sobre pagos entrantes y salientes. La CIA no tenía autorización legal para hacerlo. Incluso ex funcionarios de la agencia no tenían conocimiento de estas actividades. No obstante, hubo un intento de justificar estas operaciones de tal modo que en el año 2003 la Sociedad para las Telecomunicaciones Financieras e Interbancarias Mundiales y algunas instituciones norteamericanas como el FBI y la CIA incluidas, como también el Presidente del Sistema Federal de la Reserva, Alan Greenspan, sostuvieron conversaciones sobre el problema en Washington.
Las partes acordaron continuar con la cooperación a condición que Washington acatara ciertas normas. Esto contemplaba que Estados Unidos fortaleciera el control por parte del Departamento del Tesoro y limitara sus actividades exclusivamente a transacciones financieras sospechosas de tener alguna relación con financiamiento al terrorismo. Estados Unidos prometió mantenerse alejado de otras transacciones, incluyendo aquellas relacionadas con la evasión tributaria y el narcotráfico.
Durante las conversaciones, Estados Unidos adelantó el argumento que ya que formalmente SWIFT no era un banco sino más bien un vínculo intermediario interbancario, por ende el acceso a sus datos no constituía una violación a la ley norteamericana del secreto bancario. Se asegura que los bancos centrales de Gran Bretaña, Francia, Alemania, Italia, Bélgica, Holanda, Suecia, Suiza y Japón estaban informados acerca de las actividades de la CIA. El Banco Central de Rusia no fue incluido en la mencionada lista informativa….
En algunos casos, la información de SWIFT y su cooperación con Estados Unidos quedó clasificada y se insistió en que los bancos centrales que la tenían la mantuvieran fuera del alcance del público, del gobierno y el parlamento (y aunque estuvieran al tanto no la publicaran). Así fue en Gran Bretaña. En el verano del 2006 The Guardian salió a la palestra con una historia relatando que anualmente SWIFT compartía con la CIA informaciones relacionadas con millones de transacciones bancarias británicas. Según la publicación, compartir información clasificada constituye una violación de las leyes del Reino Unido y de Europa (particularmente de la Convención Europea sobre los Derechos Humanos).
Un portavoz del comisionado para la información dijo a The Guardian que la cuestión de la privacidad estaba siendo asumida de manera «extremadamente seria». Si la CIA había tenido acceso a información financiera perteneciente a individuos europeos, entonces «esto posiblemente constituiría una violación de la legislación que protege la información de la Unión Europea», dijo él, agregando que las leyes que protegen la información del Reino Unido podrían también haber sido violadas en el caso que datos sobre transacciones bancarias hayan sido entregados. El comisionado solicitó más información a SWIFT y a las autoridades belgas antes de decidir cómo proceder.
El Banco de Inglaterra, uno de los diez bancos centrales con asiento en el Comité Administrativo de SWIFT, reveló que había informado al gobierno británico acerca de este programa en el año 2002. «En cuanto nos dimos cuenta, informamos a la Tesorería y le pasamos una relación a ellos», señaló Peter Rogers, funcionario del banco. «También le informamos a SWIFT que ellos mismos tenían que dirigirse al gobierno. Esto no tenía nada que ver con nosotros. Se trataba de una cuestión de seguridad y no de finanzas. Se trataba de un problema entre SWIFT y el gobierno.»
En respuesta parlamentaria por escrito, Gordon Brown, confirmó que el gobierno estaba al tanto de los arreglos. No obstante, citando la política del gobierno de no hacer comentarios sobre «problemas específicos de seguridad», el canciller se negó a comentar si se habían tomado medidas «para asegurar la privacidad de los ciudadanos del Reino Unido que verían sus transacciones financieras consideradas como parte de las investigaciones norteamericanas contra el terrorismo en complicidad con SWIFT.» También se negó a comentar si el programa de SWIFT «se había legalmente reconciliado con el Artículo 8 de la Convención Europea sobre Derechos Humanos.»
El «Domo» de Información Financiera actualmente
En realidad no sabemos nada sobre la cooperación de SWIFT y los servicios especiales de Estados Unidos. El problema pareciera estar siendo mantenido fuera del conocimiento de los medios. Supongo que las posibilidades son muchas y están todavía en desarrollo.
Por lo menos, Estados Unidos tiene todo lo que necesita para hacerlo. Uno de los dos servidores que existen está ubicado en su territorio.
Existen muchos indicios indirectos en el sentido que SWIFT, que formalmente no es una entidad estadal, está bajo una fuerte presión por parte de Washington. En ejemplos recientes, está la expulsión de Irán el año 2012. Todo el mundo está de acuerdo en que la decisión se tomó por presión de Estados Unidos.
Finalmente, el uso de SWIFT no es la única manera de ejercer control sobre el flujo financiero internacional. El dólar norteamericano es la principal divisa internacional. Esto significa que todas las transacciones se mueven a través de cuentas con base en Estado Unidos, incluso hasta cuando entidades legales e individuos estén situados fuera del país. La data es acumulada por los bancos comerciales y por el Sistema de la Reserva Federal de Estados Unidos.
La creación de la enorme y detallada base de datos consolidados del Departamento del Tesoro de Estados Unidos está llegando a su fase final. Esta utilizará la información proveniente de los bancos, compañías de seguros, fondos de pensiones y otras organizaciones financieras en Estados Unidos.
A comienzos del año 2003 la prensa informó que todos los servicios especiales de Estados Unidos, incluyendo la CIA, el FBI y la Agencia Nacional de Seguridad y otras, tendrían acceso a esta base de datos para proteger la seguridad y los intereses nacionales.
El apresurado ritmo para la conformación de esta base de datos, con el objeto de servir a los banqueros y a los servicios especiales de Estados Unidos, hace que otros países busquen protección contra el control entrometido ejercido por el Hermano Mayor. Mucho se dice hoy en día acerca de la conveniencia de trasladar las transacciones internacionales desde el ámbito del dólar hacia otras divisas.
Normalmente esto se ve como una manera de alejarse de la dependencia económica y financiera de Estados Unidos. Esto sería lo correcto ya que este cambio también creará una alternativa a tener que confiar en informaciones controladas por Estados Unidos.
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Traducción desde el inglés por Sergio R. Anacona