Freddy Martínez
«Instrúyanse, porque necesitaremos toda nuestra inteligencia. Conmuévanse porque necesitaremos todo nuestro entusiasmo. Organícense, porque necesitaremos toda nuestra fuerza » Antonio Gramsci
Siempre se ha insistido que la formación política revolucionaria es un elemento fundamental para avanzar en la construcción del socialismo, entendido como una escala de superación de la sociedad de clases.
El capitalismo no necesita ciudanos conscientes de su rol como sujetos plenamente políticos en función del desarrollo colectivo; al contrario, como sistema de explotación necesita individuos pasivos y acríticos, sin el cual no sería posible la inalterable y persistente manipulación de mensajes que segundo a segundo se difunden por los medios masivos de comunicación.
El capitalismo es un sistema económico que vende ilusiones. Crea al hombre-masa para ponerlo a participar en una común necesidad de consumo y paralelamente crea a un ser individualista formado exclusivamente para competir con el otro, en el terreno de quien gaste más dinero o de quien tenga la mejor marca de cualquier producto.
En esa ética crece, se desarrolla y multiplica su génesis. El sistema cultural del capital despersonaliza a los individuos. Los pone a soñar en mundos exclusivos, aun cuando esa fantasía sea un producto en serie con marca registrada en algún centro mundial de sueños.
Ideológicamente un sujeto formado en la ética de los valores del capital dificilmente podrá entender que una estafa inmobiliaria, por ejemplo, es un problema colectivo que debe ser penalizado con las leyes de la República; pensará que se trata de un problema perteneciente al destino personal en el cual debe llorar su fracaso en la más absoluta soledad, pues nunca será un problema de interés público.
Romper el dominio cultural del capitalismo
El individualismo es un logro ideológico de la sociedad del capital; logro que, como un virus, nos ataca contaminándonos de indiferencia y nos pone a crer que estamos más cerca de los triunfos de Ariana Grande que de las ocasionales vicisitudes de cualquier cercano vecino.
Gramsci nos dice que “para garantizar el dominio en el plano de la economía, el capitalismo acude a la lucha cultural donde instala una lucha de pensamiento, un monopolio de la circulación de ideas y de productos culturales casi absoluta; pero para romper ese dominio cultural la revolución debe ir a la lucha política, a la construcción de la resistencia y de la alternativa”.
La formación socialista es la alternativa planteada como resistencia al patrón único de pensamiento del sistema capitalista, ése que ha logrado que hoy en día un muchacho de Bangladés, Bogotá o Moscú usen una misma marca de pantalón y crean seriamente que no hay en el mundo una mejor cantante que Shakira.
Sobre el tema de la formación el conocido profesor Vladimir Acosta aporta un interesante argumento señalando que “con los mismos patrones ideológicos del capitalismo, el consumismo, individualismo y el egoismo no se puede construir una sociedad distinta. Si no quebrantas los valores sobre los cuales está cimentada esta sociedad que todavía impera aquí y en el mundo entero, difícilmente podrás constuir una sociedad socialista, por más que lo proclames”, (“Si no cambias o abres la mente de la gente la revolución está perdida”. Entrevista Vladimir Acosta en Correo del Orinoco 14-3-2011).
El presidente Chávez fue un persistente motivador en el tema de la formación ideológica y política. Permanentemente apelaba al concepto aristotélico de participar activamente en el hecho político como un principio de la democracia participativa.
La formación socialista rescata la ética de la solidaridad como principio. En la ética socialista nos sentamos todos en la mesa o nos nos sentamos. La formación socialista nos dice que el trabajo es una fuente para la transformación de las cosas en función del bienestar colectivo y no una fuente para la explotación y apropiación del trabajo ajeno.
Pero educar socialistas no es fácil porque ese hecho implica atender valores y principios en reconocimiento del sujeto sobre el capital y eso tiene connotaciones de impacto político internacional; por ello la discusión sobre los modelos de desarrollo económico se están originando desde Venezuela como una alternativa al agotado modelo económico capitalista hoy en crisis global.
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