Rafael Morena
Tuve la mala idea de visitar a un pariente en el Zulia, más específicamente en la ciudad de Maracaibo. Mi pariente es casi que un hermano para mi, aunque solo es un amigo de la infancia. Él vivió los primeros años de su vida en Caracas mientras yo me quedé viviendo toda mi vida en la capital de nuestro amado país.
Como todos sabemos, en Maracaibo, junto al contaminado lago, la temperatura se eleva durante el día a unos 40-42 grados Celcius, mientras de noche no baja de los 24, un verdadero infierno para quien vive plácidamente en el valle caraqueño junto al GuarariraRepano, ex Avila.
Sucede que el calor es extremadamente sofocante y es necesario mantener conectados los aires acondicionados y splts durante el día y la noche con un gasto energético de característica ineficientes por donde se lo mire: un derroche al mejor estilo estadounidense.
Sin embargo, lo llamativo de mi visita no fue observar esta ineficiencia energética producto del bajo costo de la energía y de la cultura del petróleo barato, sino experimentar durante mi estadía en tierras zulianas que en la mismísima capital del estado, la empresa de agua suministraba media hora (30 minutos) de agua potable durante la mañana, y otros 30 minutos de agua durante la noche: una situación realmente explosiva para toda la población que además de sufrir el calor padece la escasez del líquido elemento esencial para el desarrollo de la vida humana.
¿Pero a quién beneficia esta carencia de agua en toda la ciudad?: a las empresas privadas que comercializan el «agua mineral» pues ¿cómo beber agua sin comprarla en el supermercado?
La escasez de H2O, sumada a la de medicamentos, alimentos y sustancias para la higiene personal (papel, champú y desodorante) es un llamado a la revuelta popular que nuestro gobierno debe considerar como uno de los factores principales de inicio de acciones del enemigo en esta guerra económica que no solo genera contrabando hacia Colombia, sino que agudiza la falta de agua en el estado más caluroso del país con una alcaldía gobernada por la oposición que mantiene a la población en condiciones de guerra, sin agua pero con mucha cerveza de la Polar.