Juan Pérez Medina (Red MOVPAP)
¿Por qué dispararon, persiguieron, asesinaron, detuvieron y desaparecieron los policías a los estudiantes de la Normal de Ayotzinapa esa tarde/noche en Iguala? ¿Será verdad que el segundo ataque y los que vinieron después fueron causados por grupos de la delincuencia organizada? Si así fue, ¿Qué motivaciones llevaron a los narco asesinos a ensañarse contra los jóvenes normalistas, al grado de llegar a desollarlos, torturarlos, asesinarlos y desaparecerlos? ¿Por qué fueron atacados por estos grupos al mismo tiempo que lo hicieron los policías de la Secretaría de seguridad del municipio de Iguala? ¿Se trató acaso de un operativo conjunto en contra de los estudiantes entre delincuentes y policías? ¿y si fueron policías de la misma corporación vestidos de civil los que dispararon? ¿si fue otra policía e, incluso, el ejército el que disparo y persiguió a los estudiantes indefensos esa triste e ignominiosa fecha? Ya en otros momentos tanto los policías federales como el ejército lo han hecho, ¿por qué no dudar ahora?
¿Qué fue lo que realmente sucedió esa noche? Además de los hechos que se conocen, ¿qué hay detrás de ellos? ¿cuáles son las razones que llevaron a los responsables a realizar tal infamia? ¿con qué objetivo? ¿qué mensaje se está tratando de enviar al país y a las fuerzas contrapuestas que lo integran? ¿Acaso han vuelto los años del anticomunismo de las décadas de los 70 y 80’s? ¿Quiénes son estos nuevos asesinos? ¿Los mismos de siempre? ¿Para quién es esta sangre? ¿de qué tamaño es el monstruo asesino?
¿Quién de la corporación policiaca dio la orden de disparar ese día en contra de los estudiantes? ¿quién le ordenó a este elemento que lo hiciera? ¿desde qué altura se dio esa orden? La magnitud de los acontecimientos nos indican que detrás de este tipo de hechos, siempre existen razones de estado. Así fue en 1968, en Tlatelolco; así fue en 1970, el «Jueves de Corpus»; así fue en 1995 en Aguas Blancas, Guerrero; así fue en 1997, en Acteal, Chiapas; así fue en 2006, en San Salvador Atenco; y así parece que ha acontecido ahora en Iguala Guerrero. La mano del estado una vez detrás de los hechos, una vez más ensangrentadas y, al parecer, una vez más en la impunidad.
¿Cómo realmente ocurrieron los hechos? ¿Cómo creer lo que nos están informando, cuando el principal sospechoso es el responsable de llevar a cabo las investigaciones y quien nos emite las informaciones? ¿será posible que después de 30 días, aún no se sepa dónde están los 43 estudiantes desaparecidos?
Sí cómo se ha dicho, este hecho se realizó en coordinación entre la policía y los narco delincuentes, ¿cuál es la relación de quienes tienen en sus manos la responsabilidad de impartir la justicia con el Narco que dicen combatir? De confirmarse la participación de la delincuencia organizada en los hechos, no hay duda que estos grupos convertidos en paramilitares están coludidos con un sector del gobierno a quienes le han realizado este «trabajito». ¿cómo poder explicar la participación de los narcos en estos hechos, sino de la mano del gobierno o, por lo menos de un sector del gobierno? ¿quién pagará por ello?
Resulta raro el silencio de EPN ante la magnitud de esta barbarie y mucho más la del Secretario de Educación, Emilio Chuayffet Chemor, para quién al parecer, los hechos le han caído bien o, por lo menos, no le han incomodado. ¡Qué desvergüenza!
¿De qué se trata? ¿Es acaso una «acción de limpieza» al más puro estilo de los escuadrones de la muerte en las favelas brasileñas? ¿Se trata de desaparecer a los indignados, a los inconformes, a los que se muestran insumisos?
Lo que ha ocurrido en Iguala, Guerrero no es cuestión de la casualidad y mucho menos de una acción en donde se le ha pasado la mano a los policías y el asunto se les salió de control. No se trata de un hecho aislado, sino de una acción más de una serie de acciones que se van entretejiendo en el escenario nacional y en los lugares más conflictivos.
El estado aparece como primer responsable en todas sus órdenes de gobierno, comenzando por el gobierno federal, ya sea por omisión o por acción, pues nadie sabe si están detrás de los hechos y será muy difícil que lo sepamos.
Hay muchas preguntas, demasiadas preguntas que rondan en la cabeza de muchos de nosotros. Preguntas que debemos de sostener como dagas filosas en contra del gobierno peñista, responsable principal de la seguridad de los ciudadanos de este país. Él es el responsable de dar con los desaparecidos. Él como el jefe máximo de las instancias de inteligencia. Por ello debemos continuar con la exigencia, con las movilizaciones. Acrecentando la denuncia y fortaleciendo nuestras acciones.
Debemos apostar a vencer el olvido. A mantener la rabia. Debemos lograr alcanzar a los que la tele desinforma, a los que el gobierno engaña, manipula.
¿En qué tipo de humanidad nos estamos convirtiendo en este país? ¿De verdad la vida no vale nada? ¿Habrá acaso jóvenes, sobre todo, para quienes la conciencia les haga aplaudir estos hechos? ¿habrá quienes los justifiquen? ¿qué será de los indiferentes, cómplices por omisión de los asesinos y la represión del estado?¿A dónde ha quedado nuestra indignación, nuestra vergüenza? ¿De verdad, como algunos afirman: sólo nos queda llorar nuestros muertos?