Andy Robinson es un periodista de raza que se define como “corresponsal volante”. De país en país, y con un ritmo de vértigo, hace un pequeño alto para responder a esta entrevista de urgencia. Recientemente recaló en Escocia (antes de viajar a Río de Janeiro), donde publicó artículos como “Ni Paul Krugman puede amedrentar a Glasgow” o “Diez días que estremecieron al Reino Unido”. Andy Robinson escribe actualmente para La Vanguardia y The Nation (Nueva York). En 2013 escribió “Un reportero en la montaña mágica. Cómo la élite económica de Davos hundió el mundo” (Ariel), donde radiografía los comportamientos e intereses de la clase opulenta. Presiden sus artículos, que pueden seguirse en http://blogs.lavanguardia.com/diario-itinerante/, una máxima del geógrafo marxista David Harvey: “el capitalismo jamás resuelve sus problemas; se limita a desplazarlos a otros lugares”.
-En tu realidad de “corresponsal itinerante”, publicaste en mayo de 2014 dos artículos en La Vanguardia sobre Suecia y los restos del “modelo de bienestar” escandinavo. ¿Qué observaste allí? ¿En qué estado de salud se encuentra aquella “utopía socialdemócrata”?
Bajo el Gobierno conservador del partido moderado de Fredrik Reinfeldt, que no es nada moderado, Suecia se convirtió en el pionero de una nueva fase de privatización en la que el estado pasa directamente a empresas con afán de lucro servicios de salud, enseñanza etcétera. Dos fondos de inversión Privados acabaron gestionado decenas de institutos públicos. El experimento, creo, tuvo bastante éxito en la clase media sueca, seducida por la idea de poder “elegir” entre escuelas y hospitales. Pero luego se produjo la quiebra de una de las empresas que gestionaba una cadena de escuelas públicas. Dejó a niños delante de sus colegios con letreros que anunciaban “esta escuela ha quebrado”. Seguramente esto no está desvinculado de la reciente derrota del partido moderado a manos del bloque de izquierdas en las recientes elecciones.
-Otro parada de tu itinerario fue Brasil, durante el mundial de fútbol (junio de 2014). ¿Cómo viste la economía de este país “emergente”, y la labor de los gobiernos del PT?
Brasil se ha estancado y hay fuertes presiones desde los mercados financieros para entrar en una fase de liberalización acelerada. Si gana Marina Silva, se reducirá el poder de la banca pública, concretamente, el Banco de Desarrollo de Brasil (BNDES). Personalmente creo que es un error. La raíz de la recesión brasileña es la suspensión de inversiones por parte de las empresas y una salida de capitales internacionales. Sin la banca pública la situación sería peor. Ahora bien, creo que los gobiernos del PT han apostado demasiado fuerte por grandes empresas cuasi estatales que exportan materias primas (Petrobrás, o la minera Vale), en lugar de crecer por la cadena de valor. Por tanto, una desaceleración en China sería muy grave para Brasil.
-En el libro “Un reportero en la montaña mágica” abordas la realidad de los grandes foros de Davos, donde se reúne la elite política y económica del mundo. ¿Puede afirmarse que en Davos se halla el gobierno económico del mundo o se podría tachar esta de tesis “conspirativa”? ¿Quién y con qué objetivos se reúne en Davos?
No creo mucho en las teorías de la conspiración. La idea de un gobierno mundial en la sombra es simplista. Qué más quisiéramos que el ejercicio del poder fuera tan sencillo, porque así se podrían buscar estrategias para combatirlo (una avalancha de nieve provocada en Davos, por ejemplo: ¡es una broma!). Davos es una operación ideológica mucho más compleja en la que la élite invita a cientos de economistas, periodistas, emprendedores sociales y hasta artistas que ayudan a crear la imagen del “filántropo”, mientras que, a puerta cerrada, se cierran los negocios.
-¿Qué diferencias existen entre el Foro de Davos y otro club de postín, el grupo Bilderberg, que mantiene reuniones desde 1954?
Bilerberg no deja entrar a los medios y creo que tiene mucho menor alcance que Davos.
-Has publicado recientemente un artículo sobre “el mundo turbio de la FIFA” con el periodista de investigación británico Andrew Jennings. ¿Qué es la FIFA, a qué intereses responde, quiénes son los dirigentes principales y cuáles son sus oscuros negocios?
La FIFA según Jennings es una mafia. Y creo que Andrew sabe más que nadie de esa organización opaca. Basta com decir que el yerno del presidente de la FIFA, Joseph Blatter, preside una empresa que depende de los contratos de marketing que firma con la FIFA, cuya sede se halla en el paraíso fiscal de Zug, en Suiza, donde residen 19.000 personas y hay registradas 29.000 empresas, además de muchas sedes regionales.
-Por otro lado, se ha puesto de moda leer y citar a Thomas Piketty y su libro “El capital en el siglo XXI”, donde se analizan las desigualdades y la distribución de la renta. ¿Aporta realmente novedades este libro? ¿Crees que puede tener alguna influencia en las élites y universidades para que se adopte un giro “keynesiano”?
Es un gran libro, aunque debo reconocer que he leído solamente los capítulos analíticos y no los empíricos. Creo que es el indicio de un cambio importante en la percepción de la desigualdad el hecho de que a Piketty se le considere un “Rock Star” en Estados Unidos. Así, Estados Unidos empieza a escenificar después de casi un siglo la vuelta a la política de clase.
-Desde tu rol de reportero, que aborda la economía a pie de calle y observa a la aristocracia en las cafeterías y fiestas de Davos, ¿qué opinas de la Economía que se enseña en las universidades, como ciencia, y con el predominio de modelos matemáticos?
Creo que es una pseudociencia diseñada para justificar políticas destinadas a transferir rentas hacia los que más tienen, es decir, desregulaciones, recortes de impuestos, austeridad, etcétera. Hasta Alan Greenspan, presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos entre 1987 y 2006, reconoció que la tesis de los “mercados eficientes” había fallado catastróficamente.
-¿Cuáles son los referentes periodísticos en los que te inspiras para tus reportajes? ¿Y tus economistas de “cabecera”?
Me gusta mucho leer a Matt Taibbi de Rolling Stone y Seumas Milne de The Guardian
-La crisis en la periferia europea. Numerosas organizaciones sociales reivindican en el estado español las auditorías ciudadanas de la deuda. Tanto PP como PSOE rechazan esta opción alegando “rigor”, “seriedad” e incluso que los acreedores son finalmente trabajadores alemanes que depositan sus ahorros en bancos germanos. ¿Qué opinas?
Apoyo la idea, aunque creo que el problema del endeudamiento se resolvería con políticas expansivas macroeconómicas y subidas de los salarios.
-Por último, ¿Es una hipérbole considerar que 30 familias controlan la riqueza en España? ¿Quiénes serían? ¿Crees que se abusa de categorías como “poder financiero” o “casta” en lugar de citar nombres y apellidos?
Pueden ser 30 familias, todas estrechamente relacionadas con multinacionales externas y los mercados financieros internacionales. Los apellidos de los españoles que van a Davos son de la vieja élite (Entrecanales, Rafael del Pino, los Botín), pero forman parte ya de una clase dominante globalizada. No me parece mal el uso del término “casta” para referirse a una suerte de oligarquía emergente. De hecho, creo que se podría pedir derecho de autor a Pablo Iglesias y aplicarlo en el Reino Unido, y en Estados Unidos también.