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7 de octubre 2014.- Un informe anual del Gobierno de los Estados Unidos revela que en el año 2012 se otorgaron a través de la fundación “National Democratic Institute for International Affairs” (NDI) 460.000 dólares para “desarrollar la capacidad de los estudiantes universitarios de Hong Kong en relación a temas como el sufragio universal.

 

La NDI es una organización que recibe fondos a través de la National Endowment for Democracy (NED), una fundación que subvenciona a grupos opositores (asociaciones, partidos políticos, patronales, sindicatos…) en distintos países no alineados con los intereses de EEUU bajo el pretexto del “desarrollo” y la “promoción de la democracia” con el objetivo final de forzar un cambio de poder.

Según informa el propio NDI, una de sus tareas es “ofrecer asistencia práctica a líderes cívicos y políticos” y trabajar en varias regiones del mundo para “fortalecer organizaciones políticas y civiles”. Es sin duda el caso del “líder estudiantil” Joshua Wong, cuya figura y movimiento “Scholarism”, fundado en 2012, está captando buena parte de la atención mediática en las protestas opositoras de Hong Kong.

Según denuncia el periodista Thierry Meissan, desde hace 30 años, la National Endowment for Democracy (NED) se encarga de la parte legal de las operaciones ilegales de la CIA. Son las ya conocidas como “revoluciones de color”, movimientos opositores que buscan derrocar gobiernos para instaurar Ejecutivos aliados a EEUU.

Las diversas “revoluciones de color” comenzaron a organizarse en toda la antigua Unión Soviética en la década del 2000 a través de ONG’s tapadera que recibían fondos extranjeros.

El gobierno de Estados Unidos dice trabajar a favor de “la promoción de la democracia a través del mundo”. Su posición es que el Congreso estadounidense puede subvencionar la NED y que la NED puede a su vez, de manera independiente, ayudar directa o indirectamente a asociaciones, partidos políticos o sindicatos en cualquier país del mundo. Al ser, como su nombre lo indica, “organizaciones no gubernamentales”, las ONGs pueden emprender iniciativas políticas que las embajadas no pueden asumir sin violar la soberanía de los Estados que las acogen. Esa es precisamente la cuestión.

Ya en 2012 el informe anual del Gobierno de EEUU mencionado anteriormente decía lo siguiente:

“Se hace necesario apoyar un proceso de reforma constitucional para desarrollar la capacidad de los ciudadanos de Hong Kong – en particular los estudiantes universitarios – a participar más eficazmente en el debate público sobre la reforma política, el NDI trabajará con organizaciones de la sociedad civil para que los estudiantes y los ciudadanos exploren las posibles reformas que conducen al sufragio universal”.

Casualmente, dos años después de que el dinero comenzara a fluir hacia los estudiantes universitarios de Hong Kong estallaron las movilizaciones opositoras con las mismas demandas que había puesto sobre la mesa en 2012 la Casa Blanca.