Asier Tapia
La Marea

 

La noticia publicada a través de la filtración a la página web de Flitraia supone un reto importante para el presidente Correa. Su contenido puede ser leído desde varios puntos de vista.

Desde el punto de vista de la actuación de la Unión Europa para lograr que Ecuador firmara un Tratado de Libre Comercio con o contra su voluntad, es evidente que destruye el mito de la UE como actor solidario y pacífico en las Relaciones Internacionales y lo acerca a la RealPolitik realista de aprovechar cualquier ventaja sin escrúpulos para obtener lo deseado en política internacional. La Unión Europea usó como mecanismo de chantaje ante Ecuador el instrumento de aparente solidaridad por excelencia como es la cooperación y la ayuda al desarrollo. Ratifica una vez más el motivo principal de la cooperación que no es sino el uso del mismo en cuanto instrumento de política exterior. Esta actuación no sólo evidencia que todas las cumbres relativas a la cooperación y su efectividad y buenas prácticas son pura retórica, que nadie pone en práctica, sino que corrobora la analogía entre los objetivos de la cooperación y la propina dada por los padres a los niños, que el profesor José Antonio Sanahuja afirmaba que no eran otros que poder chantajear a la otra parte (el niño o el estado Ecuatoriano en este caso) con quitársela.

Por otro lado la necesidad de un chantaje completo a un país para que firme un TLC pone en evidencia que las siempre recurrentes palabras de que los Tratados son fructíferos para ambas partes no son sino la retórica adyacente a la cesión de la parte débil que sucumbe ante las presiones de la fuerte donde algunos de sus actores serán sus únicos beneficiarios.

Desde el punto de vista del estado ecuatoriano y de su presidente Correa el asunto resulta desde todo punto de vista peliagudo. La filtración se produce desde el interior de la administración ecuatoriana como crítica al cambio de posición de Correa respecto de la negativa que él mismo siempre sostuvo de firmar Tratados de Libre Comercio en su periodo de gobierno hasta decir que se cortaría una mano antes que firmar un TLC.

Un cambio tan radical de actitud puede leerse como un cambio ideológico real del presidente al ver las cuestiones comerciales y económicas desde el interior del estado o bien ser consciente de que no firmar un TLC con la UE cuando tus competidores y países vecinos lo han hecho puede ocasionar un perjuicio económico sustancial a los productores primarios de tu país ya que son productos como los plátanos, cacao, flores entre otros los principales afectados por el chantaje europeo. Aceptar que no tienes la posibilidad de competir contra el liberalismo, supone un duro escollo para los defensores de las alternativas económicas al neoliberalismo, entre cuyos principales valedores se encontraba el propio presidente Correa, y que parece demostrar que estas alternativas no existen. Cabe la posibilidad sin embargo de que existen pero deban ser defendidas con una integración regional previa que fortalezca la demanda y el mercado dentro de esa región y una mayor fortaleza de negociación hacia el exterior. De otro modo un gigante como la UE se comerá a un pez chico como Ecuador por más legitimidad ideológica que tenga.

La filtración a Correa en cuanto gobernante, le debilita en su hasta el momento apariencia de imbatibilidad así como de inflexibilidad en la batalla por la justicia social. SI a esto le sumamos que el resultado del chantaje es una cesión en un aspecto directamente relacionado y confrontado desde su movimiento ciudadano Alianza País, la posición de referente ideológico y político de Correa puede verse seriamente perjudicada.