rubèn ramos

 

No sólo suma el oportunismo a su enorme fortuna como el “rey del chocolate”, los bienes inmobiliarios, la TV, la radio y el transporte. También las traiciones calculadas y las componendas del mercantilismo aplicadas a la política.

 

Intuitivo como buen mercachifle, se acomodó a donde se inclinaba el poder. Llegó a la presidencia previo “arreglo” con los hacedores del “golpe” contra el presidente Yanukovich, y tras la repartija de cargos con los tres supuestos líderes del “levantamiento del Maydán”. Lamentablemente no entendió de lo que en realidad se trataba.

 

Suele ocurrir con los advenedizos que ven la política con las anteojeras de su codicia y ambición. Que no tienen idea alguna de la diferencia entre estrategia y táctica. Entre ser peón con “poder” y tener el don del poder. No sólo no entendió el devenir de los acontecimientos, sino que es un ignorante en geopolítica.

 

Enfrentado a una realidad que se torna cada día más adversa a su gestión, ha sacado a relucir la bajeza propia del que hace de la política ejercicio de servilismo y de traición en procura de sus propios intereses. Pretende olvidar para qué lo pusieron en la presidencia, aunque al parecer, tampoco esto entendió.

 

El estatus de “aliado no-OTAN”

 

En Poroshenko tampoco cabe idea alguna de Patria ni de identidad. Sólo el interés de conservar su fortuna y acrecentarla sin importarle la dignidad de su pueblo. Por eso fue a hundir la cerviz ante sus amos de los EEUU pidiendo el mismo trato que tienen los judíos sionistas y los vendepatria asiáticos. 

 

Lo había anticipado en julio pasado, cuando en una entrevista por televisión dijo estar interesado en cualquier opción capaz de favorecer la “normalización” en su país; puntualizando, que “si las sanciones podían ayudar había que imponerlas, y si no funcionan, tendré que pedir al Congreso de EEUU que nos conceda el estatus de aliado importante no-OTAN, en las mismas condiciones que tienen Israel, Japón, Corea del Sur o Filipinas», según publicaron los cables.

 

La oportunidad llegó más temprano que tarde. Y es que  las milicias de la resistencia de la Nueva Rusia (conformada por las proclamadas repúblicas independientes de Donetsk y Lugansk), han diezmado casi totalmente al ejército ucraniano carente de moral y de coraje, quedando sólo la Guardia mercenaria montada y financiada por EEUU que se dedica ahora a masacrar población civil para provocar terror y la emigración forzada de familias y pueblos enteros hacia Rusia.

 

Siguiendo la táctica de “territorios sin pueblo”, lo que pretende EEUU es asegurar el territorio más industrializado y rico de Ucrania, a la vez que estratégico geopolítica, militar y económicamente, como parte de una estrategia mayor.

 

El ruego

 

«Invoco profundamente a EEUU a dar a Ucrania un estatus especial de seguridad y de defensa que refleje un mayor nivel de interacción con un aliado que no pertenece a la OTAN«, dijo Poroshenko en su letanía ante una sesión conjunta de ambas cámaras del Congreso estadounidense. 

  
A quienes en Ucrania se sienten verdaderamente ucranianos, antes que europeos o norteamericanos, esto los debe avergonzar. No es concebible que un presidente entierre la cerviz pidiendo que lo socorran quienes fueron los que precisamente lo pusieron en la vergonzosa y humillante situación. Esto sólo es posible cuando el ejercicio de la política, y de la ética que implica, se rebaja al plano del interés personal o de clan y a su ignorancia absoluta.

 

El administrador de la Casa Blanca le trasmitió al señor Poroshenko que Estados Unidos se negaba a concederle a Ucrania el estatus de aliado especial (o servil) fuera de la OTAN. La respuesta traduce lo que los sionistas esperan de alguien a quien confiaron el poder porque parecía ser el indicado para manejar la situación entre tanto interés por el lucro personal y de clanes que impera en Ucrania. Ésta, debe pertenecer a  la OTAN. Debe estar en la UE. Para esto armamos “el golpe”. Para esto te pusimos en el gobierno. Parece rezar la respuesta.

 

El sentido de la guerra

 

“La guerra en Ucrania es también una guerra de Europa y Estados Unidos”, dijo Poroshenko ante los legisladores sionistas de EEUU. Y se equivocó. La “guerra” no es en, sino por, Ucrania. Y es de EEUU. Es la guerra por uno de los “pivotes” geopolíticos más importantes para el control de Eurasia y el cerco a Rusia. (Ver artículo relacionado: Ucrania, “pivote político”).

 

No obstante, el Gobierno estadounidense seguirá manteniendo en el poder a este mamotreto de su política y le ha hecho entrega de 53 millones de dólares para “garantizar la seguridad”en el este del país y brindar mayor “asistencia humanitaria”. Esto es, más mujeres y niños asesinados.

 

Igual enviará cascos, chalecos antibala, radares,vehículos, “mantas y gafas de visión nocturna” a sus mercenarios. Dejando en claro que, a diferencia de lo que cree Poroshenko, de lo que se trata no es de “ganar una guerra”, sino de ganar Ucrania.