Roberto O. Matos

 

Nuestro querido gobierno ha sido, durante todos estos años de Néstor y Cristina, una sucesiva sumatoria de contradicciones , muchas de las cuales no se han podido resolver, raíz de los males que aún hoy aquejan a nuestro país y que se expresa en la presente crisis económica que amenaza implosionar las variables de la economía real tales como el poder adquisitivo, la inflación, el dólar, los puestos de trabajo y los ahorros de los argentinos.

Una vez recuperado el gobierno el 25 de mayo del 2003, con niveles de 50 % en pobreza y 20 % de pobreza extrema, Néstor y su equipo llevaron a cabo una titánica tarea que fue reconstruir un país diezmado por las políticas liberales implantadas por los Estados Unidos, el FMI y el BM, una especie de troika latinoamericana que azotó a la mayor parte de los pueblos de nuestra región y que mantiene bloqueada a Cuba durante más de 50 años.

Así, la argentina agroganadera y semi industrializada comenzó a salir de su martirio no sin tropiezos y errores que llevaron a una recuperación paulatina de las variables macroeconómicas  y a un mejoramiento de la economía real de los argentinos con un primer canje de deuda externa con los acreedores privados con una quita del 65%, el pago de 10.000 millones de dólares cash al FMI y el pago puntual y religioso a los tenedores de bonos que en ese momento oscilaba en el 63 % del total de los acreedores de una deuda que no fue analizada para determinar fehacientemente cual parte era legítima y cual no lo era.( tremendo error político de Néstor).

Luego con la asunción en 2007 (tremendo error de Néstor) de su esposa y senadora por Santa Cruz, Cristina Fernández y de su vicepresidente conservador-radical, Julio Cobos (tremendo error histórico de Néstor) llegó la embestida de los empresarios agroganaderos, las grandes semilleras agazapadas y los medianos productores inducidos para enfrentar al gobierno de Cristina, y casi sacarlo de la cancha mediante una guerra en los campos y las ciudades dirigida desde los medios de comunicación privados, que eyectaron del gobierno a quienes intentaron sin éxito aumentar de 32 a 45 % los impuestos por exportaciones de granos, en especial soja, sin medir el poder del enemigo (tremendo error de Cristina).

Así, llegó el 2009 con un gobierno de poco oxígeno, que logró sin embargo mantener un 32 % de votos promedio en todo el país a pesar de haber perido la provincia de Buenos Aires con Néstor como candidato a primer diputado. Luego de esta dura derrota, el gobierno cambió su rumbo conservador y se hizo más progre a medida que sancionaba leyes pero que no modificaba la matriz económica y productiva del país basada en commodities y vehículos automotores, pero no aumentando el valor agregado de las materias primas o sustituyendo importaciones.

A pesar de recuperar los findos de pensión privatizados y realizar un segundo canje de la deuda en 2010 llevando los bonistas al 63 de adhesión, los pagos de la deuda fueron comiendo las reservas y el aumento de la importación de combustibles por la pésima administración de un grupo español (tremendo error de Néstor por no estatizar YPF antes y el 100%).

Un 27 de octubre de 2010 Néstor nos abandona en esta vida y las riendas de la economía quedan en manos de la presidenta (que poco y nada sabe sobre este tema, pero que tampoco entendie demasiado de otros) y nos enfrentamos a una nueva elección que ganamos de forma aplastante con el 54 % producto de un shock emocional por la pérdida física del mentor del proyecto iniciado en 2003 y ejecutor real de las medidas económicas y financieras.

Allí comienza otro capítulo de esta historia con Amado Boudou como vicepresidente (tremendo error histórico de Cristina y Máximo) y se va conformando la agrupación que fundara néstor para su hijo, denominada La Cámpora, en homenaje al ex presidente Hector J. Cámpora, quien fuera presidente en 1973 y renunciara para lograr que el general Perón se presentara para ganar nuevas elecciones para el pueblo peronista.

Sin muchas ideas y conocimientos y pagando 190.000 millones de dólares de deuda y con una fuga imparable (otro tremendo error de Cristina y sus asesores) hicieron que se prodijera una caída impresionante de las reservas, se incrementara la impresión de dinero inorgánico para solventar la inversión y se perdieran los equilibrios económicos externos e internos, aplicando un control de cambios que comenzó a erosionar la imagen del gobierno fogoneado por los medios de comunicación del Grupo Clarín, el diario La Nación, quienes marcan la agenda informativa de la sociedad y del gobierno desde hace décadas, y que no se ha podido contrarretar con la afamada ley de medios audiovisuales, que nunca se aplico en su totalidad hasta hoy.

Exhausta, la presidenta intenta pilotear en zonas cada vez más turbulenta, con pérdida de aliados y votos y sin haber constuído un candidato sucesor que pueda ganarles al resto de los candidatos conservadores de derecha que pretenden gobernar a una argentina empobrecida nuevamente y que no ha llegado a un punto de no retorno siendo amenazada la estabilidad política por factores externos como los poderes reales de la oligarquía internacional y local, el gobierno y la justicia de los EEUU y sus aliados en la región.

Los tremendos errores y las contradicciones que nunca fueron tales, pusieron al gobierno de Cristina al borde de una situación de zozobra, con La Cámpora y otros grupos como sostén, pero con una gran fragilidad financiera, económica y social que torna imprevisible el derrotero que deberá atravesar para llegar al 10 de diciembre de 2015, con pretensiones de poner un candidato ganador para intentar volver a finales de 2019.