Nicolás Älvarez Guevara
De acuerdo a todos los gurúes del neoliberalismo argentino, de la izquierda y derivados de ambos dos, el gobierno de Cristina Fernández está “al garete” o simplemente en ruta de colisión contra algún iceberg, cual Titanic.
Así se deduce de una simple lectura de diarios, revistas, portales de internet o de la mirada de televisoras o es cucha de radios AM y FM: un verdadero desastre se avecina en la Argentina con un dólar a más de 14 pesos, reservas de dólares a la baja, suba de precios, caída de actividad y un proceso de suspensión y leve caída de puestos de trabajo en la actividad privada.
Las fatalidades anunciadas por los especialistas y opinólogos parece estar dando sus frutos porque todo lo anunciado está sucediendo, y aún más, tras el conflicto suscitado por los “fondos buitre” que puso en estado de zozobra a la economía real luego del pánico desatado ante la inminencia de un default o cese de pagos “técnico” de la deuda externa argentina, que según datos del propio gobierno, ha erogado hasta la fecha unos 193.000 millones de dólares solamente durante los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner.
Esta sucesión de eventos similares a los que produce el chavismo en Venezuela (según afirman estos «genios» de la oposición política, económica y mediática) estarían conduciendo al equipo económico de Cristina a una encerrona de la cual será muy difícil de salir hasta para el próximo gobierno que asuma las riendas del país, más allá del 10 de diciembre de 2015 (suponiendo que no se adelante la entrega del poder, según los mismos gurúes).
Así las cosas, la hipótesis esbozada es que la presidenta se encuentra aislada con muy pocos colaboradores idóneos que la asesoran y con un ministro de economía que no da pié con bola, o que de acuerdo a rumores de las propias entrañas del gobierno sería catapultado a jefe de gabinete para evitar que sea incinerado por las ordas financieras al no poder controlar la disparada del dólar o se torne inmanejable la negociación de la deuda externa.
Ante tan tremendo panorama se preguntan también si la presidenta está realmente mal o si solamente esta pesadilla es producto de su ideología o falta de conocimiento de aspectos elementales tanto de la economía, como de la técnica y hasta de ciertas limitaciones relacionadas con simples matemáticas o reglas de tres simples, que la llevan a repetir infantilmente conceptos que cualquier estudiante de secundaria sabría, de asistir a las aulas todos los días en una escuela pública.
Como estas agresiones a la presidenta carecen de valor empírico y fáctico, solo puede tratarse de una guerra de acción psicológica tendiente a defenestrar a Cristina Fernández y su gobierno para sembrar el caos económico y forzar una salida anticipada como ya sucediera, a excepción de Néstor, con todos los presidentes argentinos desde 1983: Raúl Alfonsín, Fernando de la Rua, Eduardo Duhalde y Adolfo Rodriguez Saá, (si bien concluyó sus dos mandatos, Menem desertó como candidatoal balotage en las elecciones ganadas por Néstor Kirchner en 2003).
Cristina está maniobrando el barco del gobierno en aguas turbulentas y con su tripulación sospechada de sabotaje, con la brújula de norte incierto, mientras los pasajeros esperan con salvavidas puestos (aunque no hay para todos y todas) que el navío llegue a buen puerto para bien de todos y todas, los y las argentinos y argentinas.