Estamos anclados en un menjurje que reclama acciones contundentes. Hemos sostenido que está demostrado hasta la saciedad que el capitalismo salvaje concluyó su periodo histórico y no se trata de juzgar al socialismo, toda vez que, por el contrario es el único sistema político capaz, sin lugar a dudas, de salvar toda forma de vida en esta hermosa Tierra. Como leeremos a seguida.

Los gastos militares en EE.UU. y la proliferación de actividades parasitarias lideradas por el sistema financiero han profundizado más aún la crisis. El imperialismo yanqui está golpeado por crecientes desequilibrios fiscales y del comercio exterior y una acumulación incesante de deudas públicas y privadas, internas y externas. La deuda pública norteamericana pasó de 390 mil millones de dólares en 1970, a 930 mil millones en 1980, a 3,2 billones (millones de millones) en 1990, a 5,6 billones en 2000 para saltar a 9,5 billones en abril de 2008; por su parte la deuda total de los estadounidenses (pública más privada) rondaba en la última fecha mencionada los 53 billones de dólares (aproximadamente equivalente a Producto Bruto Mundial) de esa cifra el 20 % (unos 10 billones de dólares) constituyen deuda externa. Solo durante 2007 la deuda total aumento cerca de 4,3 billones de dólares (equivalente al 30 % del Producto Bruto Interno norteamericano). El proceso fue coronado por una sucesión de burbujas especulativas que marcaron, desde los años 1990 a un sistema que consumía más allá de sus posibilidades productivas.

El mundo financiero hipertrofiado es su espacio de circulación natural y su motor geográfico son los Estados Unidos cuya decadencia no puede ser disociada del fenómeno más amplio de la llamada globalización, es decir la financierización de la economía mundial. Todo el edificio de ideas, de certezas de diferente signo, construido a lo largo de más de dos siglos de capitalismo industrial está ahogado en un océano de contradicciones que el propio sistema capitalista engendró.

En Estados Unidos unas 30 millones de personas (cifra equivalente al 20 % de la Población Económicamente Activa) reciben de manera directa e indirecta ingresos provenientes del gasto público militar. La hipertrofia-crisis de la militarización está estrechamente asociada (forma parte de) la decadencia del Estado expresada por el repliegue de su capacidad integradora (declinación de la seguridad social, predominio de la cultura elitista en sus centros de decisión, etc.), la degradación de la infraestructura y por un déficit fiscal crónico y en aumento que ha derivado en una deuda pública gigantesca. El FMI acaba de hacer un pronóstico aún más grave incluyendo períodos de crecimiento negativo.

Los organismos multilaterales, es decir, el Banco Mundial, el FMI, entre otros venían bombardeando a los medios de comunicación (que a su vez bombardeaban al planeta) con pronósticos optimistas basados en la supuesta fortaleza de la economía norteamericana; sostenían que no habría recesión y que lo peor podría ser un crecimiento bajo rápidamente desbordado por una nueva expansión; si ahora admiten la crisis es porque algo mucho peor está en el horizonte. De todos modos las malas noticias financieras, energéticas y militares no parecen aplacar los delirios mesiánicos de Washington.

Hay que decir acerca de ese “célebre” territorio que según el acucioso periodista, Ignacio Ramonet, en EEUU, “primera potencia económica del mundo”, existen 32 millones de personas cuya esperanza de vida es inferior a los 60 años, 43 millones carecen de asistencia médica, 46 millones viven por debajo del umbral de pobreza y 52 millones son aún analfabetos. Tras afirmar que los europeos y los estadounidenses gastan 13 mil millones de euros al año, sólo en perfumes.

EEUU mantiene una ofensiva desde el año 1823 a través de la doctrina Monroe, (y su subsiguiente “destino manifiesto” que se traduce en “un poder de policía internacional” erigido a comienzo del siglo XX, por Roosevelt), hoy más candente que nunca, por imponer la mundialización del capitalismo salvaje, por tanto, ataca a sus contrarios de manera inmisericorde. Gobierno como el de Venezuela, al igual que las democracias progresistas del hemisferio como las de Ecuador, Bolivia, Brasil, Argentina, Nicaragua, etc., (sin pasar por alto el bloqueo económico a Cuba y el golpe de estado contra Honduras, en fecha 28 de junio de 2009).

EE.UU. después de los atentados del 11 de septiembre de 2001, el Secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, definió una nueva doctrina militar para enfrentar al «terrorismo internacional». Modificó la estrategia de despliegue exterior, fundada en la existencia de enormes bases dotadas de numeroso personal. Y decidió reemplazar esas megas bases por un número mucho más elevado de Foreign Operating Location (FOL, Sitio Operacional Preposicionado) y de Cooperative Security Locations (CSL, Sitio Compartido de Seguridad) con poco personal militar pero equipado con tecnologías ultramodernas de detección.

Resultado: en poco tiempo, la cantidad de instalaciones militares estadounidenses en el extranjero se multiplicó, alcanzando la insólita suma de 865 bases de tipo FOL o CSL desplegadas en 46 países. Jamás en la historia, una potencia multiplicó de tal modo sus puestos militares de control para implantarse a través del planeta.

La Revolución Bolivariana se ve rodeada por nada menos que 13 bases estadounidenses, situadas en Colombia, Panamá, Aruba y Curazao, así como por los portaaviones y navíos de guerra de la IV Flota. El Presidente Barack Obama (premio nobel de la paz) parece haber dejado manos libres al Pentágono.

A estas agresiones del imperio, se añade el descabellado plan golpista de la infame derecha fascista y vende patria. En consecuencia y parafraseando al patriota y revolucionario José Félix Rivas: «No podemos optar entre vencer o morir, necesario es vencer»….

A estos sombríos panoramas, se le agrega otra realidad que también está amenazando toda forma de vida, debido al efecto dañino del creciente y cuantioso volumen de CO2 que se viene expulsando a la atmósfera; la población mundial, casi se ha duplicado desde 1970, aún seguimos creciendo a un ritmo de 80.000.000 de personas cada año. Esta noche, habrá 219.000 bocas más que alimentar en la mesa y muchas de ellas se encontrarán con los platos vacíos. Otras 219.000 se sumarán a nosotros mañana por la noche. En algún momento este crecimiento incesante comienza a ser demasiado para las capacidades de los agricultores y los límites de los recursos terrestres e hídricos del planeta.

Precisamente, este 19 de septiembre, el gobierno de China aprobó un plan propuesto por la Comisión Nacional de Reforma y Desarrollo que traza el programa general y los mayores objetivos hasta el 2020 para la protección del medio ambiente. Una reunión del Consejo de Estado celebrada en Beijing adoptó este documento, en el que China se compromete a reducir de 40 a 45 por ciento sus emisiones de carbón en 2020 y lograr para entonces que el 15 por ciento de su consumo nacional provenga de combustibles no fósiles. El aumento del área forestal en 40 millones de hectáreas y la aceleración de un mercado de permisos para las emisiones de carbón también aparecen en este proyecto, Asimismo refleja la necesidad de profundizar el intercambio y la cooperación internacional bajo el principio de «responsabilidades comunes, pero diferenciadas», el de equidad y el de respeto a las capacidades. La máxima dirigencia del gobierno chino llamó a todas sus instancias de provincias y de otros niveles a reconocer la urgencia y significación de enfrentar el cambio climático y dar prioridad a las acciones para mitigar su impacto.

Seguimos en estos análisis. Como contraste Venezuela cuenta con la reserva de petróleo más grande del mundo, estimadas en aproximados 315 mil millones de barriles de petróleo. También cuanta con importantes reservas de gas natural que se estiman en más de 200 billones de pies cúbicos

Finalmente hacemos referencia a la locura de las divisas o el melodrama de la chatarra del dólar. El investigador y escritor, Luis Brito García, denunció que 2004 y 2012, de las cien firmas más favorecidas con divisas preferenciales, el 45% estaba constituido por empresas de comunicaciones, servicios y transporte, que recibieron $ 5.514 millones (68,13% del total) mientras que las empresas de agricultura e industria venezolanas recibieron sólo $ 25.925 millones (31,78% del total). De las 15 empresas más favorecidas con divisas preferenciales, diez son transnacionales, o enclaves de transnacionales. Entre las cien más privilegiadas, 79,22% son firmas con capital accionario extranjero, y sólo 15, 64% son de capital nacional. ¿Deben las limitadas divisas obtenidas con la venta de un bien público como los hidrocarburos, auxiliar las importaciones del gran capital internacional? Subsidiar transnacionales y accionistas extranjeros no son nuestras primeras necesidades. La Polar y sus empresas afiliadas, tales como Provencesa, Cervecería Polar C.A. , Pepsi Cola de Venezuela y Alimentos Polar C.A. recibieron en conjunto $ 3.022.465.869, convirtiéndose así en el cuarto grupo empresarial en recibir más divisas en 9 años. ¿Es imperativo favorecer con tal subsidio a firmas vendedoras de licor y agua azucarada, que con su participación en el cierre patronal de 2002 cortaron el suministro de alimentos para forzar al pueblo a sublevarse por hambre?

En esta marejada es que estamos, y por ello los crimines de la derecha fascista, ya han asesinado 43 personas y los heridos llegan casi a un mil, sin considerar los daños materiales que son multimillonarios.

Sin dudas, hay que profundizar el socialismo y al mismo tiempo buscar mecanismos concientizadores para que estos locos criminales entiendan que el capitalismo salvaje está desfasado y el imperio se encuentra expirando.

¡¡¡Viviremos y Venceremos!!!