Miguel E. Canosa
El ambiente enrarecido que caracteriza a la actual sociedad argentina anunciaría el preludio de un vendaval político que amenaza a la población más vulnerable aunque ésta no lo perciba todavía por causa de las cortinas de desinformación y operaciones de distracción lanzadas desde los grupos económicos y sus medios de comunicación.
El bloque opositor conformado por banqueros, empresarios, sindicalistas, ONGs y medios privados están lanzando su peor campaña para quedarse con todo el poder antes del 10 de diciembre de 2015, fecha de cambio constitucional del gobierno.
La operación motorizada desde el Imperio mediante los Fondos Buitre y la justicia de NY junto al salvaje inflación generada por los empresarios formadores de precios con casa matriz en Europa y Estados Unidos, está conformando un escenario de zozobra y desestabilización que si bien el gobierno ha advertido, no parece ver en toda su magnitud, o aunque la perciba no estaría dispuesta a confrontarla o no tiene el conocimiento de cómo enfrentarla.
De esta forma, millones de personas dependen de la guía política de la presidenta argentina, Cristina Fernández, que sin tener el correcto asesoramiento de sus equipos económicos y políticos está dando una dura batalla contra poderosos intereses de la antipatria comparable a los días de lucha contra los empresarios agroganaderos y el poder económico en 2008: batalla perdida cuando aún estaba con vida el expresidente Néstor Kirchner, líder del grupo político que gobierna el país desde el año 2003.
La decadencia de los sectores políticos de derecha e izquierda especulan con la caída anticipada del gobierno para apropiarse de los trozos de sociedad que comienzan a desmembrarse ante una mezcla de impericia gubernamental y perversión capitalista que hunde a la mayor parte del pueblo argentino.
¿Esto se va al carajo?