Raúl Bracho
Déjenme hilar despacio para no meter la pata, que lo que quiero decir hace tiempo que lo tengo atragantado y no quiero equivocarme. Vamos por pasos. Es que tengo que empezar desde la constituyente y Chávez y hacerlo con excelente puntada.
Hugo Chávez llega al poder político por elecciones, desde hace 15 años el poder está en nuestras manos y por tanto, la oposición la conforman los que perdieron. Adecos, copeyanos y otros partidos de la cuarta, más los nuevos partidos creados desde el triunfo de aquel 1.998. Al hacer la constituyente para cambiar la constitución no se alteró en nada las forma democrática de elecciones por partidos, por tanto, siguieron siendo oposición los perdedores de siempre. Pero ¿Qué pasa con esta supuesta oposición? La llamada derecha que la conforma no acepta como fuerza democrática a quienes durante las últimas 17 elecciones han triunfado en Venezuela, para nada. Ellos ven a unos usurpadores castristas, comunistas, subversivos y cuanto epíteto se recuerden han usado desde entonces, para desacreditar a las organizaciones políticas de izquierda, jamás será para ellos el mismo mapa en el que vivían cuando el pacto de Punto Fijo. No son oposición, se arropan bajo ese nombre pero lo que son es golpistas y vendidos políticos al pentágono. Así que por eso nunca se han preocupado por jugar a la democracia sino que desde su supuesta condición de oposición su único objetivo es erradicar de raíz a los castrochavistas. Eso tengo que dejarlo claro. No son oposición democrática, son golpistas, no reconocen el poder de Nicolás Maduro, es un títere de Fidel y tienen que salir de el para siempre, para eso quieren el poder como sea, por elecciones o por golpe pero para fumigar Venezuela de punta a punta a plomo limpio de todo lo que huela a Chavismo, eso yo creo que debemos tenerlo muy claro.
La silla sigue vacía en la mesa de Miraflores, ellos no se sentarán allí sino a gobernar, no a hacer política con los demonios que tenemos el poder.
Entonces allí algo está mal. No nace tampoco una fuerza política capaz de reunir bajo un llamado democrático a quienes adversan a Nicolás y al chavismo, así que en pocas palabras, no puedo seguir pensando en oposición, eso oposición democrática que nunca nació, a estos mercenarios de la CIA que solo saben confabularse para destruirnos políticamente. El supuesto negado de que llegaran a ganar una elección, niega la alternativa de que nosotros pudiéramos participar en las siguientes elecciones. Eso es una verdad que debemos aprendernos de memoria. ¿Por qué llamarlos oposición? Llamémoslos por su nombre, son fascistas y golpistas encubiertos, todos.
Entonces una vez escrito esto creo que de forma clara, yo, que soy chavista, veo que está naciendo una oposición pensante, democrática, leal a la constitución y los principios republicanos en grupo y organizaciones dentro y fuera del PSUV y que normalmente se expresan en Aporrea, distintos escritores y la gente de Marea Socialista allí se expresan a diario y escriben críticas muy fuertes y severas. Un portal nada excluyente para disidentes, molestos y arrechos o leales y defensores de la revolución.
Entre quienes en Aporrea defiende la orden dada por Chávez de ser leales a Nicolás Maduro estoy yo, Raúl Bracho, que jamás he sido excluido o censurado en Aporrea, como leí hace poco escribir a un disidente. Es falso, yo jamás he sido censurado aquí.
Toda una discusión muy conflictiva se ha dado sobre quienes son críticos desde nuestra izquierda, entre ellos yo, con mi libre derecho a expresarme he respondido a escritos de estos grupos. Pero creo que solo la discusión dialéctica sobre sus posturas nos abre el camino a entenderlos como la verdadera oposición. Que escriban, que escriban todo sí que les quede nada por dentro, que hay un pueblo que igualmente piensa y sabe e interpreta lo que pasa y lo que se dice y que, a mi criterio, no son corderos ni entregados sumisos del gobierno sino hijos e hijas de Chávez, que son la mayoría y que son los que están echándole bolas a la patria, ellos, el pueblo, son quienes al final darán el poder a quien reconozcan como sus verdaderos líderes. Que escriban y que les respondamos todos y todas, eso se hace obligatorio.
Aunque muchos de estos escritores luego de dos cuartillas cayendo a leña a Nicolás Maduro y sus políticas, llamando a su gobierno de entreguista o reformista de pactar con la burguesía y un largo etcétera, terminas en las tres líneas del último párrafo escribiendo que de todos modos, a pesar de todo lo dicho, le siguen siendo fieles a Nicolás Maduro.
Admiro la claridad de quienes adversan a Nicolás Maduro al entender que sus posiciones confrontadas a sus políticas hacen el peor de los servicios si dividieran nuestras fuerzas, aunque sus palabras de cualquier forma, a mi criterio, han contribuido con la confusión y el desengaño que sistemáticamente pretende lograr sobre nuestra militancia exactamente el enemigo. Aun así, siguen las críticas y las distintas posturas apareciendo y yo pienso que hay que darle espacio, que hay que darles respuestas y solucionar las cosas, jamás la represión de la libre expresión sería una forma socialista ante estas tendencias.
Yo los veo como la verdadera oposición. Tienen todo lo que le falta a los de la otra oposición que ya describí como golpista. No están de acuerdo con Nicolás Maduro y lo escriben y lo razonan desde la idea de seguir la revolución según sus apreciaciones. En fin de cuentas esas apreciaciones deberían hacerse mayoría para poder imponer sus cambios. Yo soy de la mayoría de Nicolás Maduro, la que veo crecer a diario con su infatigable trabajo al que trato de entender y defender en vez de tirotearlo.
Pero bienvenida sea la oposición verdadera, esa es la que tanto pidió Chávez y que nunca nacerá desde los antros de los partidos fascistas. Es la oposición dialéctica gústenos o no nos guste. Ellos que asuman sus ideas y luchen por ellas, que las discutan con el pueblo y que generen sus propias fuerzas, dentro y fuera del PSUV, pero dentro de la carta magna y de la república.
Espero haber podido ser corto y claro en mis ideas. Quienes se sientan aludidos acepten mis respetos y mi disposición a no estar de acuerdo, derecho que tenemos como lectores. La oposición tiene su espacio.
Nicolás, sigue palante, trabajando y enfrentando el contrabando y fortaleciendo las misiones, que por allí es el camino escrito en el Plan de la Patria, avancemos siempre.
Con Chávez todo, sin Chávez nada.