Miguel Jaimes
Desde el fin de la Guerra Fría cuando se anunciaba en 1989 el derrumbe de la Cortina de Hierro, inmediatamente los Estados Unidos de Norteamérica se aliaron con la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) creada en 1948 por los “vencedores” de la II Guerra Mundial, —donde nunca estuvo la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (EX—URSS)— inmediatamente después de aquellos hechos que sorprendieron al mundo se iniciaba una estrategia internacional contra las naciones pertenecientes a la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) —fundada en Bagdad del 10 al 14 de septiembre de 1960 por el ilustre venezolano Juan Pablo Pérez Alfonso— un nuevo sistema de guerras con el único objetivo de apoderarse de las grandes reservas de la OPEP las cuales hoy suman el 85% del total de todo el petróleo existente sobre el planeta. De esas Venezuela es la dueña del 21% del crudo mundial.
Recordemos: después de la invasión a Panamá —22 de diciembre de 1989— y de la toma militar del emirato de Kuwait (2 de agosto de 1990) por parte del primer mandatario iraquí Sadan Husein (ambas naciones pertenecientes a la OPEP) documentos desclasificados dan cuenta de dos aspectos que definieron a partir de aquel momento la suerte del mundo. El primero sucedió en Panamá cuando tropas norteamericanas bombardearon durante tres días con sus noches los barrios San miguelito, Colon, Panamá viejo y El Chorrillo, sitios donde se encontraban instaladas las milicias pro Manuel Antonio Noriega, allí no quedó nada en pie, todo fue arrasado, ¿qué pasó? se probaron y ensayaron todo el nuevo tipo de armas modernas de las llamadas Convencionales.
Mientras el segundo episodio se definió en Irak meses después, exactamente el 2 de agosto de 1990 cuando Sadan Husein invade Kuwait para posteriormente el 28 de febrero de 1991 Estados Unidos de Norteamérica lanzaran su primer ensayo de guerra multinacional junto a la OTAN. Aquella fue una coalición conformada por 28 naciones incluida Argentina. Eran los días de los largos años del gobierno de George H. W. Bush quien junto a sus Generales Norman Schwarzkopf, Dick Cheney y Colin Powell llevaron adelante las operaciones militares: Contención y Santa María, eran los cuatro estrellas de El Pentágono quienes llevaron el horror de la guerra al Golfo Pérsico, donde de un primer plumazo asesinaron a 3.500 civiles iraquíes en la supuesta defensa de Kuwait.
En Panamá fueron tres horribles días de duro fuego sin descanso y en la segunda nación perteneciente a la zona del Golfo: Irak con una población de 32 millones de habitantes hasta ahora han causado la muerte del 5% de su población, más de 1.600.000 habitantes muertos.
Cuando el General Manuel Noriega dejó de servirles a los EE.UU. inmediatamente y sin descanso lo acusaron de terrorista y ser el peor narcotraficante de toda la región. A pesar que Noriega fue miembro de la CIA, armó y les dio hasta agua envasada con hielo más todo tipo de logística a los contras nicaragüenses.
Mientras EE.UU. nunca dijo nada de los crímenes cometidos por Indonesia —país ex OPEP— introducido en las lista de las naciones terrorista junto a Irak, Irán, Argelia y Libia, por esa presión Indonesia abandonó la OPEP para que actuaran en contra de Timor Oriental por espacio de 18 interminables años, entre los cuales la prensa internacional ocultó torturas, fusilamientos y desmembramientos de hambrientos desnutridos.
Panamá sirvió para hacer la prueba sobre el terreno a los nuevos aviones, helicópteros y misiles teledirigidos, a partir de esa vez cobraron cientos de vidas en contra de civiles inocentes sobre zonas extensamente pobladas donde quedaba el cuartel general de Noriega y toda esa zona quedó como las ciudades bombardeadas en Europa por los nazis cuando la Segunda Guerra mundial (1939—1945).
Sin dudas EE.UU. junto a la OTAN se han convertido en una plutocracia invasora, desesperada, fuertes, temibles, horrorosamente armados pero con una economía quebrada, pero vorazmente militarizados, hambrientos de petróleo, de eso que no quede dudas.
Las bases estadounidenses instaladas en muchos países están listas para hacer la guerra, eso no es nada nuevo. Estamos en presencia de una larga e interminable noche, una pesadilla real por el mayor proveedor de violencia mundial, aprestos a ir por más petróleo en cualquier lugar del planeta.
Los norteamericanos Demócratas y Republicanos son partidos políticos guerreristas. Capaces de utilizar la violencia para controlar militarmente la glorificación de recursos energéticos. Asistimos a la presencia de una clase militar despiadada y prospera en conflictos bélicos por petróleo.