Agencias

 

23 de agosto 2014.- Europa lanzó hoy al espacio dos satélites operacionales para su sistema propio de navegación Galileo que competirá con el GPS controlado por Estados Unidos, anunció la Agencia Espacial Europea (ESA).

 

Un cohete ruso Soyuz lanzado desde la Guayana francesa fue el encargado de poner en órbita los dos satélites destinados a formar parte de una red de 30 en total, que quedará desplegada y en pleno funcionamiento antes del final de la década, aunque parte del mismo comenzará a funcionar en 2015.

Los dos satélites operacionales se sumaron a otros cuatro de prueba lanzados en 2011 y 2012, que habían permitido ensayar el sistema antes de esta fase de despliegue.

Una decena de minutos después del lanzamiento, la tercera fase del cohete Soyuz se separó de su módulo superior Fregat, que a su vez encendió sus motores para dirigirse a la órbita estacionaria donde desplegó los dos satélites poco después de las 11 hora argentina, según imágenes transmitidas por la ESA.

Como lo hace actualmente el GPS que utilizan automovilistas en todo el mundo, Galileo permitirá a los usuarios en Tierra orientarse con precisión calculando en cada instante la distancia exacta entre un punto determinado y tres de los satélites del dispositivo.

Los 30 satélites de Galileo sincronizarán además un reloj atómico con una precisión de un segundo por cada 3 millones de años, sin la cual su tarea no sería posible.

«Con el GPS, se puede localizar un tren, con Galileo se puede saber en qué andén se encuentra», dijo Jean-Yves LeGall, presidente del Centro Nacional de Estudios Espaciales (CNES). Los europeos esperan que su impacto económico represente para Europa 90.000 millones de euros en los próximos 20 años.

Galileo ofrecerá cuatro tipos de servicios: uno abierto y gratuito, otro para prestaciones pagas más específicas y precisas, mientras que un tercero estará dedicado a la investigación científica y los servicios de socorro para las emergencias. El cuarto uso será estratégico, reservado a servicios públicos de los gobiernos, incluyendo la utilización militar.

El programa europeo fue iniciado en 1999, con la idea de poner fin al monopolio norteamericano de satélites de navegación.

Desde entonces, Galileo ha sido objeto de un debate entre los países que lo impulsan y los europeos atlantistas, encabezados por Gran Bretaña, que buscaron torpedear la iniciativa y consideran que Europa podía contentarse con recurrir al GPS suministrado por el aliado norteamericano. Alemania y Francia pregonizaron en cambio independizar a Europa de un sistema controlado por el Pentágono.

También hubo debate sobre la forma de financiar el proyecto de más de 5000 millones de euros con eventual participación privada. Finalmente, en 2007 se optó por un financiamiento 100% público.

También la fabricación de los satélites fue problemática. Inicialmente confiada a la empresa constructora alemana OHB, la fabricación se amplió luego a las europeas Thales y EADS.

Desde el lanzamiento del proyecto, Estados Unidos ha ejercido presiones contra la iniciativa europea asegurando que podía comprometer las operaciones futuras de la OTAN y perturbar el funcionamiento del GPS.

Un acuerdo alcanzado en 2004 garantizó finalmente la compatibilidad entre el GPS estadounidense gratuito, y el futuro Galileo europeo, que será pago en ciertos casos. Desarrollado inicialmente por el Pentágono para uso militar, el uso del GPS fue abierto posteriormente por Estados Unidos al público en general.

Además de Estados Unidos, Rusia dispone de su sistema de navegación Glonass y China anunció en 2011 la puesta en marcha de su propio dispositivo. Japón está desplegando su sistema QZSS e India tiene un proyecto, denominado INRSS.