Ya se venía anunciando una nueva arremetida golpista de la derecha, el periodista José Vicente Rangel lo denunció hace muchas semanas.

Sufrimos el Golpe militar, el Golpe petrolero, el financiero, el mediático que acompaña a todos esos golpes hasta ahora frenados con éxito por el gobierno, aunque sin mostrar detalles evidentes de los castigos pecuniarios y penales severos contra sus protagonistas y autores intelectuales; por ejemplo, del Golpe guarimbero, de reciente factura, que sólo en abril pasado dejó 12 muertos con niños incluidos no tenemos idea de tales sanciones.

Es un hecho que las compras de bienes necesarios y básicos no tienen horarios estáticos, rigen para las 24 horas de cada día. Lo que estamos presenciando y sufriendo ahorita mismo y a cada segundo es desde el año pasado toda una actividad subversiva o un claro Golpe Comercial protagonizado por toda la burguesía nacional pequeña, mediana y grande.

Carece de sentido la puntualización de Fulano, Zutano o Mengano por el tipo de comercio irregular e ilícito que ejerzan en nuestro país, ya que casi o más de 1/3 de la población venezolana y extranjera es coprotagonista de este Golpe Comercial. Es más, cada venezolano es un comerciante latente, así es este sistema.

No es un golpe político ni es de un partido político, ni de una alianza de varios partidos; no, se trata de un golpe que viene orquestando el propio sistema capitalista en la personalidad de sus agentes fabriles y comerciales. Su metabolismo sistémico y el recurso de mutaciones se lo permiten.

Las labores claramente subversivas de ese financiamiento de guarimbas y el de la mediática no pasan de ser las mamparas que viene escondiendo la reacción económica mediante manifestaciones comerciales que el liderazgo de la derecha obviamente ve como posible vía para retomar el poder político perdido desde hace 15 años.

Pero esos políticos no tienen responsabilidad directa, son sólo beneficiarios a mediano o largo plazo, en caso de que este Golpe Comercial tuviera éxito, lo cual damos por imposible ante la admirable y ya consolida actitud consciente que sigue guardando el pueblo mayoritario venezolano, al punto de no caer en las provocaciones comerciales que genera este tipo de golpe.

Por ejemplo, tenemos extranjeros con nacionalidad recibida por este Estado pendejo que son los primeros en practicar semejante golpe, pero no porque sean malos ciudadanos o personas, sino porque practican las perversas relaciones burguesas comerciales y fabriles. Por eso estamos luchando no contra personas, sino contra el sistema burgués propiamente dicho.

El acicate de los precios en alza, el acaparamiento, el ya crónico déficit de la oferta frente a la sobredemanda inducida por el Estado mediante una mejor distribución de la Renta petrolera que viene otorgando ingresos varios a los marginados de la 4ta. República, sumado a unos subsidios no muy bien administrados o mal implementados, todos esos beneficios que aplica el Estado brindan una excelente oportunidad para que el sistema y su burguesía, con apoyo de sus representantes políticos tradicionales, procedan en consecuencia.

Al comerciante que marca precios le ha bastado disparar los primeros acaparamientos en sus diferentes formas, depósitos ocultos de mercancías, reducción de la capacidad productiva disponible, reforzamiento de del contrabando comercial *¡y, sobre todo, libertad plena para ese comercio al menudeo que ha vendido incontrolablemente a quien toque primero las puertas de cada bodega, de cada quincalla, de cada supermercado, de cada fábrica.

Choferes transportistas, burócratas corruptos heredados de a 4ta. R., y una impunidad peligrosa para con los delincuentes de este Golpe Comercial nos revelan que se trata, tal vez, de la más peligrosa y eficiente de estas intentonas contrarrevolucionarias.

Es imposible impedirle a un comerciante que venda caro, que compre caro y revenda caro, sobre todo si no recibe sanciones severas de inmediato. Es imposible controlar unos supermercados que son visitados preferentemente por los consumidores opuestos al gobierno, porque ellos prefieren sufrir esa carestía ya que les alimenta su odio hacia el gobierno que les ha bajado el copete pequeñoburgués, y por eso se tornan colaboradores de este Golpe Comercial.

El Estado bien podría divulgar la lista expresa y televisada de los comerciantes golpistas, con nombres y apellidos, supuestamente privados de libertad; podríamos ver sus redadas de comerciantes que a diario y en paralelo todos los días ignoran la Ley, y sin embargo, las acciones golpistas seguirían su curso porque «no se le puede privar de dulce a los niños», no puede impedirse el libre comercio dentro del sistema burgués.

Creemos que este Golpe Comercial es una clara provocación para que el Estado dé el salto definitivo hacia el Socialismo. Por ejemplo, el Estado podría asumir e ir pensando en la distribución comercial de cabo a rabo como un Ministerio Comercial estatal, o sea, multiplicar en mucho los bicentenarios y minipedevales por todo el país.

* Las compras excesivas y repetidas diariamente podrían frenarse si se les pide a los compradores la presentación de los envases o envoltorios correspondientes.