Ramón Eduardo Azocar Añez
Alicia era bella, sí, más bien pequeña y delgada…
Punset (2013, p.277)
La única manera de entender la realidad es a través de la observación paciente y meticulosa que permita establecer los vínculos y nodos que hacen posible la acción y reacción y por ende los sucesos. Nada viene dado, todo es el producto de causas y efectos continuos que se transforman, estos efectos en el mejor de los casos, en nuevas causas, y así sucesivamente. Aunque otros epistemes echan por tierra esas causalidades, lo cierto es que anda por ahí, y se presenta como excusa en la nueva obra del divulgador científico español Eduardo Punset (1936), titulado “El Sueño de Alicia” (Barcelona, España, Editorial Destino, 2013). En este nuevo aporte, Punset relata, desde el personaje Alice (que significa verdad en griego), cómo el conocimiento científico y el cotidiano se dan la mano en la construcción del mundo de la vida. Por éste término, “mundo de la vida”, o “lebenswelt”, en alemán, creado por Edmund Husserl (filósofo austriaco, 1859-1938), se refiere a los actos culturales, sociales e individuales a los que nuestra vida no puede sobrepasar. En el caso de “El sueño de Alicia”, esta intención se ve desde un principio: “Os invito a entrar conmigo en la arqueología de las emociones, a romper juntos el silencio de lo que nos pasa por dentro, al menos en parte”.
La obra consta de veinte capítulos, incluido un epílogo y agradecimiento. Son 357 páginas de una relatoría amena, llena de anécdotas e historias que se van entretejiendo con los grandes descubrimientos científicos. La obra inicia con un preámbulo subtitulado “Carta de Alicia”, donde se dice: “Me llamo Alicia. Aunque en esta historia yo soy lo de menos. Sólo pretendo transmitiros el legado de personas sabias, de investigadores y científicos que han tenido la osadía de romper barreras, y descubrirnos nuevos conocimientos científicos que creíamos imposibles.”
Punset, y la relatora del texto Alicia, hace una especie de introducción en el futuro de la ciencia y de la vida, indagando, como se dijo ya, en la arqueología de las emociones que va a conformar a la humanidad en las próximas décadas. Alicia, es una chica brasileña que ha tenido una infancia muy dura en un entorno rural, aguantando ella y sus hermanos a un padre autoritario ante la indiferencia de su madre. Alicia, con una curiosidad que la supera, busca comprender el entorno que la rodea. Punset cuenta que ella, en un viaje, conoce a Luis, el Gran Sabio, un apasionado de la ciencia que le contagiara su pasión. Punset, se vale de Alicia y a los personajes que se cruzan en su camino, para ir recreando ese vínculo social y cultural que el conocimiento tiene desde la perspectiva científica. Sin duda es una historia que se vale del género narrativo, sin alterar lo formal de la información científica, permitiendo un ritmo de lectura agradable y rápido.
Hay un pasaje donde Alicia charla con María, un personaje atrevido, en el cual se da una visión osada acerca del la vida y las emociones: “En la adolescencia y mayoría de edad, la tristeza es el resultado de odiarse a sí mismo sin saberlo, y no la falta de cariño de los demás”. Punset utiliza las conversaciones de sus personajes, como lo hicieran los diálogos platónicos en su tiempo, para acercar al lector a diversos temas como la física y la sociología, relacionado con las emociones y la mente.
En una entrevista concedida al diario “El País”, de España, Punset explica, con la brevedad que caracteriza a un sabio, el sentido y angustia que se refleja, como mensaje, en “El sueño de Alicia”: “La gran sorpresa de este libro es poder abordar sin que nadie lo espere, o más bien en un mundo acostumbrado exactamente a lo contrario, el conocimiento y papel de las emociones , el predominio de la intuición y la enorme importancia de las redes sociales para la innovación. Hasta ahora resulta que cualquier cosa valía más que la emoción que en la sociedad industrial el cociente intelectual era lo primero que se calculaba para encontrar trabajo en lugar de la creatividad y que se hacía caso omiso de las redes sociales. Esto nos ha conducido a una situación en la que más del 50 % de los jóvenes están en paro y no se puede poner remedio a esta situación sin los grandes cambios que se vaticinan en el libro por boca de la protagonista Alicia o en el epílogo bajo el título Ten un camino blanco. Además del aprendizaje social y emocional, de la importancia de la intuición con relación al coeficiente intelectual, hemos descubierto hoy gracias a los trabajos del grupo de científicos encabezados por Walter Mischel lo que yo llamo la ventana del tiempo, es decir, el momento exacto para que fructifiquen estos conocimientos. Lo que no se entiende o explica entre los 4 y los 12 años, resulta que se es luego víctima del narcotráfico o del abandono disciplinar en la adolescencia…”
En una palabra, la obra de Punset, ejercitada en el plano narrativo, es, en opinión de él mismo, “… el primer intento de una síntesis en la que la vida y la ciencia se funden en la historia más emocionante. Hasta ahora habíamos tenido ejemplos tan válidos sobre las novelas históricas en las que el conocimiento extenso de la historia permitía obras de calidad en este campo. Debe ser la primera vez, no obstante, en la que se intenta mezclar la vida y la ciencia. La explosión de las emociones, de la intuición y de las redes sociales ha llevado y conllevará la multiplicidad de esos intentos…”