Miguel E. Canosa
Mientras el Estado terrorista de Israel bombardea a mansalva a civiles de los cuales un tercio son niños y niñas condenando tibiamente a este país forajido que genera crímenes de lesa humanidad como sufrieran sus antepasados en la europa de Hitler, en esta parte del globo terráqueo un gobierno (de Argentina) y sus aliados regionales enarbolan como «Causa Patriótica» una disputa económico-financiera relacionada con la deuda externa que esa Nación mantiene con acreedores privados de los cuales el 92.3 % han solucionado sus acreencias con el Estado argentino así como lo hicieron el FMI, el Club de París, REPSOL y algunas empresas transnacionales en el tribunal del CIADI.
La contienda patriótica se desarrolla con un sector minoritario de acreedores denominados «Fondos Buitre» (quienes representan el 1% del total), quedando pendiente el pago a el otro 6% restante.
Los buitres iniciaron un litigio en los tribunales de NY y éste les dió la razón, motivo por el cual el Estado argentino, de cumplirse la sentencia, debera abonar a los buitres unos 1480 millones de dólares.
Mientras en el este de Ucrania el gobierno fascista apoyado por los gobiernos de EEUU y la lacaya Unión Europea bombardean población civil, la fuerzas patrias argentinas convocan a reuniones épicas por la soberanía del país y contra intereses financieros que, según la presidenta Cristina Fernández afirmara, no disparan misiles sino «misiles financieros», en una triste comparación con los verdaderos misiles que masacran inocentes en Gaza, hecho al cual se ha referido una única vez durante la reunión de presidentes del MERCOSUR, el 29 de julio pasado.
Esta falta de solidaridad con la población palestina de Gaza y una poco creible sobreactuación de los «misiles financieros» contra la Argentina solo muestran la pobreza espiritual de un proyecto político que ha alzanzado su final político, ideológico y social, anclado en un ombliguismo decadente luego de haber negociado con todos los poderes con todos los acreedores a los que les pagó 190.000 millones de dólares y de los que ahora se victimiza y acusa de ser responsable de los males económicos de la Argentina, intentando además sacar rédito político de una situación que si bien su gobierno no generó (aunque los Kirchner negociaron con Menem en los 90s), si pagaron voluntariamente a las aves rapaces acreedoras esos 190.000 millones.
Una nueva «crisis» provocada por el gobierno en su «torpeza propia» se cierne sobre la población argentina, quien por suerte no recibe los bombardeos de Gaza o Donesk, pero si soporta las imbecilidades de su elite gobernante, rapaz, voraz y carroñera, que negoció con el salvaje capitalismo al que pertenece.