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El caso de la muerte del joven negro Michael Brown a manos de un policía en EEUU ha desencadenado numerosas protestas y manifestaciones que continúan este lunes. Imágenes Menores en las protestas 1 Foto Fotogalería El Ejército toma Ferguson 11 Fotos Disturbios raciales en Ferguson, Misuri Su muerte se equipara con casos como el de Trayvon Martin, en Florida, otro joven de raza negra que murió cuando un vigilante de barrio abrió fuego en su contra al considerar que era sospechoso, y también evocan a los disturbios raciales de los años 60 en Estados Unidos. Estas son las claves: ¿Quién era Michael Brown? Michael Brown era un joven afroamericano de 18 años que acababa de terminar el instituto y se estaba preparando para empezar sus estudios de técnico de aire acondicionado y montar su propio negocio. Familiares y amigos describen a Brown, que creció en un barrio difícil de Ferguson (Misuri), como un «gigante tranquilo y amable» de casi dos metros de altura y 130 kilos.

¿Cómo y cuándo ocurrió su muerte?

El pasado 9 de agosto Michael Brown falleció a manos de un policía, que le disparó seis veces, dos de ellas en la cabeza. La identidad del agente que le disparó, Darren Wilson, no fue revelado hasta seis días después. Darren es descrito, al igual que Brown, como una persona ‘tranquila y amable’ con seis años de antigüedad en el cuerpo y sin antecedentes disciplinarios. Todo ocurría en la localidad estadounidense de Ferguson en Misuri, Estados Unidos, una ciudad de 21.000 habitantes donde las dos terceras partes de la población son afroamericanas aunque los líderes políticos y las fuerzas de seguridad del estado son blancos. Las autoridades federales, locales y el FBI investigan por separado para esclarecer lo ocurrido.

¿Qué ocurrió?

Todavía no está claro lo que realmente sucedió, ya que hay declaraciones contradictorias. En torno al mediodía del sábado, Michael Brown volvía a casa con un amigo tras visitar una tienda. Durante el camino, tuvo un enfrentamiento con un policía. Según el Jefe de Policía del Condado de San Luis, Jon Belmar, Brown iba desarmado pero «agredió físicamente» al policía e intentó quitarle la pistola, sin éxito. Algunos testigos niegan ese relato y aseguran que el joven, al que su familia describe como tranquilo, tenía las manos en alto cuando el agente le disparó en repetidas ocasiones. Según la versión de Dorian Johnson, un amigo que acompañaba a Brown cuando se produjo el trágico suceso, ambos caminaban cuando el agente policial les ordenó que usaran la acera y no la carretera, lo que dio lugar una discusión. «No hicimos nada a nadie, ni llevábamos armas en absoluto, solo caminábamos y manteníamos una conversación», ha declarado a la prensa. La autopsia Al joven se le han realizado dos autopsias y hay una tercera pendiente. La autopsia llevada a cabo por petición de la familia muestra que Michael Brown recibió al menos seis impactos de bala, dos de ellos en la cabeza. Al menos uno de esos disparos fue realizado desde el vehículo policial, a más de 10,5 metros de la víctima. Aún no se ha revelado ningún dato de la segunda autopsia realizada por la Policía. El Departamento de Justicia ordenó el sábado 17 la realización de una nueva autopsia por parte de forenses independientes. Justifica su decisión por «las circunstancias extraordinarias que rodean el caso y a petición de la familia de Brown». Señaló que los funcionarios del Departamento de Justicia que trabajan en el caso también tendrán en cuenta el examen realizado por las autoridades estatales para su investigación.

¿Cuando y por qué empezaron las protestas?

Tras la muerte de Brown comenzaron los enfrentamientos diarios entre las fuerzas de seguridad y los manifestantes en Ferguson que salían a las calles para pedir justicia bajo los gritos de «Detengan a los policías asesinos» y «Sin justicia no hay paz». Al hecho de que el joven negro fuera disparado tras rendirse, se le suma la tardanza de la Policía en revelar el nombre del agente que mató a Brown, lo que contribuyó a la indignación de los vecinos de Ferguson. El primer día de la protesta violenta fue el 11 de agosto, 2 días después de la tragedia, cuando cientos de manifestantes se reunieron en las afueras de una estación de policía en el condado de St. Louis para exigir que se presenten cargos por homicidio contra el policía que mató a Michael Brown. Estos manifestantes fueron abatidos y dispersados con gases lagrimógenos por los agentes de seguridad. Lo confirmaba el jefe de la Policía, Thomas Jackson, que añadió que varias personas abrieron fuego en la zona y que «se envió a los agentes para hacer frente a las hostilidades». En esta manifestación, dos decenas de locales comerciales resultaron dañados en los disturbios ocurridos durante la noche, y dejaron un saldo de 32 arrestados y dos policías heridos. Se reabren las heridas Familiares y vecinos de Ferguson recuerdan el caso de Trayvon Martin, un adolescente afroamericano que falleció a los 17 años en Florida a manos de un vigilante voluntario que le disparó en 2012 y que fue absuelto del cargo de homicio. Un suceso que desató el debate racial en el país y que, ahora, con el fallecimiento del joven Brown, reabre nuevas heridas. La familia de Brown ha escogido el mismo abogado que en su día defendió a Martin, Benjamin Crump, quién criticó de inmediato el silencio de la policía al no querer revelar el nombre del agente que asesinó al adolescente en Ferguson. Un vídeo «incendiario» La Policía de Ferguson divulgó el día 15 de agosto documentos en los que el joven Michael Brown era considerado como «el principal sospechoso» de un robo a una tienda perpetrado momentos antes de fallecer. Según estos documentos, Brown agredió al dependiente de la tienda cuando este intentó detenerlo tras robar presuntamente una caja de cigarros, causa de que el Policía le tirotease. La policía local de Ferguson difunde un vídeo de seguridad que capta el momento de la agresión. Días más tarde el jefe de Policía Thomas Jackson desmintió que el agente se encontrara en la tienda con el jovenLa familia del joven se mostró «muy indignada» al conocer estos informes y declaró que: «No hay nada en los hechos policiales que pueda justificar su ejecución a manos de un policía cuando tenía las manos levantadas, la señal universal de rendición». Días más tarde el jefe de Policía Thomas Jackson desmintió que el agente se encontrara en la tienda con el joven y aseguró que «el robo no está relacionado con el contacto inicial entre el agente y Michael Brown». Asímismo aclaró que el agente de Policía que le disparó, Darren Wilson, dio el alto a Brown porque el joven estaba «caminando en medio de la calle y bloqueando el tráfico». El gobernador de Misuri, Jay Nixon, lamentó posteriormente que la policía local de Ferguson difundiera ese vídeo el mismo día en que se reveló la identidad del policía que disparó al joven, pues considera que tuvo un efecto «incendiario» y reavivó los disturbios raciales en la población. «Menoscabar la reputación de la víctima en medio de un proceso como éste no está bien», añadió Nixon. La reacción del Gobierno Tras la primera oleada de violencia en las calles por la muerte de Michael Brown, comienzan a llegar los mensajes pacíficos. El primero fue el de la propia familia del joven fallecido. Más tarde, el 14 de agosto se unía el presidente de Estados Unidos, Barack Obama a esta petición. Obama califica de «desgarradora» la muerte del joven y manda un mensaje de tranquilidad a los habitantes de Ferguson, que desde la muerte del joven se han manifestado a diario para exigir una investigación seria. «Es tiempo de sanar. Es tiempo para la calma y la paz en las calles de Ferguson». También Obama exige «un proceso transparente» para esclarecer el caso de Michael Brown y ordena directamente al fiscal general, Eric Holder, «que haga todo lo que sea necesario para ayudar a determinar exactamente qué pasó, para que podamos ver cómo se hace Justicia». Algunos defensores de los derechos de los negros consideran que Obama se expresó con tibieza y ven en él un presidente distanciado de la lucha por la igualdad racial. Toque de queda Las manifestaciones y protestas violentas no cesan. Su continuidad lleva al Gobernador de Missouri, Jay Nixon, a declarar la noche del sábado 16 y del domingo 17 el toque de queda en las calles de Ferguson y el Estado de Emergencia. «Este no es el silencio de la gente de Ferguson, de esta región ni de otras, sino que pretende contener a quienes están ahogando la voz de la gente con sus actos», afirmó Nixon. «Por la mañana esta comunidad se alzará con el sol para renovar su aspiración de justicia», ha añadido. Sin embargo los manifestantes no lo respetaron y se registraron de nuevo incidentes que se saldaron con un herido y siete detenidos. Los agentes dispararon gases lagrimógenos y pelotas de goma para dispersar a los manifestantes que lanzaron varios cócteles molotov. Y debido a la violencia en las calles, el Gobernador Nixon ordenó el envío de la Guardia Nacional estatal para «ayudar a restaurar la paz y el orden» y «proteger» a los ciudadanos de Ferguson tras las últimas protestas. Se recrudecen los disturbios El despliegue de la Guardia Nacional, la milicia estatal que suele movilizarse en catástrofes naturales y también para afrontar situaciones de desorden público, no logra apaciguar la tensión en Ferguson, que el lunes 18 de agosto vive una de las noches de disturbios más duras desde el comienzo de las protestas raciales hace algo más de una semana. Una manifestación pacífica por la tarde terminó en otra noche de caos. Centenares de manifestantes volvieron a ocupar la Avenida West Florissant de Ferguson, epicentro de las protestas. La tensión estalló a partir de las 22.00 hora local, cuando la Policía comenzó a avisar a los manifestantes de que debían despejar la calle si no querían ser arrestados, después de que varias personas lanzaran cócteles molotov, botellas y otros objetos contra los agentes. Según el informe policial, los agentes actuaron bajo un «intenso tiroteo» en el que ellos no tomaron parte y actuaron «con moderación y calma»Casi dos horas después, junto antes de la medianoche, los agentes empezaron a avanzar hacia los manifestantes, alertando de que el área dejaba de ser segura, que la gente debía volver a sus casas y los periodistas debían salir de la zona de las protestas. La mayoría de los manifestantes atendieron la orden, aunque un grupo reducido de personas —menos de cien— se resistió. Los manifestantes usaron el fuego para evitar el avance de la policía y al menos un edificio estuvo en llamas. Según el informe policial, los agentes actuaron bajo un «intenso tiroteo» en el que ellos no tomaron parte y actuaron «con moderación y calma». El capitán Ron Johnson informó a primera hora del martes que un total de 31 personas fueron detenidas, cuatro policías resultaron heridos por el impacto de piedras y botellas y al menos dos personas recibieron heridas de bala. «Los manifestantes pacíficos no son el enemigo, ellos no. Pero dos personas han tenido que ser trasladas a un hospital y quienes les dispararon no eran agentes», explicó Ron Johnson. La situación de Ferguson ha obligado al cierre de escuelas en esta pequeña ciudad cercana a Saint Louis durante el resto de la semana como medida de precaución. La Administración Federal de Aviación (FAA) ha extendido las restricciones de vuelo sobre Ferguson —no a menos de 3.000 pies de altura— hasta el día 25 de este mes. Periodistas detenidos La Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) ha denunciado las detenciones, amenazas y obstrucción a la cobertura periodística por parte de las autoridades policiales en Ferguson. Durante las protestas del 13 de agosto, los periodistas Wesley Lowery, del Washington Post, y Ryan J. Reilly, del Huffington Post, fueron detenidos, traslados a un centro policial y encarcelados durante unos 15 minutos. Lowery, quien logró grabar el incidente difundido en el Washington Post, fue invitado a suspender la grabación y empujado con violencia. Luego fueron puestos en libertad sin que se le formularan cargos. Otros tres periodistas fueron detenidos el domingo en la noche por la policía cuando intentaban recabar información sobre los enfrentamientos violentos: Robert Klemko, de la revista Sports Illustrated; Neil Munshi, reportero del diario Financial Times en Chicago y Rob Crilly, corresponsal extranjero del periódico Telegraph. En la noche del lunes al martes, el fotógrafo de Getty Images Scott Olson fue detenido y puesto en libertad poco después sin que hayan trascendido los motivos. En las manifestaciones pudieron verse varios observadores de Amnistía Internacional.