Gaspar Velásquez Morillo
Agotada la Mesa de la Unidad Democrática como alfil de la oligarquía y del Imperio, esta instancia partidista viene en rodada después de estar en la cima de la vocería y del accionar de la oposición y del Imperio, más que por su propia capacidad, fue por la insuflada que le dieron los medios de comunicación de dicha oligarquía.
La respiración de la MUD no es natural, la ventilación es mecánica y será cuestión de días que se auto decrete su existencia o no; desde adentro rezan porque así sea y otros porque no; como también es del interés de sectores radicales oligárquicos partidistas quienes esperan con ansia, con alevosía, saña y placer el fallecimiento de la MUD para con cara de ocasión darle su respectivo y luctuoso Q.E.P.D. en consecuencia, plantear abierta y públicamente que ellos y ellas que representan el radicalismo burgués proimperialista si son la opción.
La contradicción esencial entre la MUD y sectores radicales de la ultraderecha, es cuestión de forma porque el propósito es el mismo: salir por cualquier vía del gobierno de Nicolás Maduro y la defenestración de la Revolución Socialista Bolivariana. Y agregan, palabras más palabras menos, que del pueblo se encargan la Fuerza Armada y organismos policiales que pasaran a su mando.
El escenario opositor quedó sólo, las cortinas roídas, las butacas están vacías y en el movimiento de piezas contrarrevolucionarias, el Imperio y la oligarquía, estiman que tienen que asumir la vocería opositora -mientras remiendan el capote- deben ser y son: los gremios, sindicatos, los distintos espacios sociales que dirigen o tienen influencia, así como las personalidades afines; sobre las y los estudiantes, éste sector está afectado por los porcentajes desmesurados de los costos por semestres en las universidades privadas y no se sabe si contaran con las y los estudiantes para futuras contiendas de calle, lo cierto es, que el propósito oligárquico imperial es no permitir que desmaye el efecto o los efectos de los mensajes venenosos, alevosos, contra el gobierno, alegan como pueden que no es promisor para el futuro de Venezuela -o de la Venezuela que las y los oligarcas por el destino manifiesto se creen las y los genuinos herederos y conductores-.
La oligarquía y el Imperio aún tienen infiltradas instancias organizativas sociales –e inclusive populares- pero tiene que instruirle su aparición pública gradual, de lo contrario, se quedaran sin mensajes que aliente la resistencia en sus propias filas contra la Revolución Bolivariana.