Carlos Luna Arvelo
El DRAE define genocidio como “Exterminio o eliminación sistemática de un grupo social por motivo de raza, de etnia, de religión, de política o de nacionalidad”.
El Ejército Sionista de Israel viene aplicando desde hace años políticas de genocidio contra el pueblo palestino; están por cumplirse 6 años de la Operación “Plomo Fundido” que después de 23 días dejó como saldo 1.414 palestinos asesinados (30% de ellos niños, 14% entre mujeres y ancianos).
Actualmente Israel ha puesto en marcha la Operación militar Margen Protector contra la franja de Gaza, operación que después de 20 días ya suma más de 1.050 muertos, siendo entre ellos alto el porcentaje de niños, mujeres y ancianos. A lo que se suma la destrucción de la infraestructura, inmuebles y viviendas en Gaza, incluyendo escuelas y hospitales objetos de bombardeos.
La barbarie que aplica Israel contra el pueblo palestino actualmente contrasta con la historia de los judíos como un pueblo víctima de la marginación y opresión en el pasado.
Desde la creación formal del Estado sionista de Israel (1948) en Medio Oriente ha sido común la aplicación de políticas genocidas dirigidas a exterminar al pueblo Palestino a los fines de apropiarse del territorio que históricamente ocupa dicho pueblo.
Actualmente el genocidio que aplica Israel se encubre bajo la figura de un conflicto bélico, guerra, entre el Ejército de Israel y organizaciones políticas de la resistencia palestina, específicamente Hamás.
En nombre del supuesto derecho a la defensa, que no es otra cosa que el derecho a someter y expulsar a los palestinos que históricamente han ocupado el territorio por generaciones han ocupado sus antecesores, Israel masacra a una población civil desarmada que parece condena a ser extinguida mientras los intereses del dúo que conforman EE UU e Israel parecen prevalecer por encima del derecho a la existencia del pueblo palestino y a los derechos históricos a usurpar su territorio.
No es una guerra es un genocidio que el mundo está obligado a detener. La conciencia de la Humanidad no puede permanecer impasible mientras en Gaza siguen muriendo niños, niñas, mujeres, ancianos y ancianas víctimas del Ejército sionista de Israel y de las políticas que sistemáticamente este país, con pleno apoyo de los Estados Unidos, aplica contra los palestinos y los pueblos árabes en el Medio Oriente.